Las chicas de Deadwood +18 [TERMINADA]

CAPITULO XV

JUEGO TERMINADO

Mi cuerpo se tensa y la sangre se me enfría, las lágrimas no se me detienen y me niego a abrir los ojos, me niego ver el cuerpo inerte de Bowser.

Otro disparo suena y solo agacho la cabeza esperando mi turno.

Pero una voz conocida hace que los abra inmediatamente.

— ¿Has disparado alguna vez? —Morana sigue disparando a las personas de negro.

En mi vida he agarrado una, pero ahora mismo no estamos para aprender sino para actuar.

Agarro el arma que dejó cerca de mis pies y empiezo a disparar cualquier cuerpo con ropa negra.

Algunas balas le dan muy lejos al cuerpo del objetivo, pero cada cinco balas al menos una le da a alguien.

Mi espalda choca con la de Anwir y en cierto punto me alegro que no le haya pasado nada.

— ¿Bowser? —pregunto sin dejar de disparar, pero las municiones se me acaban y Anwir me extiende otra arma.

—A salvo —se limita a responder.

Concentrada en lo que hago, continúo disparando, pero muchos dan retroceso y se pierden en la oscuridad del bosque.

Miro mí alrededor y más de veinte cuerpos inertes se encuentran en el lugar. Busco con la mirada a Morana y la encuentro pasando los dedos en un charco de sangre para luego pasárselo a la boca.

Iu.

Me acerco a ella con cuidado, pero se levanta y me mira sin expresión alguna. Le señalo la comisura del labio donde tiene un poco de sangre y se pasa la lengua por el lugar.

—Debemos irnos —informa pasando por mi izquierda y la sigo llegando al cuerpo de Bowser.

— ¿Cuánto tardara en despertar? —lo señalo.

—Un día como mínimo —nos subimos todos en un vehículo. Esta ve conduce Anwir, al lado esta Morana y aquí atrás estamos Bowser y yo.

Eso me deja desconcertada por unos momentos.

Solo faltan menos de tres horas para el amanecer y para ese entonces Bowser ya debe estar despierto, porque si no, todo se irá a la mierda.

Aunque Morana no se ve muy afectada por eso, tal vez sea resignación a volver a empezar o simplemente tiene un plan b.

Me voy por la segunda.

Anwir maneja a toda velocidad sin importar que la calle esté un poco resbaladizas, debemos llegar sí o sí. Pero recuerdo algo que me dijo hace un momento.

—Morana, ¿Conoces toda la historia de tu gente? —se gira desconcertada por lo que acabo de preguntar.

—Supongo que sí. ¿Qué necesitas saber?