Quizás debería de escribir sobre lo que puedo sentir ante la partida en la que no podré compartir mas el tiempo junto a su mágica presencia.
Quizás aún por más fuerte que me haga, aun extraño su perfume impregnado en mi ropaje y, que en mi memoria se reproduce la película creada desde aquella noche invernal de casi tres años atrás, que hace que mis ojos se cubran de gotas saladas que resbalan sobre el contorno de mis mejillas formando un cuerpo de agua bajo los folios en los que escribo estos sentimientos a los que me aferro como el niño que se alegra ante aquel tesoro invaluable que le fue otorgado el día en que sin pensar, ni pedirlo, sus padres le dieron en una lejana tarde bajo la sombra de aquel viejo árbol en un verano dentro de una caja de regalo.
Había soportado verle a los ojos aun cuando en mi interior sabía que el momento era prestado en su compañía que no era más que la ilusión de pensar que por más que fuera especial para ella únicamente era la opción más cercana y constante con la que podría disfrutar del tiempo, y aun leyendo en su mirada la mentira que forjaba en mi imaginación disfrutaba las tardes de cinema, las noches frías acompañadas de café sabor a frambuesa, mazapán, y chocolate viviendo convencido en que era un ganador de un juego en el que solamente era yo quien participaba.
Quizás la confianza se había liado con el orgullo una partida en el que el juego siempre se iba a tiempos extras, inclusive a penaltis y que el favorito nunca era yo y, entre los disparos desde los once pasos el orgullo se imponía a la confianza, esa desgraciada que al primer conflicto se aleja dejando a la mente y al corazón en una discusión sin fin y en la que permite una sustitución de último momento a un adiós.
Posiblemente el futuro traerá paz y alegrías, subir en la tabla de la liga con partidas fáciles, sabiendo que el juego principal contra ella dejaré de avanzar, cayendo de posiciones hasta llegar al cociente y posiblemente a descender de la liga en la que sin pensar había sido competidor.
Quizás deje pasar tantas partidas al verla pasar frente a mi junto a esos amigos en los que encontraba todo aquello que igual que yo le brindaban y que por el miedo nunca quise aprovecharme o tal vez, no era el temor a defraudarla, si no, a la sensación de saber que el hecho de hacerlo ella se alejaría, talvez la conquista con pobres lanceros ante las grandes murallas de su imperio solo abrían un pequeño resquicio donde permitía a las grandes legiones de espadachines o caballerizas que otros enviaban, posiblemente su castillo llamado cariño era conquistado y su rey corazón era sometido ante embestidas que nunca le hice.
Las imágenes sobre todos los planes en los que bajo estrellas viajaban con nosotros en los transporte públicos que nos llevaban por la ciudad grande donde todos se pierden y abandonan tras dejar sus labores, nos permitían esos minutos en el edén, sobre crear un futuro juntos, bajo el mismo techo con un platillo caliente al final del día, donde nos pudiéramos contar nuestras andanzas de la jornada, nuestros éxitos y fracasos en el curro, donde perdíamos más de una vida encerrados entre cuatro paredes blancas que beben y destruyen nuestras almas, se me antojaba tan mágico y placentero como vivir dentro del "beep" de un hospital acostado en estado de coma, una ensoñación, que crece viviendo dentro de un laberinto de mentiras creadas por la mente, arquitecta perfecta que sus diseños nunca llevan errores, planos perfectos y de calidad exquisita que el mismo Gaudí envidiaría.
El sabor de uva maderada añejada veintitantos años igual que yo, acompaña el sentimiento real que junto a estos folios, el corazón y la mente se unen una vez más, en los que expresan al unísono los verdaderos sentimientos con los que vivo día a día, aun cuando ella está a algunos kilómetros de distancia de mí y una lejanía de años luz de llegar a tocar su corazón, en los que expresan que el Valhala llevaba su nombre, diosa creadora del mundo, inmortalizada en el templo de Asgard al que rezaba y cubría de flores con la esperanza de encontrarme con su luminosidad.
Nunca deje de sentir todo el maravilloso sentimiento que floreció en aquel viejo café, y que comenzó como un pequeño capullo que se abre despacio entre los rayos de sol y lluvia, que retoño cada vez que se acercaba con delicadeza y, tomaba mi brazo para vagar por las calles de antaño en el centro de la ciudad y del punto de inflexión del cual era presa sin saber realmente que me encaminaba hacia un mágico cuento del que inclusive el día de hoy sueño con que sea real.
Me gustaría poder decirle que aun siento ese hilo rojo, como la chamarra que usaba el primer día que la vi, reflejada en su mirada la luna, y que esta la iluminaba en el centro de todo el gentío que se encontraba en la plaza aquella noche, donde el letrero luminoso del nombre de la ciudad la guiaba caminando alegre y vibrante en esa noche de enero, en el que visualice a ese ángel enviado por el mismo cielo para llevarme a un paraíso sin fin, sin serpientes, ni frutos prohibidos. Quizás lucifer ese ser de luz y conocimiento me había otorgado el poder de sentir esa conexión cósmica que sentí en aquel instante; en el que desde el fondo de mis entrañas sabía que robaría mi mente, corazón y que, como fruto prohibido comido por adán y Eva, ella apagaría mi sombría soledad o como Jesucristo ante Lázaro me haría levantarme y andar, y que en menos de tres días me haría renacer en el mundo de los mortales.
Quizás todo lo que quisiera expresar dentro de estos folios es, como apreciar alguna obra de Picasso, Velázquez y, poder entender a Galileo, Einstein o talvez debería convertirme en un iluminati, un mesón, o quizás ambos se equivocaron y, la verdadera perfección solo era ella, quizás la dama de espalda en el cuadro de Dalí sencillamente era esa misma dama angelical y, su significado es entregarle el tiempo eterno, quizás como la apreciación de cualquier obra de arte de los viejos maestros artistas y que nos traslada hasta la época de Pitágoras y los viejos pensadores griegos, es solamente poder decirle TE AMO¡¡ aunque en el pleno siglo en el que vivimos es imposible resumir todo sentimiento en simples líneas y aún más en dos simples palabras, me atrevo a decirle TE AMO a pesar de todo.