𝓒𝓪𝓼𝓪𝓽𝓮 𝓬𝓸𝓷𝓶𝓲𝓰𝓸

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Unas semanas más tarde empezamos a ejercer como agentes del fbi, al principio todo iba bien, pasó un mes en el que todo eran risas de nuevo. Estabamos cómodos y pasabamos mucho tiempo juntos. Si digo la verdad fueron los meses más felices de mi vida, teníamos dinero, estabamos juntos y la sonrisa de Horacio me despertaba todas las mañanas, la verdad es que no he visto mejor amanecer que ese. Recuerdo que un día estabamos patrullando y presenciamos una pedida de matrimonio. A Horacio le brillaban los ojos, hasta insistió en acercarse a felicitarles y casi sale corriendo con el anillo. En cuanto a mí, las pesadillas desaparecieron, al menos cuando dormía con Horacio. Todo iba de maravilla, casi parecía real y más de una vez tenía miedo de abrir los ojos por si despertaba en el psiquiátrico. Un día me levanté temprano y fui a la joyería de Los Santos a comprar el anillo más brillante que encontré para pedirle matrimonio a Horacio. Realmente el matrimonio no era algo que tenía en mente ni mucho menos, pero si a él le hacía ilusión yo no iba a oponerme.

— Horacio, ¿tú que opinas del matrimonio?

— ¿Del matrimonio?

— Sí. –Asentí sintiendo como acariciaba mi mano suavemente.

— No sé, me gusta la idea de casarme.

— Pero, ¿Modo ceremonia grande?

— Eso no me importa en realidad... yo creo que lo importante es la persona.

Creo que esa charla se quedó en mi cabeza incrustada como si fuera un metal punzante. Y no puedo negar que más de una vez salí a la calle con la caja en el bolsillo, esperando el momento perfecto, el lugar perfecto.

Lo que yo no esperaba es que derrepente todo cambiara. Y es que la felicidad son fragmentos cortos de tiempo que se presentan siempre antes de una catástrofe. Un día desperté en medio de una explanada, el olor metálico de la sangre inundó mis fosas nasales como un recuerdo amargo. Mi mayor pesadilla echa realidad, me pasé la mano por la cara. Sangre, sangre y pintura. Mire mi ropa, iba vestido de payaso, corrí por la explanada sin entender nada, desorientado y con un único pensamiento en la cabeza: Horacio.

Lo primero que hice cuando llegué fue llamarlo, mi corazón se encogió cuando no me contestó, entré en pánico. Recuerdo buscar las llaves de mi coche con ansia por todo el lugar, asustado, hasta que escuché mi móvil sonar.

— Gus, ¿pasa algo? – escuché su voz de dormido através del teléfono.

— Horacio, perdona, estaba buscando algo y te iba a preguntar pero ya lo he encontrado. Sigue durmiendo. –dije en un rono tranquilo, aliviado por asegurarme de que estaba bien.

Decidí darme una ducha y entré el baño, pero cualquier atisbo de tranquilidad se fue cuando vi escrito en el espejo "¿Te crees que te ibas a poder librar de mí?".

Ahora, no sé como explicarte todo. No sé cómo justificar mis actos. Soy un cobarde Horacio, un puto cobarde. Te he dejado en una esquina de tu armario el anillo con los papeles firmados para casarnos, tengo contactos y si tú los firmas y los entregas este sábado, estaremos legalmente casados. La información ya está escrita en los papeles. Y bueno, creo que es hora de que te lo explique, he pensado que si leías nuestra historia desde mi perspectiva podrías comprender muchas cosas. También que sería una forma perfecta para distraerte y que no te diera tiempo venir a por mí. Horacio, esta es una forma cobarde de despedirme de tí, pero es mejor que desaparecer sin decir nada.
No me llames, no me escribas, no me busques tú por favor, no quiero que me veas así. No puedo pedirte que no llores, pero si quiero pedirte que pases página. Siempre voy a estar contigo, tú nunca vas a quedarte solo, no puedes, porque te quiero, te quiero con locura. No sé cómo es la muerte pero apuesto que es menos dolorosa que irme a dormir con la posibilidad de que seas tú el muerto al amanecer. Por eso prefiero morir yo, es una decisión precipitada pero el miedo me puede, le he hecho daño a muchas personas y podría hacértelo a tí. No sé que más decir o justificarme, solo quiero que sepas que mi último pensamiento vas a ser tú, Horacio Pérez. Con amor, Gustabo.

×𝑈𝑛𝑜 𝑠𝑖𝑒𝑚𝑝𝑟𝑒 𝑣𝑢𝑒𝑙𝑣𝑒 𝑎 𝑑𝑜𝑛𝑑𝑒 𝑝𝑒𝑟𝑡𝑒𝑛𝑒𝑐𝑒× 《Gustacio》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora