La estación otoñal ya había llegado, los vientos soplaban con más fuerza, la sensación de frío se sentía en el aire. Hojas de arce caían con un color anaranjado y amarillento, ensuciando parte de las calles del pueblo.
Pero en el bosque parecía haber un camino hermoso el cual se había decorado con aquellas hojas, se les veía caer lentamente, muchas se iban volando con la fuerza de la brisa que se transmitía entre aquella naturaleza.
Muchos animales se veían con más regularidad en busca de alimento que llevaban a sus madrigueras para cuando llegase el invierno.
Una pequeña ardilla ahora estaba obteniendo una buena cantidad de nueces, que le brindaba aquel ser oscuro del bosque, puestas en la palma de su mano.
El pequeño roedor se acerco y se poso encima de esta, colocando las nueces dentro de su boca, antes de irse, recibió una pequeña caricia en su cabeza del ajeno, después se marcho, agradecida de aquel ser.
Ya habían pasado varios días desde el ultimo evento ocurrido. La Bestia miraba con tranquilidad todo aquel alrededor suyo, la estación otoñal era una señal de que las hojas de los árboles muy pronto cubrirían cada parte del bosque y se secarían totalmente a la hora de la llegada del invierno, lo cuál le daría menores lugares en donde poder esconderse de los demás y de la luz misma.
Pero aún no era tiempo de preocuparse por que llegara la ultima estación del año, por ahora podía aprovechar de disfrutar el bello paisaje que dejaba la estación actual.
El ambiente se pintaba de colores anaranjados, que se acoplaban muy bien a un atardecer, era una buena estación de la cual podía admirar de buena manera al igual que las demás.
Podía ver como los animales se esforzaban en llevar comida para guardar en sus hogares para la época del frío.
Disfrutaba de ver aquella naturaleza, y a los seres vivos actuar en ella. Tomar el papel de ser un guardián del bosque era algo que le agradaba.
Al igual que esa tranquilidad que le brindaba a veces el espacio donde estaba, la naturaleza podía brindarle tantos beneficios que era imposible no quererla aún más.
Pero siempre habría estado solo, nunca antes habría tenido a nadie más a su lado. Había vivido años en soledad dentro de ese bosque, sin ninguna criatura igual a él, nadie similar, solo podía comunicarse con los animales, pero ¿ellos qué podrían entender realmente?
Pensó que seria así siempre, y esforzarse en conseguir a alguien en compañía no era un asunto trivial para él, esperaba que las cosas siguieran a como estaban, pero lo inesperado había sucedido...
Después de varios y largos días, ese joven cazador recurría a verle de ves en cuando, las conversaciones eran iniciadas por el chico casi siempre en mayoría, hablando de algún tema u otro, y preguntándole cualquier cosa que se le ocurriera, algunas eran preguntas extrañas a veces...
Pero las visitas no duraban mucho, podía observar que en las mañanas el chico iba a revisar las trampas y a conseguir las presas de ciervo que se llevaba en una carreta a quien sabe donde, suponía que se iba a entregar esos animales al jefe del chico del que ya había mencionado antes.
No entendía que clase de deuda tenia con ese tipo, pero sí dijo que le debía mucho, entonces habría de ser algo grande que no se pagaría de la noche a la mañana.
Como fuera, no era asunto suyo, él tenia sus propios problemas que resolver.
Comenzó a caminar nuevamente entre los arboles como hacia siempre, recorriendo en silencio aquel enorme y bello lugar.
Se podían escuchar a las hojas y ramas crujir bajo sus pies, mientras que el viento hacia ondear a las que se encontraban aun en la copa de los arboles, proporcionándole la sombra que necesitaba.
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El Espíritu En El Bosque
Fanfiction✎ Cuando Wirt, el cazador del pueblo descubre que hay una criatura extraña viviendo en el bosque, decide indagar en el asunto, lo que lo llevará a descubrir algunos secretos de este ser, pero deberá mantener oculto su descubrimiento de los demás, y...