50.¿Dónde está Dean?

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Narra Logan Lerman.

Bianca se encontraba sentada en todo el medio del set, los productores le dieron un tiempo para que ella pueda familiarizarse con el entorno y las cámaras, pero desde aquí puedo notar como las manos le tiemblan mientras lee sus líneas.

—Bianca luce muy nerviosa.—Lily nos estaba acompañando el día de hoy.—Deberías ir a decirle algo.

Junté mis manos y suspiré con una sonrisa de confianza.

—Ella ahora debe enfrentarlo sola, sé que está lista para esto.

—Te conozco y por tu tembladera en los brazos sé que te preocupas mucho por ella a pesar de lucir tan tranquilo.—me atrapa, señalando mis manos.

Si, estoy nervioso. Quiero que ella tenga éxito y sé que lo tendrá, quiero ir hasta allá y repetirle cuánto la amo y lo orgulloso que estoy, tal vez volver a repetirle todo lo que le enseñé... Pero soy consciente de que eso podría empeorar todo para ella, puedo quitarle confianza y provocar que dependa de mí.

Miré a Collins.

—Si ves que tengo intenciones de hablar con ella, me golpeas con fuerza.—casi le suplico.

Esa petición pareció gustarle más de lo que me gusta a mí.

—¿Dónde yo quiera?

—Bianca y yo queremos hijos, alguna vez, así que cuidado a donde apuntas tu puño.

El equipo de MTV fueron considerados con Bea, saben que ella nunca ha estado enfrente de una cámara que no sea la de su teléfono. Los premios a los que me acompaña no cuentan porque hace todo improvisado. Los productores aman lo espontánea que suele ser, por eso no le pusieron un diálogo tan estricto y le dieron total confianza para expresarse. Igual ella piensa que la va a cagar cuando en realidad le dieron muchísima libertad creativa.

Los ojos verdes de mi novia se posan en los míos y me sonríe. Yo le devuelvo el gesto levantando los pulgares para demostrarle que va excelente. Al momento, llegó una chica de maquillaje a retocarle lo que le hizo temprano. Caminé hasta el director Harrison con curiosidad porque ví a una asistente llevar un carrito lleno de juguetes sexuales.

—Harrison, tengo una pequeña duda.—le hablo y capto su atención.—No es una película pornográfica ¿Verdad?

—Que buen chiste, Lerman.—me guiñó el ojo en complicidad.—Ve a tu remolque y prepara la tanga y las esposas, espero que seas creativo con las posiciones.

Esperen qué

—¿De casualidad sale mi nombre junto con la palabra desnudo en el contrato de Bianca?—me estoy asustando, él parece estar hablando muy en serio.

—Tú tranquilo que se especificó que tu cara no sea vista en la toma. Ahora, ve a cambiarte, no hay tiempo.

Lo miré. Él se me quedó viendo.

Comencé a sudar.

Harrison soltó una muy fuerte carcajada.

—Te engañé ¿No es así?—me guiñó un ojo.—Pero al ver como amas a esa muchacha, seguro que lo haces.

—Aún no me explicas la caja de consoladores que acabo de ver.

—Oh, Bianca va a enseñarlos en el episodio de hoy.—comenta y eso no me da más tranquilidad.—No va hacer una demostración, tranquilo, será como una de sus historias de Instagram, solo que con presupuesto.

Okay, ahora sí estoy bien. Ya iba a marcarle a Sergio en caso de una emergencia.

—Igual, si están dispuestos a explorar el otro lado de la actuación, no duden en llamarme—ofrece, mostrando los dientes en una enorme sonrisa.—¡Todos a sus posiciones! ¡Empecemos este show!

La pajua de Bianca | Logan LermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora