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C u a r t o   c a p í t u l o, los días de hoy: 

Seokjin + Taehyung, JungKook + Gi, uhm, temas pendientes.

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Masa de manos, cabellos jaloneados, rugidos y graznidos que se soltaban a diestra y siniestra al igual que los puños que amenazaban con venir. Eso era lo que todos los pocos de alrededor podían ver mientras se reunían entre chismes y sonrisas burlonas dirigidas hacia cómico trío que sudaba a problemas. Era un vecindario problemático, sin duda. 

—¡Kim TaeHyung, NamJoon y SeokJin!

El menor de los tres aludidos como Kim detuvo el camino hacia la cara a donde se dirigía su puño, mirando de reojo a su padre furioso que lo amenazaba tan solo con la decepción e ira brillando en sus rasgados ojos. Tal vez la frase había resultado hilarante, pero tal como había entrado por su oído izquierdo había salido volando por el derecho.

Se rehusaba a detener su confrontación prometedora solo porque su progenitor se lo exigía con esa despreciativa mirada, la mirada que le daba siempre, pero que indudablemente seguía dejándolo helado al igual que esta vez, donde se hallaba estático en su lugar al no esperar encontrarlo ahí, aunque había resultado bastante irónico ser ese su pensamiento pues era técnicamente su casa.

El parecido entre ambos era impresionante, realmente enloquecedor. TaeHyung aspiraba furioso, sus fosas nasales dilatadas y la cincelada mandíbula marcándose perfectamente porque apretar la quijada y morder su lengua era producto efectivo para contener su enojo. El señor Kim estaba de brazos cruzados no muy lejos frente al trío, los lentes de marco grueso ajustándose al puente de su nariz haciendo que sus ojos se notaran un poco opacos, pero en ellos podía leerse con tanta claridad el disgusto y la vergüenza que le provocaba la situación, las miradas de los vecinos más cercanos sobre ellos.

No había sonrisas, y surgirían como irracionales en ese momento poco indulgente, pero gracias a esa ausencia se podía apreciar el ligero dispar en los marcados genes de TaeHyung, quien —visto desde otra perspectiva— también poseía un increíble parecido con su madre. Esa piel casi aceitunada, el volumen del cabello, las delineadas cejas bastante curveadas y tupidas, perfectas para quien las admirara. TaeHyung sin duda había heredado lo mejor de ambos padres, su madre dándole un toque único gracias a esos afortunados y redondos ojos que no perdían ni un solo detalle de su alrededor.

Su madre, la que actualmente estaba saliendo con el nefasto padre de SeokJin, quien sujetaba su cintura con ambas manos en un intento de detener la paliza que estuvo a punto de meter en el rostro de su antiguo amigo NamJoon. Irónico, de verdad irónico. TaeHyung no creía en el dicho "La vida da muchas vueltas", pero no podía negar que era bastante adecuado en esos momentos.

Entonces así se sentía realmente, odiar cualquier parecido que tenía con su madre a pesar de ser quien le dio la vida, y que cualquier conexión y sentido de pertenencia en sí le hiciera enojar hasta hervir la sangre. Si eso incluía desafortunadamente a SeokJin, solo había una persona a quién culpar, cuando realmente ella quizá no tuviera idea.

Era un mal hijo al pensar de esa manera, estaba consciente de ello, pero a la vez era inevitable pensarlo a pesar de no tomar en cuenta la felicidad que su madre estaba sintiendo en esos momentos. ¡Se le veía más feliz de lo que alguna vez la pasó junto a su padre! Quizá ese era el problema, ¿por qué con alguien más y no con la familia que habían formado? Y, cielos, le estaba dando muchas vueltas al asunto, pero fingir que a TaeHyung realmente no le interesaba, sería como decir que tampoco nadie lo quería notar.

until you hate me | k.thDonde viven las historias. Descúbrelo ahora