Varado [Taekook]

Parte 24

Bueno, Jungkook podía confirmar que las preocupaciones no se podían apagar como si fueran una película. La astilla seguía ahí en su cabeza, enterrándose cada vez más profundo. Sin embargo, para bien o para mal, en lo que llevaba de vida, Jeon Jungkook ya había mandado a la mierda a amigos, parejas, maestros, trabajos, familiares, hasta a él mismo. Mandar a la mierda sus tontas preocupaciones era algo que podía hacer, y podía precisamente porque todo él reunía los ingredientes necesarios: No tenía paciencia, no le gustaba pensar en cosas complicadas, estaba enamorado... por primera vez.

Así, lo último que Jungkook quería era perder el tiempo con pensamientos tontos. Al fin y al cabo, lo que debía pasar, iría a pasar de todos modos, eso no era algo que él pudiera controlar, pero lo que sí podía controlar eran sus acciones en el presente.

Y él adoraba sus acciones en el presente.

—Más —pidió Taehyung, frotando su nariz contra la de él. Jungkook no pudo contener la sonrisa y le acarició el rostro para luego volver a juntar sus labios. El clima estaba un poco frío ese día, así que estaban acurrucados entre las mantas, compartiendo besos mientras se daban calor mutuamente.

Así llevaban todo el bendito día.

Hasta ahora, a Taehyung le parecía sorprendente que Jungkook, quien siempre marcaba la línea, no hubiera dicho nada, todo lo contrario, él estaba cumpliéndole sus caprichos sin reclamar. De hecho, por más increíble que sonara, últimamente era así, ya ni siquiera lo regañaba tanto, solo cuando en realidad se lo ganaba, porque no lo niega, le gustaba molestarlo. Sin embargo, ciertamente Jungkook ya no se enojaba demasiado.

Taehyung aún intentaba descifrar qué le pasaba, aunque no creía que fuera algo malo, ya que esa tensión que solía rodearlo ya no estaba. Se le veía un poco más alegre, y eso a Taehyung le gustaba, porque así podía pedirle besos, besos y más besos, porque sí, Taehyung podía ser un tigre jodidamente intimidante, incluso como humano, su mirada podía hacerte cuestionar toda tu existencia, pero cuando se trataba de conseguir su sesión de besos y mimos de Jungkook, él podía ser su «gatito», como le gustaba llamarlo.

Al caer la noche, Taehyung se dedicó a mirar a Jungkook dormir profundamente sobre él. Así había estado por horas, pero no quería moverse porque Jungkook se veía demasiado bonito. No obstante, acabó entumeciéndose y no tuvo de otra. Lo movió con cuidado, aun sabiendo que, aunque lo zarandeara como muñeco, el chico no se despertaría.

Terminó de arroparlo con mantas y le dejó un beso en la nariz. Se deshizo de su ropa y caminó al exterior. La oscura noche lo saludó. Sus fosas nasales se ensancharon, inhalando profundamente. El oxígeno fresco estimuló sus sentidos, sus ojos brillaron y entonces adoptó su forma animal. Empezó a correr. La noche era su hora.

Llegó hasta las orillas de la playa y regresó a su piel humana. Se sentó sobre la arena y se permitió poner una mala cara. No era que no estuviera feliz después de haber sido mimado todo el día, lo estaba, él en verdad era un completo fan de los besos de Jungkook, y es que tenían una dulzura y suavidad que los hacía completamente adictivos, siempre lo hacían sentir tan bien.

«¿Pero mis besos también hacen sentir bien a Jungkook?», fue la duda que se plantó en él desde que, hace unos días, notó que cuando era él quien daba los besos, Jungkook acababa tapizado con chupetones y mordidas por todo el cuerpo. Realmente, no era como si lo hiciera a propósito, simplemente tocaba a Jungkook y sentía que necesitaba más...

Él era tan diferente a Jungkook. Jungkook sí sabía cómo y dónde tocarlo, siempre. Sin pasarse, sin ir demasiado rápido, sin perder la concentración. Era simplemente perfecto.

Suspiró y dejó caer su cabeza al frente. Se quedó un momento mirando sus propias manos, cuando una idea, algo vergonzosa, cruzó su mente.

Volteó a todos lados a su alrededor, asegurándose de estar solo. Con la cara enrojecida, se llevó el dorso de la mano a sus labios y cerró los ojos, visualizando la cara de Jungkook.