AMOR Y DESEO (Flaviera)

2.- El viaje

  Inquieta, feliz e ilusionada. Así se sentía Javiera. Su cuerpo estaba
constreñido entre los de otros dos pasajeros. Llevaba así casi doce
horas. A pesar de la evidente incomodidad y el cansancio, ella
permanecía concentrada, representando a Flavia en su magín.
La amaba. Deseaba con desespero tenerla entre sus brazos y
besarla.
  Por fin iban a verse en persona. Llevaban una relación virtual
desde hace casi dos años y era tanta la complicidad que tenían
entre ellas que hasta incluso se habían comprometido. Durante
todo este tiempo habían hablado por videoconferencia casi a
diario y durante horas y en consecuencia, se habían enamorado.
  Su mujer era pelirroja, blanca, delgada, frágil, sensible, elegante,
coqueta, adorable, buena persona... La más hermosa de las
mujeres, tanto por dentro como por fuera.
  Llevaba año y medio preparando este viaje, pero no se había
permitido venir a Europa hasta ahora porque Flavia tenía que
cumplir dos condiciones impuestas por ella: denunciar a Dante por
maltrato y separarse.
  Aunque sabía que no disfrutaban de ningún tipo de intimidad
entre ellos, consideraba que vivir bajo el mismo techo no dejaba
romper en su totalidad el vínculo establecido en la pareja. Hasta
incluso, si tampoco realizaran a penas actividades en común ni
asistieran a eventos los dos juntos.
  Pero la convivencia estaba muy deteriorada.
  De pronto anunciaron que solo quedaba una hora de vuelo hasta
llegar al aeropuerto de El Prat-Barcelona. Soltó aire. En nada
podría tocar la piel de Flavia.