Cuando mires las estrellas ~ [Larry Stylinson]

1 - Los astros se juntaron, por eso, te conocí.

04 de marzo de 2001

En el parque, con más chicos y padres que cuidaban de sus pequeñas criaturas. Estaba el lindo niño con sus ojos más verdes y los rizos dorados entre brillantes y color chocolate. El columpio era su lugar favorito para estar en el parque, mientras su madre, Anne, lo miraba a pocos metros lejos de él. Sentada en el banco de madera clara. El clima era cálido, un perfecto día para divertirse, reír y beber aguas frescas, pero no demasiado helado.

Mientras el pequeño de siete años estampaba sus lindos zapatos azules y de moño blanco, en el concreto. Le parecía algo aburrido mecer su propio cuerpo, generando una mínima fuerza. El columpio no cumplía su propósito, no era tan divertido si nadie lo empujaba y como su madre estaba tan distraída conversando con un señor que encontró por el parque. No es nada nuevo, pero el pequeño se aburre.

El leve empuje que mantenía, su agarre en las cadenas era fuerte, sus pequeñas manitas tenían fuerza. Mantenía su cabeza agachada mientras miraba sus pequeños zapatitos.

Sin esperarse, alguien o algo, había empujado con brevedad y delicadeza la espalda del chico, haciendo que su columpio se moviera. Cómo si un aire le hubiera empujado. Alguien estaba detrás suya, empujando, para que su columpio tuviera algo de sentido y no solo estuviera estancado en un leve empuje y en el mismo lugar. Su curiosidad por mirar de quién se trataba era gigantesca, pero decidió dejar que siguiera empujándolo hasta que parará.

Era divertido que alguien estuviera empujándolo. Aún que no sabía de quién se trataba. Una pequeña risa se escapaba como una suave melodía, era tan animador escuchar esa risita. La persona que se encontraba empujando, dejo de hacerlo, en seco.

—Hola —La pequeña voz chillona, hizo voltear a ver con rapidez, tenía mucha curiosidad.

Se trataba de un chico, poco más grande que él. Algo bajo de estatura. Se podía ver a la perfección esos ojos color celeste. Algo opacos, pero brillosos. Un cabello corto, pero cobrizo.

—Hola —Expresó algo tímido. Era el chico que lo estaba empujando anteriormente. Pero ahora lo estaba mirando fijamente.

—Me llamo Louis, te vi solo columpiando —Con el primer vistazo que tuvo hacia él. Parecía ser un chico amable y de corazón noble. Él había visto a Harry en el columpio, solo. Lo estaba empujando por voluntad propia, sin siquiera pedírselo.

—Nadie me estaba empujando y era aburrido —Se dispuso a decir. Como una especie de puchero.

—Entonces yo te seguiré empujando —El chico que llevaba unos zapatos pequeños color rojo y dorado. Regreso hacia la espalda del rizado y comenzó a empujar con delicadeza, sin tanta fuerza para no asustarlo o tirarlo. De lejos podía verse como hermanos o dos niños que llevaban años de conocerse. Se veían demasiado lindos, apenas se habían conocido y se agradaban. Todo era tan mágico, ellos solo eran unos niños. Se divertían y reían.

Anne miraba con curiosidad el nuevo amigo de Harry. Estaba feliz con eso. Ya no estaría tan solo al ir al parque, era algo sumamente positivo e increíble.

Y así fue como conoció a Louis y en ese lugar, en un parque para niños. Se había convertido en su amigo de infancia, él era el mejor, su mejor amigo. Lo quería y apreciaba más que cualquier otro.

02 de febrero de 2004

La fiesta de cumpleaños para el mejor niño y bien portado de este mundo. Harry Styles. A sus 10 años de edad se comportaba tan bien. Había crecido más que otros chicos y eso lo hacía resaltar. El chico era tan tierno con esos rizos semi dorados. Un cabello extremadamente suave. Sus pupilas a veces dilatadas, pero dejando ver ese color verde tan brillante como el sol.

Su mejor amigo, Louis Tomlinson. Que desde que lo conoció lo ha apreciado y querido demasiado. Es una amistad verdadera e inquebrantable y sabe, que durará toda la eternidad. Su madre estaba tan contenta, Harry convivía con todos sus amigos, pero siempre, disfrutando más de la compañía del ojiazul, que era el más importante para él.

Ese día, Anne había preparado un pastel súper hermoso y rico. Era de arándanos rojos y azules. Los días pasaban rápidos, pero siempre disfrutando cada uno de ellos, como debe hacerse.