El Espíritu En El Bosque

Grandes cuestiones.

Han pasado al menos unas horas ahora. Wirt estaba acostado en una cama de madera, dentro de una pequeña habitación oscura y con pocas pertenencias, acompañado solo de un médico.

El aire olía a medicina y otras hierbas, y la luz entraba por la ventana, dando un brillo tenue a toda la escena. El silencio solo era roto de vez en cuando por el sonido de alguien moviéndose fuera de la habitación, sonido que seguramente era provocando por alguien del personal, o algún paciente más.

Había llegado unos momentos atrás, al único local médico del pueblo, en donde se le atendió cuidadosamente sus heridas. El costado de su espalda se veía mejor que antes, cerrando la herida con puntos de sutura, por otro lado, su cuerpo también se presentsba con algunas vendas entre los brazos y las piernas.

Era afortunado de que sus heridas no fueran peores, considerando la altura desde la que cayó, y de la profundidad de la herida; sin embargo, aún estaba débil y sufría mucho dolor por la fuerza del impacto y la profundidad del corte.

Mientras el médico lo examinaba en los últimos detalles, anotando unos apuntes sobre unas hojas puestas en una pequeña tabla, Wirt se quejó suavemente y trató de moverse, pero el dolor en su cuerpo punzó por todos lados.

—Estarás bien, joven.— Dijo el médico con amabilidad. —Tus heridas no son tan graves, pero necesitan tiempo para sanar. Debes mantenerte en reposo y evitar movimientos bruscos para no agrandar la herida.-

El cazador le cuestionó —¿Por cuánto tiempo debo reposar?—

—Todo el tiempo que sea necesario para que tus heridas sanen por completo, — Respondió con una sonrisa amable. —No intentes apresurar el proceso, eso solo prolongará tu sufrimiento. Deja que tu cuerpo se cure a su propio ritmo y no intentes ser valiente.-

Wirt solo asintió, aunque no conforme con la recomendación del médico. Algo que odiaba, era sentirse incapaz de hacer alguna actividad por cuenta propia, y peor, en un estado en el que parecía un enfermo. Su expresión se frunció ligeramente, con la mirada puesta a un lado de la habitación.

El médico notó la mirada frustrada de él, y aclaró su garganta para hablar. —Entiendo que no desees reposar, pero es realmente importante que lo hagas.— Dijo con firmeza. —Por cierto, ya he enviado una carta a tu amiga Beatriz, para que venga a buscarte y te lleve a casa. Mientras tanto, te haré un ungüento especial para las heridas.-

—Comprendo, muchas gracias, doc…— Después de que Wirt agradece al hombre, este sale de la habitación. Él cede finalmente a la cama, más frustrado que antes, soltando un suspiro pesado en el momento.

Miro hacia el techo sin ánimos, con su vista agotada, soportando los dolores que le venían al cuerpo. En su mente surgió el pensamiento de...como se podría encontrar ahora cierto ser de oscuridad, preocupado de saber si pudo haber curado sus heridas, tal y como había afirmado la última vez que lo vio.

—Espero te encuentres bien…— Soltó sus palabras muy apenas en un susurro, mientras cerraba sus ojos.

Segundos después, escucha que la puerta de su habitación es abierta lentamente, entrando al interior, la joven Beatriz, que demostró una expresión preocupada en su rostro.

—Wirt…— Dijo con voz cálida, acercándose a la cama. —Santo cielo… Soltó en una voz ahogada en sorpresa. —El médico me ha contado lo que sucedió. ¿Cómo te encuentras?—

Wirt intentó incorporarse un poco, pero el dolor lo detuvo. —Estoy… bien, — respondió con una sonrisa débil. —Agradezco que hayas venido.—

—Para eso estoy~…— Sonrió dulcemente, luego la puerta vuelve a ser abierta, entrando a la habitación el mismo médico de antes.