13

3.2K 138 0
                                    

El lunes por la mañana en las oficinas centrales de Bieber Italia todo mundo estaba ansioso. Justin haría un viaje largo y todos lo sabían. Los empleados deseaban que el tiempo pasara de prisa para que llegara la hora de su partida, pues ese día estaba más iracundo que nunca.
Justin dio instrucciones personales a cada gerente y minutos antes del mediodía, salió para el aeropuerto.
______ estuvo tentada a pedirle que se cuidara, que tantas presiones lo destruirían. Pero no tuvo valor, sabía que sus recomendaciones serían recibidas con desdén, pues ya la había borrado de su vida.
Esa velada fue la primera de muchas con Toni. ______ salió de su casa con el ánimo por los suelos, pero al regresar se sentía contenta, con el corazón más ligero y el recuerdo de Justin un poco perdido en su mente.
Toni insistió en enseñarle algunas palabras en italiano y casi la forzó a repetirlas hasta que las aplicara correctamente. También Justin había prometido enseñarle su idioma, aunque había designado su cama como el terreno de aprendizaje.
Se preguntó quién había sido la víctima de toda esa situación. Chris quedaba descartado. En esos momentos debía encontrarse feliz en el desierto. Justin la ignoraba. Con seguridad en Japón estaría muy ocupado trabajando con la misma energía y dedicación de siempre, pero ______ no dudaba de que en su tiempo libre llamaría a Florencia para ultimar los detalles de su boda con Stefanie Veccetti.
Al pensar en ello, ______ se sentía la más desdichada de las mujeres. Tratando de borrarlo por completo de su mente, empezó a salir con Toni casi todas las noches; quería vivir el presente, sonreír y disfrutar sus paseos a diferentes lugares de interés. En ocasiones se sintió tan alegre, que temió explotar.
Toni estaba orgulloso de ser romano y le faltaba tiempo para mostrarle las maravillas de la ciudad.
—La fuente de Trevi —explicó Tony una noche al acercarse al espectacular monumento—. ¿Conoces la leyenda, ______? Si arrojas una moneda, es seguro que volverás a Roma.
—Me temo que yo no creo en esas cosas —se sentía desdichada, pero mostró una esplendorosa sonrisa—. De cualquier forma, tampoco deseo regresar.
—Per favore —insistió mientras ella negaba con un movimiento de cabeza—. Nadie puede adivinar lo que traerá el futuro. Quizás un poco de fe, nos ayude a convertir este mundo en algo más hermoso.
—Lo dudo mucho —miró a lo lejos. El mañana estaba escrito para ella, pues al día siguiente Justin regresaría; había contado los días uno a uno, ansiosa de que llegara ese momento. Su compañero insistió ofreciéndole una moneda y ella no tuvo más remedio que tomarla y arrojarla a la fuente. La observó llegar al fondo, donde se confundió con las otras. Había muchas; todas significaban una ilusión, una promesa, mas para ella no dejaba de ser una simple moneda, un juego inventado por algún optimista. Su corazón gritaba "Justin" una y otra vez y sus ojos se anegaron de lágrimas.
Esa noche estuvo inquieta. Debía ser cautelosa, pues para Toni representaba un auténtico peligro el estar con ella. Desde el principio los dos se identificaron. El era encantador, amable, un buen compañero, se parecía más a su tío que a Justin. No quería lastimarlo, pero si lo seguía viendo, él también podría resultar herido. Quizá Tony también lo entendió así, pues esa noche, al llevarla a su casa, permaneció sentado en el coche y dijo:
—Tengo algo que confesarte ______; además, necesitamos tomar una decisión ahora mismo —habló con seriedad—. Lo que empezó como una broma, como un acto de rebeldía, se ha vuelto contra mí —la miró a los ojos—.Te invité a salir con la intención de que pasáramos un buen rato y también para demostrarle a Justin que hay terrenos en los que no estoy dispuesto a aceptar sus órdenes. Debo confesar que el verte ofendida me hizo sentir rencor contra él. Hemos pasado momentos muy agradables, ¿verdad, ______? —sonriente, ella asintió con la cabeza—. Yo lo he disfrutado mucho y si esto continúa, deberé prepararme para luchar contra Justin, para exigir mi derecho de poder estar contigo, aunque con ello surja una desavenencia familiar.
—Lo siento, yo jamás pretendí algo... —______ intentó ofrecer disculpas, pero él la interrumpió.
—Lo sé. Tú, al igual que yo, estabas enfadada con Justin —se encogió de hombros—. No es difícil enfurecerse con él. Si yo supiera que tengo alguna oportunidad respecto a ti, nada me importaría. Sé que te agrado, pero no volveré a salir contigo porque a nada nos conducirá eso. Tu corazón le pertenece a él, ¿verdad?
— ¡No! —creyó que al negarlo se evaporarían sus sentimientos—. Justin y yo... tú no entiendes...
—No necesito hacerlo —le aseguró—.Justin me trata como si yo fuese un chiquillo, pero sé que lo hace porque sobre sus hombros recaen muchas responsabilidades y se niega a compartirlas; está acostumbrado a resolver a su modo las dificultades. Aunque si él me conociera mejor, se daría cuenta de que ya soy un hombre. Y, como tal, he podido ver lo que hay en tus ojos, a pesar de que hayas tratado de disimularlo con una alegría que estabas muy lejos de sentir.
Ella quería taparse los oídos, negarse a escuchar lo que ya sabía. Calló, pues no había qué decir. El suspiró, se bajó del coche y la ayudó a descender.
—No sé si fue porque oí a mi tío hablar tanto de ti, o por tu extraña belleza, o porque soy un hombre, pero me has cautivado. De una cosa estoy seguro, ______, nuestras citas deben terminar ahora mismo. Yo soy capaz de luchar contra Justin, pero no puedo luchar contra ti, ¿me entiendes?
—Sí —lo miró con tristeza y él hizo su acostumbrada mueca.
—No te sientas triste —le pidió—. Estoy dotado de una enorme habilidad para recuperarme; además, me gusta pisar tierra firme. Arrivederci, ______ —agregó con suavidad y la besó en la mejilla—. Al menos, mi retirada nos asegura que siempre que nos encontremos, será como amigos.
______ esperó fuera hasta que el coche desapareció y, cabizbaja, entró en su casa. Las palabras de Tony fueron diferentes de las de Justin, pues él le advirtió que se verían como extraños. Se metió en la cama sintiéndose infeliz. Reflexionó en lo doloroso que resultaba amar. Deseó haberse casado con Chris y vivir una vida sencilla, tener hijos y educarlos. Deseó no haberse enamorado de Justin, aunque su cuerpo jamás hubiese conocido la pasión, el deseo de pertenecerle; todo habría sido preferible a lo que ahora vivía.
Luchó por conciliar el sueño. Comprendió que las lágrimas que alguna vez derramó por Chris fueron provocadas por la vergüenza que le causaba que todos supieran que él la había cambiado por una posición. Ahora ya nada de eso importaba. En su mente sólo cabía un hombre; lloraba por Justin y por su corazón destrozado. Lo amaba, necesitaba su protección, sus sonrisas, su amor.

Un MomentoJB&TU (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora