Capítulo 12: Ego.

85 9 1
                                    

Satoru se recuesta en su silla, apoyando un pie contra el borde del escritorio. Detrás de él, siente la mirada sin pestañear de uno de sus nuevos compañeros. Esa mirada parece perforarle la nuca, pero no le presta atención.


¿Qué hay que hacer?

Satoru supone que podría darse la vuelta y decir algo irónico para irritar al otro maestro, pero no está de humor para eso.

Desde su incidente en el tren, Satoru ha descubierto que no está de humor para muchas cosas.

Se reserva principalmente para sí mismo, hace su trabajo e ignora las quejas de los mayores. Sin embargo, cuando no hay sombras detrás de él, o cuando no está confinado dentro de las paredes que se esfuerzan por escuchar todo lo que podría decir, Satoru le enseña a su único alumno lo que él considera la verdad.

Considera importante armar a su alumno con lo que sus jefes consideran un conocimiento tabú. Si los ancianos pretenden cegar al joven a cómo funcionan realmente las cosas, entonces Satoru será el que le arranque la venda metafórica de los ojos de su alumno para que pueda ver la extensión infinita de la verdad.

Se mete la mano en el bolsillo del pantalón y saca esas gafas rotas hace mucho tiempo y juguetea con uno de sus brazos. Una leve sonrisa tira de las comisuras de sus labios. Si los ancianos hubieran pensado que él no radicalizaría a su alumno, entonces son mucho más estúpidos de lo que pensaba anteriormente.

Los dedos pálidos se quedan quietos por un momento y deja las gafas. Oídos agudos captan el suave susurro de la ropa y Satoru mira por encima del hombro, reconociendo finalmente al otro hechicero.

- Se siente como cada año, las clases se hacen cada vez más pequeñas - ella comenta con un suspiro cansado. Satoru se encoge de hombros, él mismo, había venido de una clase de tres y uno de los cuales terminó como un desertor, así que no es como si pudiera relacionarse con lo que sea que ella se lamenta.

- Quizás los niños se dieron cuenta de que esta no es su única opción. Quizás sus padres finalmente entendieron lo peligrosa que puede ser esta línea de trabajo - Satoru le da una sonrisa torcida. La mujer lo estudia por un momento antes de jadear y mirar su pequeña pila de papeles. Poco tiempo después, las uñas golpean la madera del escritorio. Satoru escucha como cada golpe se vuelve más y más furioso hasta que deja escapar otro bufido.

"- o seas ridículo, ¿qué más van a hacer? ¿Trabajar en una oficina?

- ¿Por qué no? Conozco a un tipo que habla sin cesar de que prefiere tener un trabajo regular que este. Ser un hechicero no es para todos. Los que son débiles se romperán. Los que tienen miedo en el corazón, sólo dudará en el calor del momento y lo único que se alejará de esa batalla será la maldición - Satoru se inclina hacia adelante, apoyando su barbilla en la palma de su mano mientras su sonrisa crece -. ¿Crees que un chico de quince años será capaz de vencer sus miedos naturales? ¿Sus dudas? ¿Su mentalidad tonta de que las maldiciones se pueden salvar a través del poder de la amistad, porque eso es lo que el anime les dice que es factible? - con cada pregunta, Satoru las enumera en sus dedos. El rostro de su compañera de trabajo se oscurece ligeramente y sus ojos se entrecierran.

- Para eso estamos aquí, para entrenarlos para que superen esos sentimientos.

- ¿Entonces estás admitiendo abiertamente que los entrenaste para convertirse en niños soldados? - Satoru arquea una ceja, fingiendo sorpresa, juntando sus manos sobre el escritorio.

- Es tradición - ella responde encogiéndose de hombros -. Son jóvenes e impresionables, son flexibles y absorben las cosas como una esponja. Esta es la mejor manera. La única manera - al escuchar esto, Satoru no pudo evitar echar la cabeza hacia atrás y soltar una carcajada.

Lámina De Oro (Geto&Gojo) [Traducción] {Vhaenya}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora