La nobleza los miraba con admiración y respeto.
La duquesa los llamaba bastardas.
El hijo las llamaba angeles.
Los Emperadores quedaron cautivados con su belleza y su extraña forma de ser.
El duque los amaba más que a su propia vida.
Personas de san...
La pelirroja palideció mientras que Roger miraba a sus hijos con tristeza y melancolía.
El primero en darse cuenta fue su Primogénito, Cassis quien se levantó con una mirada feroz, seguido de aristia quién solo quedó parada mientras sus hermanos menores estaban confundidos.
Once, nueve y seis años respectivamente.
— ¿Que hace usted aquí?— hablo con fuerza la menor.
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Roger solo quedó en silencio, miro como aquellos hijos suyos se daban la vuelta y se levantaban. Las de corazón puro, Levana y Silvia corrieron a él mientras soltaban lágrimas de felicidad, cosa que dejó confundidos a los menores quienes no sabían quién era esa persona.
— Aristia no seas grosera con el Duque Alpheus— la voz de Katerina era potente a pesar de ser solo susurros al aire— Ayla, Oriana, Austin, Silvia, Levana, Cassis y Aristia presentense formalmente al Duque Alfirece.
La sequedad en sus palabras estrujó el corazón del albino.
— Disculpe madre— murmuró Cassis.— Bienvenido a la mansión del Ducado Lexington, mi nombre es Cassis Alfirece de Lexington, gracias por su innecesaria visita.
— ¡Cassis!— alzó la voz molesta— Hijos míos, vallan al jardín un momento y entretengan a...
Su voz casi se rompe al ver al pequeño albino, quien igualmente la observaba como si fuese una especie de ángel.
— Lleven a los dos pequeños al jardín, jueguen con ellos— sus hijos solo asintieron parándose, y dejándolos solos en el comedor.
— Katerina— la pelirroja negó
— Vamos a mi oficina, no quiero que se enteren de cosas privadas— seria una larga plática con su "esposo".
...
Cerro la puerta detrás de ella, mientras Roger tomaba asiento.
— Katerina... ¿Cómo ha...
— Cállate— hablo de forma furiosa— ¿Que es lo que quieres al venir aquí? ¿Porque trajo a su heredero Duque? Las puertas de Lexington fueron cerradas desde hace seis años dónde usted nunca volvió.
Su corazón se paró abruptamente.
— Trate de contactarte pero jamás hubo respuesta, trate de hablar con tus padres pero ellos me corrieron de su mansión yo...
— ¡TE DIJE PERFECTAMENTE QUE NO VOLVIERAS ASTA QUE ESE HIJO TUYO NACIERA! ¿SABES CUANTO TIEMPO ESPERE UNA MALDITA VISITA TUYA?— grito soltando lágrimas.— Sabes lo difícil que fue romperles las ilusiones a mis hijos al decirle que su padre tal vez jamás volvería, ¿Sabes eso no? Cómo contestarle a unos niños de apenas media infancia quien es su padre y porque no está a su lado como los demás niños nobles...
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— Katherina... Te suplico perdón, todo esto es culpa mía si tan solo yo...
— Ahórrate esas malditas disculpas, y escúchame bien... Incluso si yo no quiero, no puedo decidir ni alejar al padre de mis hijos por mi placer... Tienes una decisión justo ahora perro blanco, si quieres volver a verlos debes de estar a su lado a partir de ahora puedes visitarlos cuando desees y si no jamás vuelvas por aquí o yo misma me encargaré de eliminarte por completo.
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Quería preguntarle muchas cosas, pero el sabía perfectamente que aquel derecho se perdió años atrás.
— No— murmuró tratando no soltar algunas lágrimas— Yo siento no volver, trate de hacerlo pero no pude debido al trato que hice con los Yudith... Katerina, jamás permitiría que dañaran a nuestros hijos— ella solo soltó una risa sin gracia.
— Tienes el valor de MENTIRME— grito— ¿Porque no tienes el valor de aceptar tus errores? Crees que no sé nada de lo que te a pasado o en qué temas te has involucrado, yo no soy como la duquesa a la cual le quieras ver la cara de estúpida Roger. Nadie te obligó a nada, tu solo decidiste no venir aquí...
— Khaterina eso no es verdad es enserio yo...
— Empezaré a preparar los papeles de divorcio, después de recuperarme volveré a mi puesto como comandante de una división .— el se levantó acercándose a ella.
— Katherina— se tiró de rodillas frente a ella, Kathe lo miro sorpresiva. Se estaba humillado, la peor humillación para un noble de alto rango— Te lo suplico, te imploro que no me separes de ti... Mis errores hacia ti y todo el daño que les hice no merecen ser perdonados, pero porfavor te suplico que no me dejes, eres la única razón por la cual aún sigo vivo— agachó su cabeza— Eres la única luz por la cual no termino de pudrir me por dentro.
Katherina apretó los ojos impidiendo que más lágrimas salieran. Maldita sea la vez en la que sr enamoró de él, pero no podía ser débil por sus hijos y por el orgullo de ellos.
— Incluso si amenazas con tu vida, mi decisión sigue en pie— se levantó mirándolo con frialdad— los cargos pronto llegarán con la solicitud, puedes ver a nuestros hijos. Avisa a él mayordomo cuando te retires y no trates de decirle tonterías o yo misma te cortaré tu cuello.
El albino miraba a la nada, su castigo llegó y no midió las consecuencias.
