CAPITULO 15

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Los cuatro caminaban de forma apresurada hacia unas de las salas privadas que se encontraban detrás del salón chocando en repetidas ocasiones con algunos meseros e invitados que se topaban en el camino. Solo querían una gran explicación ante aquel vergonzoso y espantoso momento que tan solo minutos antes sus queridísimos hijos les hicieron pasar.

Abriendo con un gran estruendo la puerta de la habitación donde se encontraba la pareja de esposos, el señor Suppasit entro furioso y señalando con su dedo índice a uno de ellos –Tú, mal agradecido, mal hijo, como te atreves a hacer una cosa así, grandísimo idiota, en qué demonios estabas pesando para poner mi empresa en las manos de este...este fenómeno de mierda y sobre todo, como te atreviste a casarte con este mal nacido porqué dime porqué maldita sea!!!- le reclamaba su padre tomándolo con fuerza de aquel flamante saco negro jaloneándolo en repetidas ocasiones lleno de ira y cólera en su mirada.

-Tu a mí no tienes que reprocharme nada, - se quita aquellas manos que lo tenían sujetado –Te recuerdo querido padre que yo soy el presidente y dueño legítimo de la compañía, todo esto impuesto y firmado por ti mismo, o es que ya no lo recuerdas. Fuiste tú quien me hizo cargo de todos los negocios y de la empresa misma, yo simplemente aproveche el momento- formando una sonrisa un poco sínica y mirada frívola ante aquel hombre que solo abrió grandes sus ojos sin poder creer lo que su hijo le decía –Tu ya no tienes cabida en este negocio papá, ahora soy yo quien está a cargo.

-Mew hijo pero que estás diciendo te has vuelto loco, que te pasa, porqué actúas de esta manera, cariño somos tus padres- con unas lágrimas de angustia le preguntaba aquella mujer parada a tras de su esposo viendo como su único hijo hablaba de un amanera nunca antes vista por ella, pareciera completamente otra persona de la que ella estaba acostumbrada a tratar y no a ese hombre frívolo que tenía enfrente -Cariño por favor ven vamos a casa si, ahí hablaremos más apropiadamente- alzando una de sus manos para llegar a él y atraerlo hacia ella en una inocente petición y con una suplicante cara, su madre solo quería apartarlo de quien se encontraba a su lado y salir cuanto antes de de ahí –Esa ya no es mi casa madre, nunca lo fue, al menos no para mí, siempre fue una cárcel en la que tenía que fingir una vida absurda controlada por ustedes dos, una vida que por diez años fue el peor de los infiernos y que tuve que aguantar para hoy poder ser libre finalmente y estar con la persona que amo

-Gulf, quiero una explicación en este preciso momento mocoso estúpido- lo levanto de un jalón su madre de aquel sofá en el que trataba de recuperar sus sentidos –Como se te ocurre hacer tan semejante estupidez, estas mal de la cabeza o que te pasa, que acaso no tuviste suficiente con lo que paso hace tiempo con este idiota, ¡se aprovechó de tu pobre hermana y su padre nos robó! Por su culpa casi nos vamos a la quiebra.

-No puedo creer que estés haciendo todo esto por despecho Gulf, pensé que avías dejado esos sentimientos de venganza hacia a mí, yo que soy tu hermana, yo no tuve la culpa que esa noche Mew se acostara conmigo estando contigo, te lo dije, lo que sentíamos el otro por el otro nos llevó a estar juntos esa noche- le decía entre exagerados sollozos abrazándose a su madre, creando una escena digna de aplausos, y es que tanto Gulf como Mew sabían perfectamente que lo que decía Malai era una total y completa mentira –¡BASTA!- grito desesperadamente y dirigiéndoles una mirada de odio y fastidio a aquellas personas que llegaron a irrumpir su tranquilidad en aquel momento y durante tanto tiempo, no permitiría una majadería más de su parte y mucho menos que los trataran de esa manera a él y a su esposo.

-No tienen vergüenza, todos ustedes son una bola de falsos mentirosos que solo aparentan ser lo que no son, malditos parásitos inútiles mantenidos, lo único que saben hacer es fastidiarle la vida a los demás sin importarles nada. Creían que no nos íbamos a dar cuenta de todas sus mentiras y de todo lo que hicieron para separarnos, tu maldita arpía- señalaba a su hermana de forma rencorosa y lleno de rabia -Tu menos que nadie tiene cara para reprochar algo, eres una maldita zorra a la que solo le importa el dinero y una posición absurda al igual que tu madre- y sin más le suelta una bofetada descargando todo lo que tenía guardado durante tanto tiempo importándole poco que fuera una mujer, todos se quedaron estupefactos ante el acto incluido su esposo quien no hizo nada para detenerlo, él sabía que Malia se lo tenía bien merecido – ¡DESTRUYERON NUESTRAS VIDAS!, no se imaginan por el dolor que pasamos Mew y yo a causa de sus malditas mentiras, y todo por su maldita ambición y hambre de poder, de obtener algo que nunca fue suyo teniéndolo son importar que lastimaban a sus propios hijos, se supone que un padre no hace eso, se supone que deberían apoyarnos en todo, pero su codicia fue más fuerte que todo lo demás- sacando una siniestra sonrisa se puso firme y se dirigió tanto a su familia como a la de Mew -Pues les tengo noticias a partir de ahora todos ustedes no tienen absolutamente nada, así es, como lo escuchan, únicamente mi esposo y yo somos los legítimos dueños de todas las compañías Suppasit y Kanawut, al igual que las cuentas de banco y propiedades, todo absolutamente todo nos pertenece únicamente a nosotros dos- su madre y hermana se quedaron perplejas ante tal notificación, mientras que sus suegros cayeron en unos de los demás sillones con la mirada perdida como si les hubieran avisado de algún fallecimiento.

ANTE TODO NUESTRO AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora