El tiempo que pasé en el psiquiátrico me sirvió bastante para darme cuenta de lo mucho que extrañaba a Horacio. Poco a poco mi conciencia recuperaba los recuerdos de lo que pogo vivió, cada vez que cerraba los ojos veía a Horacio en el suelo medio muerto por culpa de un disparo que yo mismo le había propiciado. La carga de sus acciones residía en mi conciencia como si fueran las mías propias. Contaba los días para salir de aquel sitio y poder buscar a Horacio, no pude evitar preguntarme qué es lo que pensaba de mí.
— Y bien Gustabo, ¿Qué tal las pesadillas? - me preguntó un psicólogo de el psiquiátrico sacándome por completo de mis pensamientos.
— Mejor, la verdad.
Mentía, las pesadillas no eran tanta carga como lo era pogo para mi cabeza. En parte pensaba que las merecía por todo lo que hice, pese a que el psicólogo me dijo más de una vez que yo no tenía la culpa.
— Si sigues avanzando de forma positiva seguramente te daremos el alta en un par de meses.
— Pues voy a avanzar entonces, que lo sepa.
— Esa es la actitud.
Ya me dejaban hacer salidas pero yo me negaba, no iba a buscar a Horacio para terminar la noche de vuelta en el psiquiátrico. Esperé aquel tiempo con ansia y finalmente ya estaba de alta. No sabía que hacer ni por donde empezar, no me podía acercar a comisaría y dudaba de que Horacio siguiera viviendo en el mismo departamento. Pasaron unas semanas donde encontré trabajo y me pillé una caravana en las afueras de la ciudad. Hablando con mucha gente conseguí dar con Horacio y uno de esos días lo esperé en el gimnasio de la playa, sitio que solía frecuentar según mis contactos. Lo vi entrar pero el no notó mi presencia, dejé que pasara media hora, una hora o no sé cuánto más. Se levantó y se dispuso a salir del lugar, yo lo seguí. Empezó a callejear y en una de las esquinas me esperó con un cuchillo tembloroso por que alguien le siguiera.
— ¿Quién eres y por qué me estás persiguiendo? - preguntaba mientras acercaba el cuchillo a mi cuello.
Fue entonces el único momento en el que pude mirar sus ojos, se notaban cansados y vacíos como si hubieran perdido el brillo que millones de veces me había sacado una sonrisa. Su voz era agresiva, sin atisbo de la dulzura que componía sus palabras años atrás.
— Responde - ordenó.
— Soy yo tío, soy Gustabo. - me quité los accesorios que tapaban mi cara tan rápido como sentí un leve pinchazo en el cuello.
Noté que quiso llevarme la contraria pero cuando me miró a los ojos apartó el cuchillo con rapidez, este cayó al suelo torpemente creando un sonido metálico que activo sus palabras.
— ¿Gustabo? ¿Qué cojones? Donde... ¿dónde has estado? - preguntaba nervioso.
— Es una larga historia... me ha costado encontrarte cabrón.
Luego de un par de quejas y abrazos por su parte lo llevé hasta la caravana para enseñarle el lugar, entramos y nos sentamos en la cama mirando a la pared frente a nosotros.
— He estado en un psiquiátrico durante este tiempo, he avanzado mucho y la verdad ya creo que estoy muchísimo mejor. Solo tengo que volver a ver al psicólogo una vez a la semana.
Horacio se mantuvo en silencio.
— Ya no hay rastro de pogo gracias a los tratamientos y a estas pastillas.
Meneé las mencionadas como si se tratara de una maraca para darle más comedia, pero Horacio seguía completamente callado. Rápidamente noté como él tomaba mi cara con una mano y me dejaba un beso rápido en los labios, cosa que automáticamente me causó un escalofrío. ¿Por qué hacía eso? Pensé que me detestaría por todo lo que hice, no merecía eso, no merecía nada bueno y menos que viniera de Horacio. Pero mi cuerpo no me dejó apartarle, me llevé meses extrañando ese calor y ahora lo necesitaba más que nunca. Pensamientos contradictorios invadian toda mi cabeza y sentí que el aire me empezaba a faltar.
— Gustabo. ‐ Su voz interrumpió mis pensamientos, yo solo lo miré como respuesta- Gustabo, yo quiero que estés conmigo, te juro que no me importa nada más, nunca te sentirás solo de nuevo.
"Nunca te sentirás solo de nuevo", entonces Horacio despertó en mí esa necesidad de seguridad y confort que pensé olvidada. Inevitablemente mi cabeza se dio un paseo por estos años atrás, el tiempo que pasamos en las ciudades y las temporadas donde estabamos juntos. Recuerdo que la última vez que nos "acercamos" tanto fue el día que Volkov le rechazó, que cabrón, anda que lo que se perdía. Horacio acudía a mí cada vez que algo pasaba y yo le seguía el rollo quisiera lo que quisiera. No me quedó más remedio que aceptar bajo impulsos egoístas que querían volver a encerrarlo conmigo para sentirme bien de nuevo. ¿Qué podía decir? Horacio siempre ha sido, es y será mi punto débil.
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×𝑈𝑛𝑜 𝑠𝑖𝑒𝑚𝑝𝑟𝑒 𝑣𝑢𝑒𝑙𝑣𝑒 𝑎 𝑑𝑜𝑛𝑑𝑒 𝑝𝑒𝑟𝑡𝑒𝑛𝑒𝑐𝑒× 《Gustacio》
Fanfic🔞🔞 •Fanfic Gustacio, si no te gusta el ship sigue buscando <3 •Contenido +18, si no te agrada no lo leas. •Actualización frecuente, salvo en época de exámenes ✋🏼 •Ninguna de las cosas que pasan en el fanfic son canon, todo inventado por el autor.