Advertencias desconocidas.

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La absoluta oscuridad reina en el lugar, el vacío es infinito, y lo único que puede ver es a sí mismo. Encima de él hay como una luz brillante, como si fuera una especie de reflector natural. 

Se había encontrado tirado sobre lo que era un suelo invisible, se ha puesto de pie y ha decidido observar a su alrededor angustiado, con muestras de confusión en su rostro. 

—¿Dónde estoy?— Como un eco se provocó su voz en el vacío, giraba para ver a cualquier dirección, pero no veía nada más en lo absoluto. —Bestia… ¡¿Bestia?!— Llamo preocupado el nombre de aquel otro ente, de quien no veía rastro alguno cercas suyo. 

No entendía que es lo que pasaba, ni dónde estaba, o cómo había llegado hasta ahí. Pero si se quedaba sin hacer nada, jamás lo averiguaría. 

Tomando la iniciativa de caminar a cualquier dirección, avanzó entre la oscuridad infinita, ni sus pasos emitían ruido, lo único que lo hacía era su voz, la misma que mantuvo en silencio, pues quería saber si podía oír, aunque sea una señal de algo exterior a él. 

No pudo percibir nada al final, o al menos, no fue así hasta que después unos segundos, uno de sus pies emitió un ruido de chapoteo, como si hubiera pisado líquido. 

—¿Uh?— No había detenido el paso, y en ese segundo miró hacia abajo, solo para notar cómo de la nada se hundía en el vacío de oscuridad. 

Había soltado un corto grito al caer, y pensó que sería una larga caída profunda, pero para su fortuna, no sucedió de esa manera. 

Cuando fue hacia abajo, se sintió como si hubiera caído a un lugar lleno de agua. Con el objetivo de no ahogarse, nadó de regreso a la superficie. Mientras se acercaba al exterior, notó que ahora había una gran cantidad de luz por encima.

Salió de golpe del agua y tosió fuertemente al intentar recuperar el aire. De la nada ahora estaba en un área completamente diferente, había luz natural por todos lados, igual que arbustos y árboles verdes, junto al pasto fresco que había alrededor, como si fuera la estación de primavera. 

Por su parte, ahora se hallaba de alguna forma, de rodillas y con las manos al suelo, pero empapado completamente por haber salido de un lago, mismo de donde parecía haber llegado ahí. 

—¿Qué diablos?— Incrédulo, miró a los lares de nuevo. —¿Qué se supone que está pasando?- 

—¡Wirt! ¡Wirt!— Exclamó una voz dulce e inocente, con un tono notoriamente infantil, que lo llamaba a no muy lejos de su distancia. 

Esa voz provocó que la mirada del joven quedará congelada, y se sintiera con la mente en blanco. Un escalofrío lo invadió como si recibiera una brisa fría, comenzando lentamente a reincorporarse de su lugar, hasta levantarse del agua y girar su cabeza para ver por detrás de él. 

—No puede ser…— Murmuró sin poder procesar el momento, dándose completamente la vuelta ahora a dónde le habían llamado. 

Entonces puede notar a alguien pequeño a la distancia, un gracioso y adorable niño de ojos grandes, regordete, con un conjunto de una camisa blanca y un overol verde puesto. 

—… ¿Gregory?— Murmuró Wirt, al ver a la presencia de su pequeño hermano. 

—¡Wiiirt!~— Llamo nuevamente al ajeno, con un tono tierno e inocente, con una cara boba de un clásico niño menor. 

No lo podía creer, la imagen misma de su hermano, estaba frente a sus ojos, y su misma voz la podía oír claramente. Wirt en estos momentos quería derramar unas lágrimas de alegría al verlo. Habían pasado ya años desde que pudo tenerlo de frente, y desde que lo pudo ver…vivo. 

El Espíritu En El BosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora