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Lies

Park Junmin.

Ese había sido el nombre que había escogido para ocultar su verdadera identidad. Sabía que si iba por ahí diciendo que era Park Jimin, sería cuestión de tiempo antes de que sus padres dieran con su paradero porque eran peores que los sabuesos. O aquellos perros que utilizaba la policía para buscar a personas desaparecidas.

¿Qué podía hacer, más que mentir?

Estaba tratando de mantener su integridad lejos de sus padres, pues si alguien sabía quién era en realidad, lo más probable sería que lo cazaran como a un pajarito y lo devolvieran a su jaula en Busan.

Pero se odiaba.

Acaba de mentirle en la cara a la única persona que lo había mirado como si fuera realmente una persona y no el juguete de sus progenitores.

Alguien que no lo había observado con aquella y asquerosa mirada llena de lujuria con la que su madre lo miraba desde que era un niño.

Suspiró mientras tenía la vista pegada en la puerta por la que se había ido Yoongi. Estaba cien por ciento seguro de que se había sobrepasado y que lo había asustado o al menos, lo había ofendido.

Tonto. Tonto. Tonto.

Pero no se arrepentía de lo que había hecho. Quizás ahora estaban al borde de su muerte él y el chico rubio pero no quiso pensar en ello. Simplemente observó su propia mano y trató de analizar todo lo que había sentido en los pocos segundos en los que sostuvo la extremidad ajena.

Sostener la mano de Min Yoongi se había sentido como... sujetar una mariposa. Como tener en la mano algo tan delicado y precioso que debía ser tratado con el mayor de los cuidados.

En cuanto lo tocó, Jimin pensó si acaso había estado muerto todo este tiempo hasta que aquellos tristes ojitos grisáceos lo miraron y tocó su piel tan pálida como un copo de nieve.

Él claramente había sostenido otras manos a lo largo de sus dieciséis años. Las manos de Daehyung eran ásperas y siempre lo sujetaban con fuerza, casi de manera violenta. Las manos de su madre, eran delicadas pero solía llevar las uñas tan largas que siempre se terminaban enterrando en sus palmas o en la piel expuesta.

Sin embargo, las manos de Yoongi eran... otra cosa.

En algún momento de su vida se cuestionó si acaso era asexual porque, además de Daehyung, no había podido sentir emoción alguna al tocar o al mirar a otra persona. Se sentía fuera de este mundo, como si algo dentro de él no funcionara correctamente. Como una computadora que no reconoce un disco que se le inserta una y otra vez.

Pero cuando tocó la piel suave del rubio... lo reconoció de inmediato. Ese era su lugar.

Estuvo apoyado frente a la puerta por la que había huido Yoongi hasta que pasaron exactamente veinte minutos, y cuando no salió se sintió aún más miserable.

— Quizás si lo asusté... Estúpido Jimin. — susurró.

— ¿Disculpe?

Una voz, parecida a la del rubio, lo hizo sobresaltar. Su corazón latió emocionado hasta que se volteó y se encontró con una versión de Yoongi pero con cabello castaño, los ojos un poco más grandes y más corpulento.

— Mi nombre es Taeyang, ¿Necesitas ayuda con algún producto?

Park Jimin negó rápidamente y salió de la tienda como si hubiera visto un fantasma. Había asistido a la tienda por la madrugada exclusivamente para que nadie más lo viera porque solo iba en camiseta, sin su capucha ni su tapa bocas.

Se golpeó mentalmente. Solo rezaba que aquel chico de la tienda no abriera la boca y no lo delatara.

 Solo rezaba que aquel chico de la tienda no abriera la boca y no lo delatara

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N/A

Ya sé que he estado actualizando DEMASIADO seguido, pero es que es algo que no puedo evitar. No sé que está pasando que siempre se me ocurre algo para escribir y termino con 50 capítulos.

Espero que la historia si tenga sentido, porque según yo sí XD.

En fin, quiero agradecer enormemente a samlovesashton porque siempre está ahí para leer cada tontera que se me ocurre y sus comentarios me hacen sentir muy bien u-u. Yo creo que a veces actualizo solo para que estés feliz fjdhjk ¡Infinitas gracias!

Recuerden que siempre estoy abierta a recibir alguna queja/recomendación para la historia y espero que les guste tanto como a mi.

¡Cuídense mucho!

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