CAPITULO 16

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Una lápida de mármol blanco era vista por esos pares de ojos llenos de nostalgia y tristeza al recordar lo que algún día pudo ser y no lo fue. Con la leyenda inscrita en una fina y hermosa letra se podía leer: "Para nuestro amado hijo, siempre estarás en nuestras vidas, recuerdo de tus padres" con delicados movimientos de sus dedos tocaba ese frio sepulcro, algo en su corazón se estremeció tanto al grado de poner sus ojos cristalinos en unos segundos. Perder un bebe era lo peor que le podía pasar a una persona en la vida, era como si una parte de ti estuviera muerta en vida, se sentía un vacío descomunal lleno de dolor y tristeza; una pérdida irreparable en todos los sentidos y eso Gulf lo sabía más que nadie, aun no entendía que fue lo que provoco que perdiera a su bebe, en aquel tiempo era muy joven y estaba muy mal anímicamente más sumado el poco o nulo apoyo que le daba su madre para ayudarlo durante el embarazo hizo que en uno de esos días con una gestación de casi seis meses Gulf perdiera a su hijo cayendo en una fuerte depresión.

Aun lo recordaba como si fuera ayer, sus recuerdos lo martirizaban al culparse de lo sucedido, todos los días era el mismo sueño: despertando en una habitación de hospital con su vientre ya plano y con su cabeza dando vueltas debido a tanta anestesia; Lo siento joven, pero ha sufrido un aborto espontáneo y su bebe murió fueron las frías palabras que al despertar el doctor a cargo le dijo sin más ¡no, no, no! Mi bebe, no por favor mi bebe no... no solo gritaba su cuerpo sino su alma de tanto dolor, su gran ilusión, el fruto de amor que habían concebido él y el hombre al que tanto amaba había desaparecido en un abrir y cerrar de ojos al igual que la mitad de su alma.

Ya habían pasado un par de semanas desde que dieron de alta del hospital a Gulf, y aunque el doctor le recomendó estricto reposo, el nombrado decidió hacer una excepción en aquella fresca mañana de otoño, ¿cómo dejar pasar ese día tan importante?, si lo llevaba clavado en su pecho como una fría daga que atravesaba su corazón. -Él tendría ya casi diez años y seria nuestro mayor orgullo- le dijo su esposo abrazándolo por la espalda envolviéndolo en sus brazos brindándole una calidez que podría opacar aquel gran dolor.

-Aquí estamos mi amor, como te lo prometimos hace diez años tu padre y yo, cumpliendo nuestra promesa de estar juntos y empezar una nueva vida. Sabes –colocaba sus manos en su vientre acariciándolo suavemente- vas a tener un hermanito o hermanita jejeje aún está muy pequeño para saber que será , pero estoy seguro que será el mejor hermano menor que podrías tener, tu recuerdo seguirá con él al igual que sigue en nosotros, le haremos saber que tiene un hermano mayor que lo quiere y lo cuida desde el cielo- su voz empezaba a quebrarse con aquellas palabras -Te queremos mucho mi amor y jamás te vamos a olvidar porque aunque no estés con nosotros fuiste tú el motor de nuestras vidas durante todo este tiempo, nos diste fuerza para luchar por lo que papá y yo tanto deseábamos estar juntos y vivir nuestro amor.

-Mi amor será mejor que nos marchemos aun estas un poco delicado y tienes que descansar, por favor- le tomaba de la mana y dándole una caricia a su mejilla en un tono de una sutil suplica –Mi querido hijo te prometo que cuidaré de papi y de tu hermanito lo mejor posible, no dejare que nada ni nadie les haga daño y daré lo mejor de mí para darles una vida llena de dicha y felicidad- al igual que su esposo acariciaba suavemente el mausoleo de su difunto hijo y dando una última mirada asía atrás los dos se marchaban en completo silencio y baja mirada, porque por más promesas cumplidas o tiempo pasado, nunca superarían el gran dolor de perder a un amado hijo.

La Nana de Gulf por supuesto se fue a vivir con ellos a esa bonita y acogedora mansión y es que ella era su cómplice número uno, ya que gracias a ella su niño querido se pudo dar cuenta de las mentiras y bajezas con las que Malai intentaba separarlos. Llenaron de luz y vida su hogar con su alegría y entusiasmo al empezar un nuevo comienzo; el jardín era una fiesta de color para la vista y una exquisita degustación de aromas que creaban el escenario perfecto para un cuento de hadas.

Aunque Gulf no tenía permitido hacer cosas pesados o exaltarse demasiado, de vez en cuando paseaba por su jardín haciendo pequeños buques de olorosas flores para adornar su casa, en la cocina ayudaba a su Nana a preparar la comida para su esposo y uno que otro postre, estos más que nada a petición de sus antojos. En realidad, vivían tranquilamente y aunque su marido se encargaba en estos momentos de la empresa que los dos habían formado, él le ayudaba con algunos trabajos o proyectos desde casa en el cómodo despacho que compartía con su esposo.

Una tarde lluviosa del mes de octubre Gulf se encontraba con la mirada algo perdida dirigiéndola hacia su bello jardín, con una mano sostenía una taza de té que Nana le había preparado para ese ambiente fresco y con la otra acariciaba su ya abultadito vientre de tres meses, pegando sus rosados labios, le dio un sorbo a aquella infusión y dio un suspiro haciendo que el delicioso aroma entrara a sus fosas nasales provocándole una sensación relajante.

- ¿En qué piensas mi niño? - le dijo la anciana mujer al verlo tan absorto de la realidad en aquel momento –Desde hace un momento noto que estás pensando en algo, ¿te preocupa algo mi querido niño?

-No es nada Nana- se dirigía a ella volteándose dejando atrás su colorida vista, acomodándose en aquel sillón blanco y cogiendo su taza entre sus manos acercándola a su pecho –Solo, solo estaba recordando- y suelta un leve suspiro volviendo a mirar asía el ventanal viendo cómo la lluvia se hacía más amena –El tiempo pasa muy rápido y todo cae por su propio peso, se nos hacía imposible llegar hasta hoy a Mew y a mí, pero aquí estamos, juntos por fin.

-No te atormentes con esos tontos recuerdos Gulf, miren hacia adelante y vivan su presente lo demás ya está en el pasado, lo único que importa de hora en adelante es su felicidad al lado de su hijo que estoy segura les traerá puras cosas buenas.

Él solo asintió con su cabeza mientras le daba otro sorbo a ese delicioso té, su Nana siempre le preparaba uno dependiendo el momento, sea cual sea el sabor siempre atinaba a endulzar o curar su alma y su cuerpo con aquellas deliciosas tazas de té.

Pero su mente seguía con aquellos recuerdos, tal vez eran las emociones del embarazo que eran parte de éste, pero todos los días repasaba esas memorias las cuales en ocasiones lo hacían llorar de tristeza o maldecir con un gran rencor ante lo sucedido, en fin, solo eran recuerdos que como dijo su Nana han quedado en el pasado...

ANTE TODO NUESTRO AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora