12. - La ducha

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Flavia: "Ahora vengo", sonrió.

Javiera: "De acuerdo. Ven pronto. Te espero". (Hizo una mueca que no llegó a ser una sonrisa).

Flavia buscó sus pastillas en el cajón más cercano, se tomó dos y se sentó, nerviosa, en el sofá.

Javiera se quitó la camiseta en el baño, puso un pie en la ducha, abrió el grifo y reguló la temperatura. Estuvo esperando unos segundos a que viniera Flavia pero creyó que lo más probable fuera que no lo hiciera. "Debo darle tiempo", pensó, y comenzó a ducharse.

Se sorprendió al sentir el contacto de la mano de Flavia en su cintura. Ahora sí que sonrió abiertamente. Se volteó quedando frente a frente con su amada y la besó dulcemente.

El deseo que Javiera sentía por Flavia se concentraba, como bola de fuego, en su centro. No podía esperar a satisfacer esta calentura y necesitaba ser apagada. Agarró a Flavia por la nuca y la puso contra la pared. La besó con pasión desmesurada. Le cogió la mano y la guió hasta su sexo. "Hazme tuya", suplicó.

Flavia comenzó a tantear la vagina, notando su humedad. Javiera dijo, elevando la voz: "introduce tus dedos, por favor". Ella introdujo dos. "¡¡Tresssss!!", gritó Javiera. Le hizo caso y comenzó un movimiento de vaivén. "¡Más hondo!", dijo Javiera. "¡Más rápido!", añadió.


Flavia estaba haciendo un gran esfuerzo por superar sus más íntimas represiones. Complació a su amante y no paró de entrar y salir rápido de ella. Hasta que Javiera explotó en éxtasis, emitió un grito gutural y clavó sus dientes en el hombro de Flavia.

Javiera: "Gracias mi amor".

Flavia no dijo nada.

Javiera la cogió de la mano y la llevó a la habitación.

AMOR Y DESEO (Flaviera)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora