𝓒𝓸𝓷 𝓮𝓵 𝓹𝓪𝓼𝓸 𝓭𝓮𝓵 𝓽𝓲𝓮𝓶𝓹𝓸

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Desde la llegada a la ciudad todo estaba más tranquilo, todo eran risas y diversión. Hacíamos bromas y conocíamos a buenos amigos, más personas como segismundo con los que todo eran risas. Todo cambió en el momento en el que entramos en la policía, todo fue muy rápido. Horacio y yo no volvimos a sacar el tema. Creo que lo entendió, entendió que me gustaba pero que no podíamos estar juntos y entonces se empezó a fijar en otras personas. Pero esta vez todo fue diferente, su primer interés fue un doctor, no me caía muy bien la verdad, tenía pinta de aprovechado. Pero yo creo que debo pararme en el más "importante". Horacio se fijó en él desde el primer momento en el que entramos a comisaría. Era un hombre muy alto, me sacaba como tres cabezas. Ojos grisacios, piel blanca, el pelo gris también y encima comisario. Así es, Viktor Volkov. La persona más fría del planeta, no quería nada con nadie, era un tío casado con su trabajo y punto. Al mismo tiempo conocimos a Jack Conway, superintendente de Los Santos, el tío más pesado de la ciudad, definitivamente. El nos acogió allí en comisaría, en su supuesta "familia". Las cosas iban genial, o al menos todo lo genial que podía ser ver a Horacio interesarse profundamente en un hombre que ni le miraba. Pasaron meses y nosotros fuimos ascendiendo, todo hasta que ocurrió el pequeño incidente. Ese día estábamos en comisaría trabajando, nos tocaba atender esas estúpidas denuncias de los ciudadanos que solo venían a tocar los cojones. Horacio se había declarado a Volkov unos días atrás, llegamos a comisaría y le soltó un "Me gustas, te gusto?", a ver creo que es obvio pero la cosa no termino muy bien. El ruso le soltó un textaco de cojones intentando rechazarle de la forma más suave posible, teniendo en cuenta que es ruso vaya. Horacio terminó en mi apartamento (en ese entonces vivíamos separados) y bueno, pasaron... cosas. Yo lo agradecí, la idea de que él saliera con alguien que no fuera yo me llenaba de rabia. Pero no tenía ningún derecho a enfadarme. Tiempo después a eso tuvimos un "percance". Una de las mafias de la ciudad nos secuestró y estuvimos al borde de la muerte, mi miedo desapareció de un momento a otro y apenas recuerdo nada de ese día. Solo se que desde ese momento el terror de Horacio se reflejaba en cada poro de su cuerpo. La tensión por todo aumentaba y la muerte del agente que fue secuestrado con nosotros no fue exactamente lo que se puede decir relajante. Su funeral tampoco lo fue, Horacio no paraba de llorar, pero apenas tengo recuerdos de aquello. Un señor se me acercó aquel día, estaba cansado de todo y quería irme a casa, pero el civil seguía y seguía y seguía. No entiendo que pasó la verdad, solo me desperté en la cárcel. Horacio me lo contó todo después, resulta que empecé a golpear al civil hasta dejarlo inconsciente, nos interrogaron y Conway no dejaba de decir que yo era un psicópata. Luego nos sacó de allí y nos llevó a federal. También me contó que en el camino nos sacó del coche y amenazó a Horacio con una pistola y que no tuve duda a la hora de apuntarle con el arma. No estuvimos mucho tiempo en federal y Conway nos recogió cuando salimos. La verdad, pensé que nos pasaría cualquier cosa menos lo que pasó. Nos ascendió, la unica diferencia fue que esta vez para trabajar debíamos tapar nuestras caras y llamarnos Fred (en mi caso) y Dan (en el caso de Horacio). También debíamos entrar en una mafia, básicamente agentes infiltrados.

— No estoy seguro de esto Gus.

— Venga ya, no pasa nada.

Por esa época le puse nombre a aquello que me pasaba, me informé sobre todo y llegué a la conclusión de que se trataba de TID (Trastorno de identidad disociativo), antes conocido como DPM (desorden de personalidad múltiple). El me dijo que se llamaba Pogo, al menos eso es lo que escribía en los espejos siempre que el tomaba el control. Se lo conté a Horacio y él era el único que lo sabía. A aquellas alturas lo que menos esperaba era que la cosa empeorara, debí disfrutar de los días tranquilos junto a Horacio, porque no me quedaban muchos. Pogo tomó el control completamente de mí durante meses, yo no entendía nada, esta vez fue diferente. En otras ocasiones cuando pogo tomaba el control el tiempo no existía para mí, podía pasar del día a la noche en un segundo. Pero durante aquellos meses la cosa cambió, estuve consciente pero todo era confuso, era como si no pudiera abrir los ojos, solo veía y sentía oscuridad. Desperté en la iglesia, un dolor profundo invadía mi cuerpo y Horacio me miraba con desesperación. Conway también estaba allí, pero no le presté mucha atención. Todo volvió a ser oscuro en un momento y cuando volví a ser consciente de mi mismo estaba en un psiquiátrico, solo. Sin Horacio, el no estaba, yo estaba solo.

Ya no sé como pedir perdón por tardar en actualizar, pero ya es verano y espero poder volver a actualizar mucho más seguido, espero que os guste mucho y ya se viene lo bueno JAJSJAJS <3

×𝑈𝑛𝑜 𝑠𝑖𝑒𝑚𝑝𝑟𝑒 𝑣𝑢𝑒𝑙𝑣𝑒 𝑎 𝑑𝑜𝑛𝑑𝑒 𝑝𝑒𝑟𝑡𝑒𝑛𝑒𝑐𝑒× 《Gustacio》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora