Celarium [Editando muy lentamente]

Capítulo 5: ¡33-12! ¡Es un 33-12!

[Editado]

Candace.

Iba en el auto de mi madre, no paraba de preguntarle cómo lucia y ella no paraba de responderme que me veía "perfecta", incluso una de las tantas veces me dijo "Ni siquiera pareces la chica a la que he criado por dieciocho años, ella normalmente luce como indigente". Trataba de alegrarme a pesar de que era notorio que ambas queríamos estar en este momento en pijamas viendo fotos de papá.

—Es un poco lejos —dije sin ánimos viendo a través de la ventana, realmente quería mantenerme feliz pero no podía parar de pensar en mi padre, en cómo sería esta cena si él estuviera aquí. Probablemente iría con su ceño fruncido diciendo que de ninguna manera soltaría a su "terroncito de azúcar" tan fácil. Suspiré y sentí la mano de mi madre apretar mi hombro.

—Estamos llegando. —Avisó mientras doblaba en una esquina.

— ¿Y si les decimos que se nos presentó un problema y simplemente nos vamos a casa? —pregunté esperanzada.

—Candace, sabes que no podemos hacer eso. —Aseguró mientras estacionaba el auto.

— ¿Has escuchado eso de que el hombre propone y la mujer dispone? —Me miró extrañada y asintió—. Bueno, este no es el caso. La mujer es la que lleva los pantalones en la relación y hay que irlo acostumbrando —Alzó una ceja y tomé aire—. Si no vamos pensará "Que chica tan decidida".

Ella soltó una carcajada mientras negaba, una felicidad me invadió la verla sonreír.

—Pequeña, estás loca —dijo entre risas—. Deberíamos de ir, seguro esperan por nosotras.

—Pero... —protesté nuevamente.

—Prometo que no estaremos mucho tiempo, aunque no lo creas tampoco tengo ánimos de estar aquí —dijo con un tono melancólico mientras me acariciaba la mejilla—. Ahora vamos, enamoremos a este chico —Seguido de esto abrió la puerta y bajó del auto.

— ¿Me veo bien? —Pregunté bajándome del auto—. Wow —Añadí al ver el jardín que tenía el frente de la casa.

—Por milésima vez, sí, te ves perfecta —habló con mucha emoción—. Si esto te sorprende, morirás cuando veas la casa.

— ¿Cómo es que conoces la casa? —pregunté sintiéndome herida.

—Candace, debo saber que tal es la familia con la que terminaremos emparejadas —Se defendió—. Estás prolongando esto, andando.

—Espera —grité haciendo que se detuviera y volteara a verme—, ¿Conoces a mi futuro esposo? —pregunté mientras caminaba para alcanzarla.

—No, pero a su madre —dijo mientras sonreía, achiqué mis ojos y la observé. Conocía esa sonrisa.

— ¿Por qué estas sonriendo? Te conozco ¿Qué ocultas, Camila? —Solía llamarla por su nombre para demostrar seriedad, ella solo negó mientras seguía sonriendo.

—No, por nada —Aseguró mientras comenzaba a caminar—. ¿Te vas a quedar ahí? Vamos.

—Siento que me escondes algo —grité sin caminar—, y no caminaré hasta que me digas.

—Vale, quédate ahí entonces —Podía sentir la sonrisa en sus palabras—. Tendrás que dar la cara tú sola después ¿Segura que quieres eso?

—Buen punto —dije mientras comenzaba a caminar—. Acabemos con esto, no debe de ser tan malo.

En clases nos habían explicado todo esto, realmente creo que estuve hablando ese día con Marja sobre algún libro que había leído pero recuerdo algunas palabras. Sé que hay algo como un reglamento de Celarium, o algo así, en donde se supone que sale como debe de ser todo esto, supongo que por eso mi madre sabe quién será nuestra nueva familia, este reglamento lo mandaron a leer algunas vez en clases pero recuerdo que no me sentí muy motivada así que no puse mucha atención. ¿Por qué es tan fácil y divertido leer libros que nos gustan, pero odiamos leer cosas que nos asignan? No lo sé.