Kiara
Mi cuerpo tiembla, mis lágrimas no dejan de salir y mis ganas de correr aparecen cada que lo muevo y no hay respuesta.
¿Que hice?
—Zack, por favor no quise hacerlo—Sollozo en su cuerpo—Levantate—Susurro en sus labios, pero otra vez no hay respuesta.
Escucho las pisadas de alguien por el jardín y levanto la vista encontrándome con Damián que mira la escena en silencio, con la mirada me está aniquilando y yo solo quiero salir a correr esperando que él esté bien.
—Tienes dos minutos para que me expliques qué pasó aquí—Se agacha tomando el pulso de Zack y sacando su celular para marcar a una ambulancia.
—Él...no hacia silencio y yo quería que dejará de repetir lo mismo, le dije que se largara y puse mi mano en su pecho empujándolo sin darme cuenta que estaba de espaldas en la ventana—Lloro como una niña pequeña con la sábana que cubre mi cuerpo.
—¿Y por que tienes una sábana en el cuerpo?
—Yo...Nosotros...Él y yo nos acostamos—Confieso con la mirada agachada, la respiración de Damián se pone tensa y escucho el sonido de las sirenas de la ambulancia a lo lejos.
—Cambiate, después hablamos.
Corro por el pasto y me adentro a mi casa, mamá está en la sala y me detiene de un solo tirón.
—¿Que está pasando? ¿Por qué la ambulancia está en la casa? —Pregunta preocupada.
—Es una larga historia, después te cuento, tengo que salir y tomar el auto—Limpio mis lágrimas temblorosamente.
—Después hablamos tu y yo.
Corro a mi habitación y busco ropa interior, me pongo el sujetador y saco una camiseta de Damián que tenía ahí, me pongo un short por debajo y el abrigo de mi hermano me hace juego con la ropa ancha que tengo, mi cabello está en un moño literalmente mal arreglado, pero no me importa para nada.
Llego al auto y lo enciendo, espero un momento mientras me pongo las zapatillas, arranco camino al hospital, pero el tráfico es horrible el este momento. Espero un momento y una hora duro aquí hasta que por fin puedo llegar; me bajo del auto y corro hacia adentro encontrándome con Damián, la madre de Zack y...La policía.
¿Qué?
—¿Como está él? —Me acerco a Damián que está sin expresión. Me voltea a ver y limpia mis lágrimas dándome un beso en la coronilla.
—No nos han dado razón, y la policía quiere hacerte preguntas—Señala al oficial que me saluda con la mano.
—Pero fue un accidente, yo no quería empujarlo. Lo juro—Lloro con más fuerza.
La madre de Zack no me mira y yo aprieto mi teléfono viendo hacia el policía.
—Acompañeme, debe responder unas preguntas.
Camina hacia la cafetería y yo lo sigo, Damián me da una sonrisa y me pierdo en el pasillo con el oficial. Él se sienta en una de las mesas y yo lo sigo, dejo el celular en la mesa y él se arregla abriendo su libreta.
—La madre del chico nos dijo que su hijo fue empujado de una ventana, ¿Lo hizo de aposta? —Pregunta con una expresión fría en su rostro.
—No, nunca quería hacerle daño. Estábamos discutiendo.
—¿Actuó en defensa propia? —Observa mi cuello—Porque puedo ver las marcas en su cuello y se que eso no llego ahí de la nada.
—Él no me lastimó, nosotros tuvimos sexo y ya.
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En Las Manos De Zack ✔️ [EN EDICIÓN]
Novela Juvenil¿Declararse a su amor platónico? Listo. ¿Llorar por amor a los trece años? Listo. Kiara Robinson había llenado la lista de la vergüenza después de habérsele declarado al mejor amigo de su hermano; Zack Ryder, para ella él era perfecto, para él era...