Always | Catradora |

C a p i t u l o || 28 ||

| "Momentos difíciles" Parte 2 | 

De los Ángeles a San Francisco...son cinco horas con cuarenta y cinco minutos. Horas que se hacen eternas, me sentía angustiada, culpable ¿Por qué? Porque no estuve para mi esposa en un momento tan difícil. Debí cancelar el viaje, debí quedarme con ella. Tengo que admitir que me siento algo segura de que Melog este con ella en estos momentos, me comento que le consiguió un bastón blanco. Es un accesorio que usan las personas con esa discapacidad, también...me comento que Catra no tenía ninguna intención de llamarme. Eso me lastimo un poco, tenia todo el derecho del mundo de enterarme de la situación.

Es decir, estamos casadas. Prometimos estar juntas en las buenas y las malas, jamás seria capaz de romper aquella promesa. Melog me dijo...que Catra no quería que arruinara mi sueño, pero antes que mi sueño esta mi esposa, la persona que amo y que siempre amare, tendrá mi total atención. Mi vida entera si es necesario.

Cuando llegue, la casa estaba en total silencio. Llegue en la madrugada, así que todos estaban durmiendo. Al menos eso suponía, porque una vez que deje mis cosas en el sofá, escuche unos pasos...provenientes de la escalera. Me acerqué lentamente cuando...la vi, era Catra. 

Estaba bajando con mucho cuidado, usaba unos lentes negros. Melog me comento sobre ellos. No se como hice para aguantarme las ganas de abrazarla. Porque las lagrimas no pude evitar, solo permanecí en silencio, mientras la observaba con detenimiento. Al parecer ella no logro percatarse de mi presencia, creo que estaba buscando algo en la refrigeradora. Pero al buscar, algunas cosas cayeron al suelo. Catra solo hizo un sonido de molestia para recoger las cosas y volverlas a meter.

Al cerrar la refrigeradora, Catra se quitó los lentes para secarse unas lágrimas.

—No puedo hacer nada por mi misma, si continuo así...solo seré un estorbo para mi hermano y para mi esposa—

Por favor...no pienses eso. Retrocedí unos pasos hacia atrás para que no escuchara mi llanto, pero hice un pequeño ruido al alejarme. Ella lo escucho y levanto el bastón blanco hacia la dirección de donde provino el ruido. Me quede totalmente inmovilizada, pensé que creería que se trataba de algún ladrón. Pero no fue así...porque Catra se acercó un poco más y logro que el bastón llegara a tocarme.

—No recuerdo que hubiera un objeto en esa parte de la casa, entonces...—

Dijo para bajar el bastón y acercarse hacia mí. Toco mi rostro con una sola mano, parecía que trataba de descubrir de quien se trataba. Cuando paso sus dedos por mis ojos...y sintió que estaba llorando, se alejo de mi para darse la vuelta. No necesitaba decirme nada, ella había descubierto que se trataba de mí.

—Catra...porque ¿Por qué no me llamaste? —

Ella solo seguía avanzando para tomar los lentes oscuros que se encontraban en la encimera, al encontrarlos, se los puso para mirarme.

—Por dos razones. La primera, que no quería que arruinaras tu mas grande sueño. La segunda, porque no quería que volvieras a llorar por mi enfermedad. Puedo escucharte, puedo sentirte, pero no puedo verte. Duele demasiado tener a la persona que amas tan cerca de ti, pero que no puedas verla—

Sus palabras, hacían que mi corazón doliera cada vez más. Un nudo en la garganta se formó, sentía impotencia al no poder hacer nada. Pero mi corazón volvió a doler cuando observe que Catra estaba llorando, me acerque a ella lentamente para tomar sus lentes y ver como los ojos de mi esposa, se encontraban llenos de lágrimas. Así que la abrase, para que su dolor se volviera mío. Catra correspondió a mi abrazo, sus brazos me aferraban a ella. Como si...pensara que desaparecería.