𝓔𝓵 𝓹𝓪𝓽𝓲𝓸 𝓭𝓮𝓵 𝓬𝓸𝓵𝓮𝓰𝓲𝓸

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No era la primera vez que estabamos en esta situación, esto se lleva repitiendo desde que Horacio me encontró sentado en esa calle vacía en medio de la noche. La primera vez de esta situación fue cuando apenas cumplí los dieciséis y horacio tenía quince. Teníamos la manía de asomarnos todos los dias a el patio de un colegio cercano donde habían niños de nuestra edad y más mayores. Yo siempre tiraba piedritas a un grupo de pijas que estaban en una esquina mientras Horacio estaba a su rollo, hasta que un día me aburrí y me puse a su lado para ver lo que hacía.

- ¿Que haces? -Le pregunté al ver que estaba totalmente distraido y al no encontrar respuesta miré en la misma dirección que él- ¿Quieres jugar al fútbol? -Le dije, pues me fijé que estaba mirando a unos chicos que jugaban a ese deporte en un lado del patio-

- ¿Qué? No, no. -Dijo mientras apartaba la mirada de allí.

- ¿Estas bien? -Dije al ver que su expresión se entristecia.

- Si, ¿podemos volver ya?

- Vale.. como quieras.

Luego de aquello volvimos a un almacén viejo y abandonado, donde teníamos dos colchones y algunas mantas, aparte de varios objetos a los que tristemente llamábamos pertenencias. El día transcurrió como cualquier otro, Horacio se pasaba las horas bailando y cantando canciones de una radio que conseguí arreglar para él, mientras yo lo miraba, leía o salía a por algo de comer. No fue hasta la noche cuando ya cada uno estabamos en nuestra respectiva "cama" cuando Horacio llamó mi atención.

- Oye, Gustabo. -Dijo él mientras se removia en su colchón para mirarme.

- ¿Si?

- ¿Es normal que me llamen la atención los chicos?

- ¿Te refieres a que quieres ser como ellos?

- No... me refiero a que me gusten.

Abrí los ojos al escuchar aquello y me incorporé mientras encendía la lámpara de vela que tenía a un lado de la cama, vi su mirada triste en cuanto la luz me lo permitió y me senté en el colchón dando dos golpecitos en un lado para que se sentara, él vino y se sentó frente a mí.

- Pero, ¿gustar de gustar?

- Si, Gustabo, gustar de querer ser novios.

Me mantuve en silencio unos segundos, pues realmente la sexualidad no era un tema al que me pensaba enfrentar tan pronto, pero si entendía que Horacio me hiciera esas preguntas a mí, ya que yo era la persona que le ayudaba y le resolvía todo.

- Horacio, es totalmente normal que te sientas atraído por los chicos, quiero decir, no tienes por que preocuparte por eso.

- Pero es que los chicos solo se fijan en las chicas bonitas.

- Si no se fijan en ti es su problema, ya vendrán chicos a los que les gustes.

- Ni he dado mi primer beso aún.

- Horacio, no pasa nada, todo a su tiempo.

- Pero hasta tú diste tu primer beso.

Mentira, ya no había dado mi primer beso aún pero a Horacio le dije que sí. ¿Que por qué? Porque quería mantener esa imagen de saberlo todo que el tenía de mí.

- Pero por que se me dió la situación -respondí-

- ¿Como se siente besar a alguien?

- No es una sensación que se pueda describir.

El silencio se hizo presente y la mirada de Horacio se clavó en mí, vi como echaba una vista corta hacia mis labios y suspiré, ya me había acostumbrado a leer las intenciones y gestos de Horacio hace mucho, asique entendí lo que pretendía al momento.

- Horacio, eso no es buena idea.

- Vamos, ¿Que más da? Solo quiero saber que se siente.

- Esas cosas se hacen entre pareja o entre ligues, dudo que quieras que tu primer beso sea yo.

- Pero tu eres quien me lo enseña todo, a mi no me importa que seas mi primer beso.

No se como accedí a aquello, pero lo hice, algo dentro de mi no quería dejar que alguien más fuese el beso especial de Horacio. Ladeé un poco la cabeza y el hizo lo mismo, llevó su mano a mi mejilla y en ese momento sentí como sus labios rozaban los míos. Sí, Horacio fue mi verdadero primer beso. Luego otro, otro y otro más. Hasta que nos separamos y abrí mis ojos despacio, encontrándome con su cara algo sonrojada y sonriente.

- ¿Feliz?

- Si, gracias.

- Bien, ahora deberías dormir.

- ¿Puedo dormir contigo?

- Si, pero duérmete ya.

Apagué la lámpara de vela que nos daba la poca luz que había y tras acomodarme, Horacio hizo lo mismo sobre mí, rodeandome con un brazo, lo que ya tenía como costumbre cuando dormiamos juntos, asique no me molestó.

- Buenas noches, Gus.

- Buenas noches, Horacio.

Lo que yo no me esperaba esque aquello se convertiría en una montaña rusa de alti-bajos que me perseguirá durante toda mi vida.











⚠️Capítulo corto⚠️


Capítulo corto para empezar para no soltar todas las etapas de una vez, a partir de el segundo capítulo los haré más extensos, si os a gustado no olvidéis votarlo, Adiós! <3

×𝑈𝑛𝑜 𝑠𝑖𝑒𝑚𝑝𝑟𝑒 𝑣𝑢𝑒𝑙𝑣𝑒 𝑎 𝑑𝑜𝑛𝑑𝑒 𝑝𝑒𝑟𝑡𝑒𝑛𝑒𝑐𝑒× 《Gustacio》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora