CAPITULO IX

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Navidad

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Navidad... ¿feliz? 

Parte I

Me desperté somnolienta y con un fuerte dolor de cabeza.

No sé qué me pasa últimamente, pero casi siempre que despierto tengo mucho dolor de cabeza.

Un recuerdo vago pasa por mi mente y es el momento que estaba en casa de la abuela de Karoline, ella nos estaba contando una leyenda y luego entro un señor, de ahí no recuerdo nada.

Bajo en busca de Anwir. Él había ido con nosotras y solo espero que yo no me esté imaginando cosas.

Voy al pasillo donde están las habitaciones de los que trabajan en esta casa y veo una semi abierta.

La abro lentamente y me encuentro con una espalda húmeda. Tiene una toalla alrededor de su cadera mientras se seca el cabello con una toalla.

Los músculos de su brazo se tensan a medida que seca su cabello. Se ve malditamente sexi.

Quien te ve Laurita, pero estoy de acuerdo.

Gotas de agua bajan por su espalda y cae al suelo creando un leve charco de agua.

De pronto, se suelta la toalla y se inclina para colocarse su bóxer.

Bendita vista.

Tiene buen trasero, lo tiene paradito.

Decido apartar la vista y esconderme antes que me vea. No me gustaría que invadieran mi privacidad de esta forma, ni mucho menos que me vea así.

Por ende, decido tocar la puerta con los nudillos y escucho un "voy" en el otro lado de la puerta.

Solo espero que mis mejillas sonrojadas no me delaten por lo que acabo de ver.

En un rato sale con el cabello húmedo y una camisa blanca con los botones de arriba desabrochados. Tiene las mangas hasta los codos y se notan los músculos del brazo.

Cierro y abro lo ojos para concentrarme.

— ¿Qué paso ayer? —pregunto. Y él me mira con el entrecejo arrugado.

—No entiendo a qué te refieres.

—Tengo la sensación que ayer paso algo, tengo un recuerdo vago de que un señor fue a casa de la abuela de Karoline —digo moviendo las manos de un lado a otro.

—Relájate —me agarra de los hombros y se inclina para estar a mi altura—. Ayer no salimos de casa, e incluso tus amigas vinieron para acá, luego te quedaste dormida y yo las lleve a su casa.

— ¿De verdad? —digo, mirando sus labios rosados entre abiertos.

Él asiente con la cabeza.

Las chicas de Deadwood +18 [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora