Celarium [Editando muy lentamente]

capítulo 39: ¿Que ha sucedido?

Candace.

Despierto por el sonido de la risa de mi mejor amiga, sospecho que ella se encuentra en la parte inferior de la casa pero así de delicada es su risa, me ordeno enseñarla a reír más bajo aunque realmente una oleada de inexplicable alegría cubre mi cuerpo de solo saber que ella está feliz.

La mano de Andrew rodeaba mi cintura haciendome sentir segura y aún más feliz, la respiración lenta me confirma que está durmiendo. Al llegar a la casa hace bastantes horas, yo solo había dado un muy corto pero sigificativo saludo a mi familia y luego había corrido a la ducha, y finalmente a la cama; supongo que Andrew había hecho lo mismo. Me giré y logré quedar frente de él sin provocar que sus manos dejaran de rodearme, su respiración seguía lenta y él lucía bastante tranquilo y mucho mas joven mientras dormía; cuando estaba despierto se podía ver sus líneas de expresión y su ceño fruncido, todo esto haciendo que luciera bastante diferente a un chico de su edad. Lo odié por lucir tan lindo aún cuando habíamos pasado la noche en un túnel.

—No es para nada extraño que me observer mientras duermo —Dijo con su voz sexy de recién despertando. Sin abrir los ojos y haciéndome sobre saltar.

—Lo sé. —Aseguré— Lo hago con todos mis novios la mayoría suele huír —Él abrió sus ojos y alzó una ceja. Reí entre dientes.

—Muy graciosa.

—Eso dicen —Rodó los ojos.

—Ególatra.

—No me lo dicen muy a menudo pero es algo que se sabe, soy perfecta —Bromeé— Voy a la ducha, deben de estar esperando para hablar con nosotros —Dije mientras me sentaba, su mano pasó a mis piernas.

—O podríamos seguir durmiendo, estba bastnte cómodo

Me vi tentada a casi aceptar pasar el día en la cama pero recordé que tenía una madre hambrienta de información.

—Pensaran que hacemos cosas sucias —Dije.

—¿Y eso no fue lo que hicimos? —Preguntó y alcé una de mis cejas sin entender— Estuvimos toda la noche en un túnel de tierra, eso fue una cosa muy sucia —Reí mientras negaba divertidamente.

—Eres tan idiota —Aseguré mientra me colocaba de pie.

—Eso dice mi chica bastante a menudo. Linda pijama por cierto, no tanto como una de mis camisas pero aceptable para nuestra vida de casados.

De repente me sentí estúpida y con poca ropa, solo tenía puesto pantalones cortos y una camisa de tirantes. Resoplé, rodé los ojos y me adentré en el baño con una sonrisa estúpida.

Andrew

Soy una marica.

Tan sencillo como eso, dejé mi masculinidad en el momento en que... ¿En que momento? ¿En el primer beso? No, claro que no. Mucho antes. Justo la primera vez que durmió en mi casa, aquel día en que estaba tan borracha que no recuerda que me pidió que durmiera junto a ella, fue ahí, cuando la vi dormir y conté sus pecas, en ese momento me perdí. Había intentado realmente mantenerla alejada o eso creía yo, la verdad es que cada cosa que hacía solo terminaba en ella aún más cerca; como el día en la tienda, dimos la vuelta en la manzana tantas veces y aunque yo me repetía que era por seguridad y estar seguro de que nadie la perseguía, yo sabía que no estaba nadie cerca y sabía que ella podía ir a su casa pero preferí que pasara una vez mas la noche en mi casa, en mi cama.

Yo estaba seguro de que esto no terminaría bien pero quería pensar que ella no se enteraría, que eso simplemente quedaría en el pasado y que la culpa solo sería un rastro. Si ella se enteraba, no me perdonaría.