until you hate me | k.th

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S e x t o C a p í t u l o , los días de hoy:

De una invitación poco convencional, y una visita estruendosa.

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Ensordecedora, podía describir JiMin con tan solo escuchar un poco de la música que sobresalía de los auriculares de Heung. Realmente ensordecedora, se iba a quedar sorda a tan temprana edad, aunque nada nuevo. Pero para el colmo, tenía tan mal gusto. ¿Quién seguía escuchando a Turbo en este siglo?

No entendía cómo es que seguían siendo amigos.

—Sólo vinimos a comer, ¿sabes? No tienes porqué seguir haciéndome la ley del hielo. —A pesar de que escuchaba la música salir de sus audífonos, él sabía sobre la extraña habilidad de su amiga por escuchar hasta la fricción de sus ropas al caminar.

Entendía que la música era su distracción con el mundo exterior, y aunque se le hiciera de mal gusto que justo a la hora de comer tuviera que utilizar esas medidas drásticas contra él, ya la conocía como a la palma de su mano que le costaba no acostumbrarse y reírse al respecto. Pero algo no podía ignorar: quizá esa técnica de hacerse la tonta diciendo que el volumen de su música es muy alto y realmente no estaba escuchando podría funcionar con los demás, pero él la conocía bien. Rara, como siempre, escondiéndose cuando el orgullo era demasiado para ella.

—No es la ley del hielo...

—Uff, al menos ya hablas.

—... Es la ley de "no quiero escuchar tu voz en el máximo de decibeles". —Y la cínica le sonrió sin quiera verlo.

—No sé cuál me haría sentir peor —admitió, pero realmente ni ofendido se sentía. Bueno, sí, solo por su mal gusto en música—. Pero si no piensas hablarme por mucho tiempo, me comeré esos dumplings que se están enfriando por nada.

—Tocas mi comida y te vas caminando con un palillo en el culo, Park.

Una risilla siniestra, pero a la vez tierna, atravesó el ambiente ya ligeramente menos tenso, solo ligeramente.

—Amigable, como siempre. La comida siempre funciona.

—La comida es lo único que aprecio y lo utilizas de forma sucia en mi contra —pero no por eso, Hwan dejaba de ser una exagerada—. Decepción.

—Pues si tan solo tu orgullo no fuera tan grande como tu apetito, serías la mejor amiga ideal. Decepción.

Lanzándole una rápida mirada fugaz, Gi no atinó a hacer otra cosa más que tomar sus propios bolillos y meter dos a su boca al mismo tiempo, negándose a responder eso porque sabía que terminaría perdiendo. Si pudiera subir más aun el volumen de la música, lo hubiera hecho.

Okey, todo el mundo sabía que tenía un problema controlando su orgullo y su coraje, pero no era para que se lo recordaran a cada cinco minutos, ¡hasta ella sentía pena por sí misma! Sobre todo, por no saber controlar sus fuertes emociones. Pero estaba trabajando en ello... o al menos eso se hacía creer.

—Me encanta tener la razón.

—Cierra la boca, Park.

—Sí, Park, cierra la boca y solo come —se escuchó la melodiosa pero no tan agradable voz del tercer invitado, de quien menos quería saber en esos momentos. ¿Por qué JiMin seguía invitándolo?

Como si rebobinara, las memorias de la última vez que se habían visto vinieron a su mente en pequeños cortometrajes, un momento detrás de otro hasta llegar a la noche estrellada, donde HoSeok la había dejado muy amablemente en la entrada de su dormitorio. Inútil de decir que la despedida había sido un simple "Nos vemos luego, Hwang", seguido de un "Piérdete en el camino, Jung".