La economía de los magne no era la mejor, tenían riquezas pero los padres de Samael se negaban a vender sus riquezas, además de que serían el hazme reír de todos los reinos.
-¿Que hacemos? -pregunto mi madre notablemente preocupada- si vendemos todo...
¿Por que la mate? Samael seguramente va a matarme en cuanto se entere de esto.
—Eres tan idiota Argía —tome mi cabeza entre mis manos y observe el cuerpo de Liz, intentaría ver si ella está bien pero claramente no estará viva con la apuñalada que le di— ¿Dónde debo ocultarla? ¿Cómo no me veo sospechoso? —aprete mi cabello, no sabía que hacer y eso me ponía mal.
Los susurros volvieron, pero está vez no eran de la bruja que me puso está horrible maldición, estás voces eran de un hombre y de una mujer, eran tranquilos pero no entendía aún así nada.
—Ja, las cosas no salen como quieres, ¿Verdad? —escuche atrás de mi y me aparte asustado cerrando los ojos— jm, mataste y eres miedoso —río y hizo que abriera los ojos observando a un ser casi igual a Liz, solo que llevaba unos cuernos— eres muy tierno pequeñín —apretó mis mejillas pero seguía centrado en sus cuernos— parece curioso por esto —me sonrió y hizo que los tocará— soy una demonio llamada Lilith, y vengo para un trato contigo —me tomó las manos— vamos, puedo hacer como que nunca haya pasado esto de ya sabes, el asesinato.
—Lo... Agradecería mucho —dije temblando— ¿Cómo se hace un trato? —la mire— por favor dígame.
—Solo dime lo que quieres más en específico y solo estrechamos las manos —me sonrió más, tiene demasiada elegancia—
—Quiero que nunca haya pasado esto, sacarme de la cabeza que nunca mate a Liz —mire a Liz— por favor solo pido eso —mi voz estaba apunto de quebrarse y moví mi mano hacia ella.
—Jm, bueno —sonrío con maldad y estrechamos las manos, sintiéndome cansando— serás feliz en el infierno, lo verás —me cargó y me puso aún lado de Liz— la única forma de que te saques de tu mente lo que has hecho es que mueras Argía —me beso la frente y se sentó en la cama cerrando mis ojos— nos vemos allá.
No pude más, deje de sentir algo en mí.
Narra Samael
Estoy buscando a Liz, no la veo desde esta mañana y empieza a preocupar me, pero no debe ser nada malo ¿Oh si?
Busco en el último cuarto, entrando a este veo algo que me deja sin palabras y me da una rabia.
Liz y Argía estaban acostados juntos, bañados en sangre. Tomo la mano de los 2 y notó frialdad.
Están muertos.
—No sabía que iba a pasar esto —mis lágrimas salieron y puse mi cabeza sobre el pecho de Argía— no quiero que me dejes, planie todo para nosotros por favor —aprete la mano de Liz— no me dejen solo...
Y este es el último final, muchas gracias por acompañarme en esta absurda historia que salió un día que estaba viendo mi celular.
Chau!
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