Escarbando la verdad.

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Hoy daremos un pequeño vistazo al pasado.
 
Parece que hay un ruido de voces alrededor, las calles se han llenado de un bullicio de personas rondando por los lares de aquel lugar pequeño y simple.
 
En la aldea circula una repetida noticia, pues parece ser que algo ha atraído la atención de algunos habitantes, un rumor de una supuesta criatura misteriosa viviendo en el bosque.
 
Los lugareños, atraídos por la curiosidad se cuestionan “¿de dónde ha surgido tal rumor?”, pues aclaremos, resulta ser que un hombre ya adulto, ha ido casi al centro de la aldea y por algunos rincones más, a exclamar en las calles con pánico, unas palabras que repetiría en todo momento:
 
-¡Escúchenme todos! ¡La Bestia nos asecha desde el bosque! ¡Hay que hacer algo para detenerlo!- La voz de aquel hombre que gritaba entre las calles, se oía a gran distancia, por lo que era la razón de que mucha gente de la aldea se fijará en ver de quién se trataba.
 
El escándalo era tan grande, y había sido duradero, pero más de uno ahí, a pesar de tener claro el rumor que este hombre propagaba, sabían que algo no iba bien con él en su mente.
 
Muchos osaban burlarse de su comportamiento lunático, pero aquellos que guardaban silencio, solo podían sentir lastima por aquel que había perdido algo de su cordura, tras uu asunto trágico reciente...
 

 
Hemos vuelto al presente.
 
Comienza un nuevo día, y parece ser que en la mañana de hoy hay algo diferente…
 
Despertar no le ha costado nada, y siente que acaba de levantarse de unas buenas horas de sueño merecidas.
 
Se coloca su calzado, y sale de su habitación para baja las escaleras apresuradamente hacía la cocina, preparándose un buen desayuno, que con total alegría come.
 
Cierto joven de cabellos castaños parecía más feliz de lo usual, ¿qué lo tenía así específicamente este día? No es que el clima le diera un mejor animo, o fuera por arte de magia, solo en esa ocasión, se sentía con más ánimos de lo usual.
 
La expresión de Wirt en todo momento se mantuvo tranquila, pero sus acciones delataban un poco su ligera alegría. Rápidamente termino de hacer su clásica rutina, para así salir a ver las trampas que dejo en el interior del bosque, que recordemos, él había dejado para capturar animales, y después cazarlos afuera del territorio.
 
Ya esto lo consideraría parte de su nueva rutina, pues bien debía apegarse a las condiciones del trato que tenía con la Bestia en el bosque.
 
“No matar dentro del territorio”, y lo tenía claro. Ahora mismo, revisando las trampas se dio cuenta de que había logrado atrapa más presas para aquel día. Feliz por el resultado, solo debía de reunir todos los cuerpos de los ciervos sobre la carreta en donde los movilizaba por cuenta propia.
 
Resulta sorpresivo, que aunque su cuerpo luzca delgado, continúa una buena resistencia y fuerza para poder llevar por su cuenta la carreta donde cargaba todo, a pie y directamente a la mansión de Quincy, el hombre a quien servía desde hace ya bastantes años.
 
Hasta ahora el día parece tener aún la misma tranquilidad de siempre, dedicándose a llevar lo que corresponde, al hombre para quien servía hace mucho. La bienvenida nunca era buena y hoy tampoco lo sería, siendo el último en entregar el cargamento como siempre, y visto como una mosca por los demás, ya eso no era tan relevante para él, solo era cuestión de soportar eso, con tal de llevar una moneda en su bolsillo.
 
Ya hecha la entrega, y con la idea de volver a su hogar, llevo la carreta en la dirección de regreso al camino que lleva hacia su hogar, sin embargó, recordó que en aquella semana aún no habría ido a verificar sí el leñador seguiría en la misma labor de investigar las pistas falsas que le había dejado.
 
Para confirmarlo, simplemente decidió que sería buena idea ir a con él un momento. Fue entonces que de camino decidí ir a dejar su apoyo de cargamento a las afueras de la vivienda del leñador, justo en aquel ambiente solitario que solo era invadido por la brisa fresca del clima, y el penumbroso ambiente pesado del lugar.
 
Toco a la puerta de la cabaña de aquel hombre que viste siempre en tonos oscuros, la puerta es abierta, y la figura del mayor se asoma a recibirle.
 
-Tú de nuevo, chico, es bueno verte. Entra rápido, hace un frío espantoso aquí afuera.- Le exclamo el leñador.
 
-Sí, claro señor.- Le dio un leve asentir, e ingreso al interior de la cabaña, para ver como se le cerraba la puerta a sus espaldas. -Espero y se encuentre bien, con este clima, es fácil poder contraer un resfriado.- Bromeo un poco el castaño.
 
-Ni que lo digas, he tenido que sacar mis viejos abrigos para esta época del año, el otoño siempre viene con vientos fuertes y helados, antes de la llegada del invierno.-
 
-Tiene razón.- Responde nuevamente el joven. -Y bien, ¿tiene algo nuevo para comentarme?-
 
-Temo que no mucho, mi estimado.- Soltó un suspiro el de sombrero largo.- Asisto siempre cada día y a cada hora a los mismos lugares que tú me has dicho y recomendado ir, pero hasta ahora, solo un mísero mapache es lo mejor que he podido hallar por esos rumbos.-
 
-Ya existirá un mejor momento, leñador…- Le animó Wirt al hombre mayor a él.- Yo de momento tampoco es que puedo aportar tanto, tan solo una cosa, fue ayer por la tarde que de camino a mi hogar, oí un extraño ruido entre los árboles, la Bestia seguramente ande cercas, tengo esa sospecha.-
 
-¿Cómo estás seguro que no habrá sido un animal? Entre tantos engaños como esos, no hemos conseguido avanzar nada.- Bufo un poco el hombre.
 
-Sea un engaño o no, no hay que dejar atrás ni un pequeño detalle, tal vez lo menos insignificante resulte ser la mejor pista para ambos.- Aventóun poco el pecho al frente, mientras dejaba caer su puño sobre si mismo, mostrando aquel gesto de determinación.
 
-Hm, tienes razón chico…- Ya ligeramente animado, le sonrió un poco, como si sus palabras le dieran algo de aliento.
 
-Hehe, gracias. -Sonríe de forma amable a él, y en un ligero mover de su cuerpo, se disponía a irse.- Ya que no tenemos mucho que hablar por hoy, supongo que podré irme  nos vemos, leñador.-
 
-¡Espera!- El hombre exclamo para detener al otro, sorprendiéndole incluso su repentino llamado.- Hey…joven Wirt, tengo que decírselo, en serio le agradezco todo lo que ha hecho para ayudarme, no sabe cuanto le aprecio eso.-
 
-¿…? ¿Ah sí?- Ya le había dado la espalda, sin embargo habría vuelto a girar el frente de su cuerpo hacía él para verlo. Su rostro expresando una ligera sorpresa.
 
-Sí, es verdad. -Sonrió ligeramente, de una forma débil – Toda la gente del pueblo, no me ha tomado en serio nunca, es usted el único que hasta ahora ha escuchado mi voz desesperada en lamento.-
 
-Oh…- Por alguna razón, sus palabras le hacen sentir un poco herido y culpable, tomando en cuenta que lo que realmente ha hecho hasta el momento, son solo darle pistas falsas. Sin embargo, el actuar de aquel le carcome en una duda grande.- Sí me permite, señor…cuestionarle el ¿por qué está haciendo todo esto? Su asunto con la Bestia, no lo entiendo, ¿cree qué pueda explicármelo?-
 
-Bueno, supongo que hasta este punto, ya es válido que sepas la verdad detrás de todo.- El hombre acomoda su postura, y camina hacía una de las sillas que hay a cercanía de ellos.
 
Cuando él toma asiento, Wirt se acerca también a tomar lugar, pues ya empezaba a suponer que se trataba de un relato largo.
 
Y llego el momento de que el de traje oscuro, confesara ahora su verdad.- Hace algunos años, yo había tenido una hija, a quien cuide tras la muerte de mi esposa. Ella solía acompañarme siempre a ir a cortar leña, y solía ayudarme en mi labor, pero nunca le permití ir sola, en esa época solía verse rondar muchos lobos por la zona, y no quería que se arriesgara a toparse con uno, por eso yo siempre solía acompañarla a donde fuera para que no tomará riesgos.-
 
-Pero nunca me imagine que un día ella iría a actuar por su cuenta, y se adentraría a ese bosque.- Expreso por último el hombre, ahora con una notoria expresión de tristeza en su rostro.- Mi hija, mi pequeña niña…en ese mismo día me di cuenta que había sido asesinada a manos de aquella criatura.-
 
La revelación le dejo un enorme impacto en el corazón del joven con ojos marrones, quien después de oírle en sus últimas palabras, asimilo la sensación al como sí recibiera directamente un golpe a la cabeza.
 
-¿Q-Qué cosa?- Su confusión y sorpresa se da en claro con su voz entonada pasmada.
 
-Tal y como lo escucho. Ese monstruo sin corazón, le arrebato la vida a mi pequeña…- Su rostro siendo el mismo espejismo de la irá y la tristeza combinada, tenía una impotencia reservada que solo dejo ver en ese momento cuando apretó sus puños sobre sus rodillas. – E-Ella era solo una niña, y...él, con su manada de lobos, fue capaz de ir a arrebatarle el alma. Yo vi como se la llevaba en sus brazos cuando yo mismo fui a buscarla al bosque.-

El Espíritu En El BosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora