Capítulo 23

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Kiara

¿Debería estar feliz?

Si, es mi cumpleaños número dieciocho, tendría que estar demasiado feliz.

Vestía de blanco, pero no para la ocasión que realmente quería.

—Te ves perfecta, hermanita—Alagó Damián mientras arreglaba mi cola de caballo baja.

—Lo sé.

—¿Por qué no estás feliz?

—Lo estoy, solo que no he estado en mis mejores días. Pero no quiero arruinarle está noche.

Después de lo que sucedió en el callejón mi corazón se bloqueó por completo, lloré esa noche por última vez y al día siguiente logré controlar mis emociones. Hoy me sentía mucho mejor y quería divertirme con todas las personas que me amaban.

—Abajo te están esperando todos, te veré allí—Besó mi mejilla y salió de la habitación.

No todos mis cumpleaños eran los mejores, pero este iba a disfrutarlo al máximo porque ya era hora de brillar.

Arreglé mi vestido y salí de la habitación con las manos temblorosas.

¿Por qué estaba temblando?

No había respuesta.

Toqué los escalones y la mirada de todos los invitados cayó en mí, le sonreí a mis familiares y a unos pocos amigos que estaban acá.

—Te vez hermosa, hija—Exclamó papá dándome una vuelta.

—Gracias.

Me acerqué hacia Damián y los demás sonriendo felizmente.

—Estas radiante—Dijo Lindsay alegremente mientras tomaba la manos de su novio.

—Gracias—Sonreí—Hice lo que pude.

—Todo lo hice yo, el vestido lo escogí yo, y el peinado también—Habló mi hermano sentado en las piernas de Lady—Ella solo se quejaba de que no era lo que realmente esperaba.

—Pero quedaste preciosa, Kiki—Aludío lady quitando a Damián de sus piernas.

—No fue que me quejara, solo que el estilo que quiere Damián no encaja conmigo. Antes de escoger este peinado quería que me pusiera dos colitas. ¿Como quieren que no me queje?

Todos soltaron la risa negando hacia Damián.

—Se hubiera visto hermosa, más hermosa que hoy.

—¿Cuantos años tiene? ¿Ocho? —Dijo Andrew con una sonrisa en su rostro.

Nos quedamos unos minutos más hablando de varios temas, y nadie tocó el de Zack porque horas antes mi hermano ya había advertido de que no quería que lo mencionaran.

Escuché a mis padres saludar a alguien alegremente y volteé la mirada hacia la entrada, mi corazón se detuvo enseguida y las ganas de vomitar se hicieron presentes como cuando tenía trece años.

¿Por qué está aquí?

—Vinieron mis tíos, ve a saludarlos, kiki—Susurró Damián dándome una sonrisa.

Mi madre me llamó con un gesto de mano y caminé hacia ellos tratando de verme natural, pero realmente quería salir corriendo de aquí hacia los brazos de mi hermano.

—Que hermosa estás, mi pequeña kiki—Saludó mi tío alegremente posando su mano en mi cadera para besarme la mejilla.

Me quedé paralizada en mi sitio y cuando su agarre se aflojó le di una sonrisa a la bruja de mi tía.

En Las Manos De Zack ✔️ [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora