—Yo no ocupo un puesto de importancia —permaneció quieta. Lo tenía tan cerca, que cualquier movimiento acortaría más la distancia—. Soy una simple secretaria, tú mismo me lo dijiste—quería acabarlo con sus propias palabras—.Además, no lo necesitaré. pues en cuanto se cumplan los seis meses de mi contrato, me cambiaré de empresa. Por otra parte, el idioma es demasiado difícil para una chica mediocre y tonta como yo. Esas son mis razones —concluyó satisfecha por la respuesta.
—No es tan difícil —musitó, rozando el mentón contra el sedoso cabello—. Yo te lo iré enseñando poco a poco, noche a noche mientras reposes en mi cama —ella se sobresaltó por la audacia de sus palabras y lo habría agredido, mas él la tomó por las muñecas, impidiéndoselo—. Toma tu bolso. Vas a acompañarme a almorzar —ordenó.
—No quiero...—él la miraba burlón.
—Tú quieres, pero eres demasiado testaruda para admitirlo, estás apasionada con tu jueguito agresivo. Bien, pues te diré que esta semana ganaste puntos a tu favor con la artimaña de mover tu escritorio; fue una táctica acertada. Ahora brincaremos a un nivel más complicado. De cualquier forma, puedo decir que conozco a la perfección la parte trasera de tu cabeza. Por lo pronto, te obligaré a que me veas la frente mientras almorzamos. Tu espalda es bellísima, aunque debo confesarte que prefiero el frente.
Estaba furiosa por su prepotencia, pero quiso evitar una escena desagradable y se dejó conducir por él del brazo, sintiendo que sus dedos le quemaban la piel.
Al salir del edificio algunos empleados los contemplaron con interés. ______ deseaba que le soltara el brazo, así sería menos obvio que iban juntos.
Sin duda, los empleados pensaban que ella era una atractiva presa. Justin no era de la clase de hombres que invitaba a las secretarias, ni siquiera a la suya, a almorzar. Con seguridad creían que buscaba en ella un pasatiempo y que dormían juntos.
Su turbación fue total cuando, sin soltarla, Justin se detuvo a discutir algo con uno de los gerentes. Ella no comprendía de qué hablaban y no sabía hacia dónde ver para evitar las miradas de los curiosos.
Una vez fuera del edificio, Justin la encaminó hacia una tranquila calle libre de tránsito.
— ¿Ya habías venido aquí? —ella miraba los escaparates de las pequeñas y distinguidas tiendas, los elegantes restaurantes, a una mujer con una canasta de flores sentada bajo un árbol cerca de la fuente.
—No. Es maravilloso, parece otro mundo.
El asintió, la soltó y caminó en silencio a su lado.
—Es un bonito lugar —estuvo de acuerdo—. Pero debes recordar que en Roma no todos los lugares son seguros. Te impresionará saber que muy cerca de aquí hay barrios muy pobres. No es conveniente vagar sola por allí.
—Sé cuidarme—respondió cortante—. Soy una persona adulta.
—No sobrestimes tu habilidad para cuidarte. Hay gente buena y amable, pero también hay delincuentes acostumbrados a luchar como animales salvajes para sobrevivir.
—No soy tan estúpida —dijo con más aspereza de la que pretendía—. Además, no sé por qué me dices todo esto.
—Porque noté que mirabas con atención los estrechos callejones que conducen a esta plaza—le advirtió—. E imaginé que estarías planeando regresar sola. Esta plaza y las calles principales son seguras, pero aventurarse en esos callejones seria muy peligroso —meditó antes de continuar—. Eres una mujer impetuosa, actúas por impulsos. Así lo hiciste al aceptar venir a Roma, a pesar de que la idea no te atraía. Por cierto, en este momento yo también siento el impulso de enviarte de regreso a Inglaterra por tu propia seguridad.
Eso no le convenía a ______; aún no ponía en marcha su venganza. Hasta ese momento, él era el único ganador. Inclusive, había logrado hacerla considerar que quizá no era tan malo como lo juzgó al principio.
—Te prometo no volver a vagar-—puso ojos de inocencia.
—Está bien —satisfecho, indicó—. Confiaré en ti. No me gustaría enviarte de regreso a Inglaterra. Tengo planes para ti.
Almorzaron en un pequeño restaurante ubicado en un rincón de la soleada plaza. Se sentaron cerca de la puerta, desde donde era posible ver a los transeúntes, pero la atención de ella se centró en Justin Bieber; debía estar alerta. Se pondría una coraza que la protegiera de su encanto.
"Hasta verlo comer es fascinante", pensó irritada al observar la facilidad con que comía su spagheti, sonriéndole divertido al notar que ella luchaba inútilmente por imitarlo.
—Háblame de tu familia —pidió él cuando saboreaban un exquisito café—.Nada sé de ti.
—Mi madre es una mujer normal y vivimos en una casa normal—explicó cautelosa para no darle ventaja.
— ¿Y tu padre?—se apoyó en el respaldo.
—No tengo idea —informó sin formalidades—. Abandonó a mi madre mucho antes que yo naciera—se sorprendió de que él callara y después de unos momentos agregó acusadora—. No te lo dije para ganar ventaja —lo observó tratando de descubrir lo que él pensaba—. No me gusta ir por la vida causando lástima; además, ni siquiera lo conocí. No se puede extrañar lo que jamás se ha tenido.
—No me has conmovido en lo más mínimo—la miró, asombrado de que ella hubiese imaginado que podía enternecerlo ese relato de sentimentalismo tonto—. No estoy dispuesto a concederte ventaja, yo juego a ganar. Y no estoy de acuerdo con que no se puede extrañar lo que no se ha tenido. Si así fuera, yo no estaría tan ansioso por ganar.
Justin pagó la cuenta y salieron en silencio del restaurante. Ofendida, ______ decidió no hablarle, pero parecía que a él no le importaba.
Al pasar frente a la florista él y la mujer intercambiaron unas frases, Justin le entregó una moneda y eligió una hermosa rosa roja que ofreció a ______ con amabilidad.
—No la quiero... —empezó a decir, pero la interrumpió decidido.
—No regresemos a lo mismo de siempre, signorina —le advirtió—, o tendré que enseñarte cómo comportarte. Además, una sola rosa roja es inofensiva. Vamos, acéptala de buena gana. Lo único que debes hacer es tomarla, no tienes que ponértela en los dientes.
La hizo sonreír y caminaron casi contentos, ella llevaba la rosa en la mano. Bueno, al menos empezaba a mostrar interés y quizás ahora la invitaría a cenar. Ese sería el momento en que ______ pondría en marcha su plan.
Pero no la invitó a salir. Por el contrario, continuó ignorándola y ella misma cayó en su trampa. De espaldas al pasillo, ya ni siquiera tenía el consuelo de verlo.
El jueves, media hora después de haber regresado a su casa, llegó un mensajero con una rosa. No llevaba tarjeta, pero ella supo que era de Justin. Su primera reacción fue devolverla, pero pensándolo mejor, decidió conservarla. La colocó en el mismo florero dónde había puesto la del día anterior.
Después de varios días necesitó cambiarlas a un recipiente más ancho, pues las flores siguieron llegando con regularidad, incluyendo sábado y domingo. A la semana siguiente tenía un florero repleto, pero Justin Bieber seguía sin hablarle. La flor original estaba marchita, pero ella se negaba a tirarla.
Al siguiente sábado, el mensajero no llegó. Lo esperó impaciente y triste al sentir que ese contacto desaparecía.
Una hora más tarde terminó de lavarse el cabello y lo envolvió en una toalla. De pronto sonó el timbre y su corazón brincó al pensar que se trataba del mensajero. Abrió la puerta y se quedó sorprendida al ver a Justin Bieber con una rosa en la mano.
—De haber sabido que recibías al mensajero con tanto entusiasmo —observó—, yo mismo habría traído cada rosa —entró sin esperar la invitación, ella lo miró como una tonta, sabía que debía ordenarle que se fuera, su feminidad se lo exigía, pues estaba hecha una facha, pero en realidad no deseaba eso—: Vamos a salir esta noche —anunció tranquilo.. Se acercó al florero y colocó la flor entre el resto, notando que allí estaban todas las rosas anteriores, inclusive la primera ya marchita.
—Mi cabello... está mojado —empezaba a molestarse por haber sido sorprendida. No se sentía cómoda con ésa toalla en la cabeza. descalza y vestida con el albornoz.
—Esperaré a que te lo seques —y se sentó en un sillón. Una vez más ______ se sintió ridícula frente al escrutinio de él. Se alejó de prisa, entró en el cuarto de baño y cerró la puerta con fuerza. Algo en su interior le dijo que al fin Justin empezaba a tener un interés especial en ella.
— ¿A dónde vamos?—preguntó ella poco después al ver que se alejaban de la ciudad.
—Todavía es temprano para cenar, aún hay luz y quiero aprovechar para mostrarte algo.
— ¿Qué? —disimuló la ansiedad de su voz. Pensó que quizá deseaba llevarla a su apartamento y no estaba preparada para darle el golpe final.
—Quiero mostrarte algo que me pertenece —su voz era tranquila—. Es una colina.
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Un MomentoJB&TU (Terminada)
FanfictionHOLAA ANUEVA NOVELA SI LA VAS A LEER AL MENOS VOTALA