Capítulo 15

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[...]

Gaara siempre fue consciente que algo no andaba bien con él, porque había cosas que a él le gustaban que no a todo el mundo le parecía bien, debido a eso ocultó su verdadera forma de ser y aprendió lo estaba bien ante los ojos de los demás y lo que estaba mal.

Quería experimentar la satisfacción de ser importante para alguien, no estaba mal, pero la manera en la que Gaara lo idealizaba y lo anhelaba era una forma poco inusual de hacerlo. Desde que era un niño sintió la soledad y el desprecio de su propia familia, su padre y sus hermanos lo odiaban por haber sido el causante de la muerte de su madre quien sabiendo que podría morir decidió tenerlo.

No era culpa suya, nunca lo fue, pero su familia se encargó de hacerlo sentir culpable y lo castigaron con la soledad, el único que no lo excluyó fue su tío Yashumaru, él cuido de Gaara cuando era un niño, pero lamentablemente alguien lo hirió de gravedad y murió dejando al pequeño Gaara nuevamente en la soledad.

A los pocos años, Gaara entendió muchas cosas acerca de lo que era la vida y en base a ello se volvió fuerte e inteligente para que las personas empezaran a notarlo, a darse cuenta que podía utilizar a las personas para su propio beneficio.

Poco a poco y con el pasar de los años, sus hermanos y su padre decidieron abrir un camino para que se uniera a ellos, Gaara lo acepto porque sabía que debía tener personas que lo respalden cuando las cosas pudieran salirse un poco de su control.

Aun así, no logro empatizar con todo el mundo, para ser sincero no logro empatizar con nadie, solo fingía llevarse bien con todos. Se comportaba de acuerdo a lo que la norma dictaba pero aun seguía sin sentirse a gusto. No había tenido ese rose que lo hiciera sentir especial.

El amor no existe Gaara, nunca lo encontrarás — fueron las palabras que su padre le dijo un día cuando Gaara le preguntó qué era y cómo se sentía el amor.

Enfurecido corrió fuera de la ciudad, tratando de perderse en la inmensidad del desierto, había sentido enojo antes de eso, pero lo que sentía ahora era mas que solo enojo.

— Hey, ¿te sientes bien? — ni siquiera había estado consciente cuando todo ocurrió, todo sucedió como si de una tormenta se tratara, se abalanzo sobre aquel pobre forastero sin siquiera pensarlo y para cuando reaccionó el tipo ya estaba muerto.

Ahí, en ese preciso momento, bañado con la sangre de aquel pobre infeliz, se sintió bien.

Se sintió liberado, relajado, había encontrado el tipo de desfogue perfecto para su furia, se sentía maravilloso, ¿acaso eso era la felicidad? Le causo tanta gracia que se echó a reír, era una cruel broma de la vida encontrar la felicidad en algo que estaba catalogado como "malo".

Cada vez que lo necesitara lo haría, desfogaría esos sentimientos que no lo dejaban en paz y ocultaria toda evidencia en aquel lugar. Pero todo eso fue evolucionando con el pasar del tiempo, no sólo quería asesinar y ya, quería algo más, quería verlos sufrir, quería ver esa expresión de miedo y sufrimiento en las personas.

No podría ser con pobladores de Suna, si alguno de ellos empezará a notar su ausencia de un momento a otro levantaría sospechas, debían ser personas ajenas a la Ciudad de Suna, tenían que ser de fuera, así Gaara estaría fuera de sospecha.

Así pasaron varios años, durante ese tiempo Gaara había cumplido con las expectativas de los ciudadanos de Suna y había obtenido su apoyo y aprobación para en un futuro poder liderarlos, era un chico astuto e inteligente, sabía utilizar los recursos que tenía la ciudad para mejorarlo todo, desde el estilo de vida de las personas hasta los contactos políticos y gubernamentales para que Suna dejara de ser solo una simple Ciudad en medio del desierto.

Al Final de TodoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora