—Te pasaste, Bianca.
—¿Y por qué pues? Te ves bello—mi risa le quita seriedad a mi afirmación. Antonio viene y me intenta hacer un berrinche.—¡Quédate quieto vale! Vas a cagar la pintura.
—¡Llevo tres horas aquí parado! El brazo se me acalambró.—se queja.
—Y llevarás más tiempo si te sigues moviendo.—le advierto, mezclando el verde y el azul.—Sube esa antorcha con ganas ¡Que se sienta la libertad!
Rueda los ojos y me obedece. Dios, aún no puedo creer que lo convencí de posar como la estatua de la libertad para un cuadro. Tiene hasta el vestido y todo.
Antonio es mi perra ok? Ok.
Luego de terminar el cuadro, le prometí ayudarlo a pintar el apartamento. Normalmente se hace en diciembre, pero a él le picó el culo y ya compró las pinturas así que no me salvo.
—¿Ni siquiera puedo descansar? Así sea mientras le agregas detalles.
Justo suena el timbre, pero que conveniente.
—Mientras yo agrego sombras a tu lindo vestido, vas a ver quién es.—propongo.
—No voy a recibir a nadie vestido así.—se señala.
—No sabía que tenías masculinidad frágil.—me hice la sorprendida, con la boca abierta y todo.
Me puso mala cara y se fue a abrir JAJAJAJAJAJAAJAJAJAJAJAJA les dije, es mi perra.
Ahora tengo que pensar dónde voy a colocar este cuadro ¿En mi casa o en la de él? Aquí nadie viene como tal, yo creo que es mejor en mi sala para que más gente vea la obra de arte que estoy creando nojoda ¿O la subasto en la inmobiliaria? Eso será un show que ningún empleado olvidará.
—Lo siento, no queremos biblias.—escucho a Antonio decirle a quien esté afuera.
Cierra la puerta y se regresa con una sonrisita. Yo le alcé una ceja.
—¿Quién era?
—Una monja.
La puerta fue tocada otra vez y Antonio se ríe. No mames.
Dejé la paleta y el pincel en mi mesita y fui yo la que abrí la puerta, encontrándome a Logan disgustado.
—¡¿Por qué me cierras la puerta en la ca...?!—se calla automáticamente al darse cuenta que soy yo.—Perdón, Bea, es que yo vine y Antonio...
—Te cerró la puerta en la cara, lo sospechaba.—termino por él.—Pasa, por favor.
Logan da unos pasos dentro del apartamento, entrando con timidez como si fuera la primera vez que pisa esta sala. Antonio ve que si lo dejé pasar y pone las manos en sus caderas.
—Pero ya le dije que no queremos sus biblias.—se burla.
—Tú te callas, Miss Nueva York—le ordeno, haciendo que Logan suelte una carcajada. Lo miré a él.—¿Necesitabas algo o solo pasaste a ver qué hacíamos?
—A juzgar por la vestimenta de tu novio, ya sé que haces magia con los pinceles.—me sonrojé solo un poquito, pero lo hice.—Y si, vine a preguntarte si puedo usar la camioneta hoy. Quiero llevar a Vanessa a cenar.
ª
A Vanessa.
En mi camioneta.
Bianca, no te metas.
Ok, no me parece, pero lo entiendo.
Que no te metas.
No hagas algo estúpido.
ESTÁS LEYENDO
La pajua de Bianca | Logan Lerman
FanfictionLa vida nos cambia el rumbo de maneras que no comprendemos o explicamos, tampoco sabemos si es para bien o para mal. Solo nos toca seguir ese camino y ver a qué nos enfrentamos. ¿Cuándo me pasó? Pues, mi vida dió un giro repentino después de que el...