—Déjame salir—pidió Hayley al estar esposada —Lo haré, me contó Michele que se la mamaste ebria—conteste en tono burlón, su semblante cambió totalmente —¿Te lo dijo? Maldito poco hombre—respondió molesta —La realidad es que yo sé todo lo qué pasa en esta casa—reía al ver su cara—lo hiciste inconsciente ¿en verdad? Vamos que cualquier tía lo haría consciente con el físico que se carga Miki— —Yo.. no lo sé—balbuceaba— —Bien, te dejo libre—tomé las llaves de las esposas— —Dijo que quiere conquistarme y ser el único en mi vida—soltó de golpe algo que me hizo reír— —Michele jamás, jamás, tendrá algo serio con alguien. Pruébalo, si algún día vuelven a tener un acto sexual, se bañara y te invitara. Como a todas.—
Hayley Me encerré en el cuarto, no entendía por que las lágrimas salían de mis ojos. Yo no sentía nada por el, solo me daba asco. Dos golpes en la puerta me sacaron de mis pensamientos —Ábreme, se que estas ahí. Puedo escucharte—Michele del otro lado de la puerta —Pues lárgate a follar con tu zorra—grite —Vamos, ábreme o iré por la llave— —Ve por la maldita llave, yo no te abriré— pude escuchar sus pasos y como le pedía a Mario la llave de mi habitación. Corrí rápido a la ventana para salir de ahí, no quería hablar con el, fui al jardín donde sabía que estaría el.
—¡Stefan!—corrí hacia el, estaba podando unos girasoles hermosos
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—¡Hola!—contestó y lo abracé, se sentía bien.—¿Como te sientes? Trate de preguntar por ti pero pasó algo en la casa —Uh—rasqué mi nuca—nada importante—mentí— —¿Quieres algo de tomar?—preguntó amablemente. —Claro—sonreí— —Ven—tomó mi mano y entramos a su casa, era pequeña pero hermosa—es muy bonito aquí —Lo es—sirvió naranjada en un vaso y me lo dio—ten, recién cosechada. —¿Puedo hablar contigo?—pregunté dando un sorbo —Claro—respondió mirándome —¿Que tanto conoces a Michele?—solté y note su cara de angustia —Oh.. demasiado. Más de lo que me gustaría— —El.. ha tenido actos conmigo extraños. Es amable y quiere conquistarme.— —Espera..—interrumpió— ¿le haz rechazado? —Yo.. si..eso creo—tartamude al recordar lo de esta tarde —Michele odia el rechazo, el siempre tiene lo que quiere. ¿Que buscas aquí?—pregunto— —Salir.—conteste sin pensarlo una sola vez —Dale lo que quiere. Se aburrirá de ti—contesto seguro de sí mismo —¿Acostarme con el?— —Sí—
Alex
Hemos recibido dinero desde que Hayley no está aquí, no podríamos rechazarlo como queríamos. Papá ha estado en un estado muy crítico desde que Hayley desapareció, o más bien. Desde que se la llevaron. Todos los lunes nos mandaban dinero, eran buenas cantidades, no sabíamos de quiénes provenían, siempre venían diferentes mensajeros. Tocaron a la puerta, deben ser ellos, al abrir no era ninguno de los mensajeros que siempre estaban era un hombre joven, piel morena, barba cerrada —Hola.—
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Moira Seguí a Carla, esa maldita debía escucharme. Al verla en el estacionamiento hablando por teléfono la tome del brazo obligándola a mirarme.
—¿Que te pasa idiota?—se quejó empujandome— —¿Que sabes de Hayley?—pregunte sería mirándola —Que la esta pasando de puta madre y ustedes preocupados por ella, ¡eso se!—rio— —No mientas, ¿donde está? ¿Quien es ese nombre? —Michele Morrone—contestó mordiéndose el labio—hombre guapo, millonario. Se fue a fijar en semejante atrocidad como Hayley—intenté darle una cachetada pero tomo mi mano—No permitiré que me lastimes maldita perra— —¿Como permites esto? Se que no se llevaban bien pero ella está contra su voluntad, Carla. Reacciona—suplique —No te preocupes Moira, todos aquí queremos lo mismo. Que el la deje en paz. Yo me haré cargo de tomar su lugar—su mirada daba miedo— así que trabaja conmigo.. y lo lograremos. Ella será libre y yo tomaré su lugar con toda mi voluntad—estiró su mano para estrecharla, lo pensé unos minutos y la tomé— —Socias.