Capítulo 4

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Tal vez fue lo que pasó entre ellos lo que hizo que Gaara se viera impedido el poder asesinar a Lee, cuando lo conoció, Rock Lee apenas era un estudiante de academia, un chiquillo entrando en la adolescencia, uno que llegó de excursión junto a un par de compañeros. La estrepitosa forma en la que chocaron y de como Lee cayó sobre él, tal vez fue su aptitud tímida y nerviosa lo que llamó su atención.

Los pobladores de Suna no solían acercársele mucho, así que tener el contacto directo con Rock Lee hizo que se le erizada la piel, la sensación duró muy poco luego de que los compañeros de Lee lo tomaron cada uno del brazo levantándolo de encima de él y alejándolo al instante.

- Disculpe fue sin querer - dijo la niña al lado de Lee.

Cuando se colocó de pie observó con detenimiento a esos tres, cada uno tenía un contraste diferente. Pero quien más resaltaba era Rock Lee.

Llevaba una camiseta de color verde y unos pantaloncillos de igual color. Su cabello negro cortado en forma de tazón y esos ojos negros redondos hacían una extraña combinación, pero a Gaara le pareció fascinante.

- Lo siento mucho - dijo Lee inclinando medio cuerpo pidiéndole disculpas. Gaara no era muy mayor aquellos chiquillos, si les llevaba un par de años, pero de ahí nada más.

Lo hizo por inercia, coloco su mano encima del cabello de Lee cuando esté irguió el cuerpo, las mejillas del chiquillo se tiñeron por completo de rojo.

- No hay problema - dijo sin emoción. Los chiquillos se giraron y se fueron caminando, los otros dos iban recriminando a Lee diciéndole que debía tener más cuidado y que no debía separarse del grupo, Gaara no pudo apartar la mirada y vio cómo Lee giro su mirada hacia él.

Entonces había deseado tener más de eso, sólo para él.

[...]

Gaara llevaba mucho tiempo torturando personas, sentía una extraña satisfacción al verlos morir, no sabía explicarlo y se atormentaba a sí mismo por sentir placer en algo tan malo como lo era arrebatarle la vida a alguien.

Él no tenía planeado hacer nada, ni siquiera se le había cruzado por la mente el hacerle daño, simplemente quería toparse con aquel chiquillo una vez más. Algo simple y sencillo, chocarse nuevamente por las calles de la aldea.

Pero el destino y las circunstancias caminaron de la mano aquella noche cuando sentado en la cima de una torre en la ciudad, logró ver como aquellas tres figuras caminaban solas en las Lomas del desierto. Se vio tentado hacerlo, esos pensamientos oscuros inundaron su cabeza como pequeñas luces revoloteando alrededor de él. Tenía que hacerlo, podía hacerlo.

Pará empezar no fue muy difícil sorprenderlos, tres chiquillos curiosos que iban asustados a las antiguas ruinas de la que fue una parte de la aldea, Gaara logró capturarlos uno a uno. Había tenido especial cuidado con Rock Lee, no sabía explicarlo, hasta él mismo se sorprendió, pero no deseaba hacerle daño.

Los otros dos chiquillos le daban igual.

[...]

Cuando Lee despertó, se dio cuenta que estaba dentro de una celda, lo primero que vio fue aquel joven pelirrojo con el que se había chocado sin querer.

- ¿Dónde estoy? - preguntó colocándose de pie - ¿qué fue lo que pasó?

- Tu nombre es Rock Lee ¿Verdad?

Asintió con la cabeza.

- lamento mucho haber chocado contigo el otro día, hice que cayeras al suelo

- Mi nombre es Gaara

Rock Lee lo observó bien, el tipo no paraba de mirarlo.

- ¿En dónde están Neji y Tenten?

Al Final de TodoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora