until you hate me | k.th

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O c t a v o  C a p í t u l o , los días de hoy:

Una veloz carrera contra el tiempo... en sus múltiples variaciones.

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—No puedo creer que no estabas bromeando.

—Te lo dije.

La situación era la siguiente: dos chicos rebeldes escondidos detrás de un pequeño arbusto, a mitad de la noche, en medio de un campus a oscuras y rodeados de varios guardias de seguridad en distintos puntos estratégicos del jardín.

Milagrosamente habían logrado escapar del elevador y de la recepción de su edificio. Pero la escapada se vio amenazada en cuanto cruzaron la puerta de emergencia trasera. Las casetas de vigilancia aun tenían las luces encendidas, los guardias rondaban ocasionalmente por ahí, linterna en mano. No sabía por qué Gi esperaba lo contrario si realmente la seguridad en su edificio era una de las pocas ventajas de vivir ahí.

Según las indicaciones de HoSeok sobre cómo él había cruzado medio campus hasta llegar a ella, todo indicaba que debían seguir el mismo camino. Pero una vez que le preguntó al castaño sobre quién lo había visto y quién no, fue realmente extraño escuchar su respuesta pues a las horas que él había venido no había ningún guardia o ser humano rondando por ahí. Maldita su suerte.

Ahora, parecían haber triplicado toda la vigilancia por obra del destino, y el camino que antes era viable ya no parecía una buena opción. Dios, de verdad esperaba que ninguno de los dos resultara expulsado esa noche.

Pero no era hora de pensar en ello, era hora de actuar. Y lamentablemente se quedaban sin tiempo.

—¿No hay otra forma de llegar hasta JiMin? —pregunta un HoSeok exasperado. En su lenguaje corporal puede notarse su estrés y su nerviosismo, cernido sobre el hombro de Heung y moviendo a un ritmo constante su pierna derecha—. Tiene que haber otra forma.

—¿Acaso no escuchaste lo que dije? —Gi intentaba mantener un tono de voz tranquilo, pero tampoco era como si Jung estuviera ayudando mucho en su calma—. Yo soy la que vive aquí, yo sé de lo que hablo.

—Ah, ¿sí? Pues te recuerdo que hasta hace poco ni sabías cuál era la salida de emergencia...

—No me acordaba, que es una cosa completamente distinta.

—Oh, claro, úsalo como una excusa para defender tu ignorancia.

—¿Me hablas de ignorancia cuando tú no sabías que venir aquí está prohibido y podría costarnos la carrera?

De pronto, HoSeok cubrió la boca de la chica con su mano, al mismo tiempo que una fuerte luz azulada giró en dirección a donde ellos se encontraban escondidos. Ninguno había tenido cuidado en medir el nivel de su voz, y ahora Gi podía sentir las desbocadas corazonadas de HoSeok —y las suyas mismas— contra su espalda.

—Creo que escuché algo por acá.

Ahora sí, estaban acabados. Por un demonio, era justo lo que faltaba en su poco ordinaria vida. Parecía que atraía la mala suerte cada vez que se encontraba con Jung HoSeok.

Oh, pero si ella caía hoy, él también lo haría.

La luz continuó prominente hacia ellos, y aunque HeunGi ya estaba formulando excusas y chantajes en su mente para librarse de esta, no había sido consciente del cosquilleo en su mano. Era HoSeok quien sostenía su mano, no muy flojo para considerarse un accidente, pero tampoco tan fuerte para considerarse un paranoico.