until you hate me | k.th

| 七 |

T e r c e r  c a p í t u l o, tiempo atrás:

De la relación entre Gi, TaeHyung y JeongGuk, unos cuantos presentimientos.

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—¿Qué estás diciendo? —el tono despectivo que JiMin usó no le había agradado para nada, pero no hizo otra cosa más que encogerse de hombros sin ninguna expresión en el rostro. 

Le intimidaba que el castaño se estuviera cerniendo sobre ella con esos ojos oscuros que irradiaban cierta aura peligrosa, y que sus trabajados antebrazos se apoyaran contra el marco de la puerta, de tal manera que se tornaba un aspecto casi amenazante de admirar. JiMin, a pesar de ser un bimbollo andante con el alma más pura existente, sinceramente parecía tener un silencioso asesino serial por dentro. 

—Lo sé, ¡y lo lamento!, pero lo había olvidado por completo, y no puedo quedar mal con mi compañero —ella exhaló con pesadez bajo la forma en que el chico la escrutaba intensamente—. Lamento arruinar sus planes... ¡pero diviértanse en mi nombre!

—Jodidamente no —escupió Park, un poco más allá de exasperado, haciendo que Gi abriera sus ojos desmesuradamente al igual que su boca comenzaba a boquear en busca de una buena coartada. ¿Jimin acababa de maldecir?—. Habías aceptado ir como si no pudieras mantener tu trasero quieto hasta poner un pie ahí, ¿y ahora me dices que tienes una cita de estudio? ¡Quién demonios utiliza ese estúpido término en el siglo XXI!

Gi asintió al alzar su vista al cielo, temerosa de la reacción que su amigo estaba teniendo pues había esperado dentro de sí que JiMin fuera un poco más comprensivo... y que no tratara de averiguar la verdad detrás de esa obvia mentira. ¿Por qué tenía que ser difícil aceptar que, de pronto, como si de una cobarde se tratase —lo cual era totalmente el caso— la idea de una cita de estudio sonaba más interesante que esa fiesta por la cual había tenido tanto insomnio estos días?

YooBin rió en silencio al echarle un ojo a aquellos dos mientras, sentada en un rincón de la habitación, terminaba de alistar el maquillaje para su reluciente traje. Bin era cautelosa y sagaz, tanto que no tenía que preguntar algo para saber que Gi se había acobardado como usual era en ella cuando los nervios provocaban demasiada presión sobre su sistema, pero frente a JiMin no estaba dispuesta a mencionar nada —orgullo, pena, llámenlo como quieran—, solo quería aclararlo con su amiga a solas, seguramente. La buena parte de esto, es que Yoo se llevaba el chisme.

—¡Jodidamente no, Heung HwanGi! 

—¡No me digas así!

Si no fuera porque la tercera en cuestión al fin había decidido ponerse de pie y separar a aquellos dos, la disputa hubiera sido mayor de lo que alguno imaginara: pequeños puñetazos de un lado, graznidos por el otro. Gi en verdad se sentía atacada si la llamaban por el nombre que menos le gustaba ya que lo aborrecía con todas sus fuerzas, a pesar de saber que solo era un método más para hacerla entrar en razón, o muchas veces lo contrario. Pero, para el colmo, era JiMin quien lo decía con tremendo descaro, así que no valía la pena el perdón. 

—JiMin, JiMin, de acuerdo —la chica sonrió con la cordialidad suficiente para incitar que el chico diera unos pasos hacia la salida. Su extraña pero factible manipulación era siempre efectiva; tal vez era su amabilidad superficial, esa linda sonrisa que pocas veces llegaba verdaderamente a sus ojos, o incluso sus gestos corporales, pero todo terminaba dando un fin—, la fiesta comenzará en unas horas, así que puedes ir a cambiarte o lo que sea harás con... eso, no importa. Ve a verte con los chicos, que yo hablaré con Gi.