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—No me gusta pensar que nos absorberá otra firma—se quejó Cynthia mientras se retocaba el barniz de uñas, apoyada en el escritorio de ______ —Quiero decir que la simple idea es angustiosa.
Posó los delgados dedos sobre las teclas de la máquina de escribir, impidiendo que su compañera continuara su trabajo ______ Gordon dejó de teclear y la miró divertida.
—Me doy cuenta —se rió—. Aunque creo que la palabra que deberías aplicar es "integrar". Por cierto que hace dos años que esta compañía fue integrada a esa empresa. ¿No te parece que tardaste demasiado tiempo en preocuparte? —volvió a su trabajo, pero Cynthia no había terminado.
—Sí, pero ahora estamos al borde de una gran sacudida. De otra manera, no vendría el director general en persona.
—No dudo que recibas una buena sacudida si no regresas en este momento al conmutador —le advirtió ______ y vio la hora en su reloj de pulsera, ansiosa porque su compañera dejara de molestada y se retirara. Le esperaba un día muy agitado—. Además, te estás preocupando por nada. Si no te dedicaras a escucharlas charlas privadas, no estarías tan desesperada. Recuerda el refrán; "El curioso jamás escuchara algo bueno de sí mismo"—con la cabeza señaló la salida, invitándola a regresar a sus ocupaciones.
—Raquel, ¿qué va a pasar?—continuó preguntado sin darse por aludida.
—Soy secretaria privada, y si supera algo no podría decírtelo. Te aseguro que no tengo idea del porqué de te visita del señor Bieber.
—Dicen que ha tenido más mujeres que un jeque —susurró Cynthia con tono confidencial—. ¡Que cambia de mujeres como de camisas!
— ¡Lo que demuestra lo poco que saben de él! —respondió petulante y determinada a regresar a su trabajo—. Yo lo conozco desde hace dos años. Es bajo, gordo, calvo y de aspecto paternal. Tendrá unos sesenta y cinco años. Debo terminar estas cartas antes de la comida. Me imagino que tendré que tomar algunas notas durante la reunión y aun no sé si van a usar el salón de juntas a la oficina. Ni siquiera estoy enterada si el señor Bieber viene solo o acompañado. Anda, regresa al conmutador y deja de angustiarte.
—Claro, como a ti ya no te importa—se enojó Cynthia al llegar a la puerta—. Como estás por casarte, cualquier cosa que nos suceda ya no te afecta.
—Te aseguro que aunque el director haya venido a damos una buena sacudida, tú sobrevivirás —dijo ______ con tanta paciencia, que ella misma se asombró— ¡A menos que sigas quitándome el tiempo! 
La mirada de ______ fue tan elocuente que Cynthia salió de inmediato. ______ movió la cabeza, divertida y continuó con su trabajo.
¿Qué otros rumores circularían por ahí? Sin duda, Chris podría decirle algo más esa noche, cuando llegara a visitarla. Intentó concentrarse, pues de otra manera tendría un día lleno de trabajo y quizá los días siguientes serían igual de agitados Cynthia no era la única inquieta; su propio jefe estaba muy preocupado.
Admitió que el asunto no era para menos. Bill Taylor, su jefe, tenía mujer, dos hijos y una hipoteca que sacar adelante. Por otro lado, pensó en Chris. El insistía en que ella dejara de trabajar en cuanto se casaran, pero, ¿qué pasaría si Chris se quedara sin trabajo? Se molestó por divagar en esas tontas especulaciones y notó que por su distracción había mecanografiado tres veces la misma palabra.
Chris era un hombre ambicioso, capaz, trabajador y sin duda nadie pensaría deshacerse de un empleado así. Era el único piloto en la empresa y alguien tendría que pilotar los helicópteros. No obstante... Volvió a sacudir la cabeza; quería concentrarse en su trabajo, pero no podía. Sus ojos se clavaron en el montón de carpetas que le pidieron para su revisión: El señor Bieber ordenó que las tuvieran a la mano, algo que no había exigido dos años antes, cuando Bieber Italia compró la pequeña firma Helicópteros Fenland. Sí, algo muy importante iba a suceder y rogó porque no le afectara a ella ni a la gente con la que trabajaba.
Llevaba demasiado tiempo en esa compañía para que no le importara el destino de sus compañeros. Aunque ahora todos trabajaban para el emporio Italia Bieber, entre los empleados había un ambiente casi familiar.
Después de Cynthia, otros compañeros la interrumpieron con las mismas preguntas, así que casi al mediodía, ______ terminó con la correspondencia.
Bill Taylor tuvo que salir muy temprano esa mañana y ella deseó que regresara a tiempo para atender al director general. La idea de enfrentarlo sola no la entusiasmaba, pues el pánico colectivo se había apoderado de ella.
Cuando terminó con la correspondencia ______ descubrió qué era demasiado tarde para ir a comer y que tendría que apresurarse si quería regresar a tiempo a la oficina.
Comió algo ligero cerca de allí y corrió al banco a depositar dinero en la cuenta mancomunada que ella y Chris abrieron para los gastos de la boda. Regresó a la oficina sintiéndose más tranquila y pensó que el pánico en cadena era algo terrible.
La oficina de Bill permanecía en silencio y ______ se preguntó si los italianos ya habrían llegado; de ser así, quizá él los había invitado a comer. Deseó que así hubiese sido, pues de esa manera disfrutaría de unos minutos de paz y quietud.
Tal vez Bill le había dejado alguna nota en su escritorio; algunas veces lo hacía. Peinó su larga cabellera pelirroja, se quitó la chaqueta de color verde oscuro, se acomodó la blusa de seda y observó en el espejo su figura alta y esbelta con mirada crítica.
Entró en la oficina de Bill sin llamar a la puerta, pues supuso que estaba vacía y, distraída, se acercó al escritorio,
¡La oficina no estaba vacía! Un hombre sentado junto al escritorio de Bill, la observaba.
A pesar de que permanecía sentado, ______ notó que era muy alto. Tenía el cabello negro y la piel bronceada. Lo que más la impresionó fueron sus ojos gris claro, tan brillantes como la plata.
Despacio, él se puso de pie. Un traje azul oscuro y una camisa blanca envolvían su atlético cuerpo. A ______ sólo le bastó un instante para fijar esa imagen en su mente. Sintió pánico y empezó a respirar con dificultad.
Ni siquiera intentó hablar, sabía que no le saldría la voz. Nunca antes su corazón se había acelerado de tal manera, jamás se había quedado sin habla frente a alguien.
La mirada masculina la recorría lentamente de pies a cabeza. Los ojos brillaron admirados al posarse en la delicada piel, en el rostro de ficciones finas, en el busto cubierto por la ligerísima blusa de seda. ______ sintió que sus senos se inflamaron y que los pezones se endurecieron. Se ruborizó y él la volvió a examinar sin prisa.
Su cuerpo ardía ante el escrutinio visual, su piel reaccionaba como si él la estuviese explorando con la yema de los dedos.
______ se dio cuenta de que esa mirada era lasciva, morbosa. Esos ojos parecían desnudarla poco a poco.
—Supongo que usted es la señorita Gordon—la chica se sobresaltó al escuchar la voz e intentó encontrar algún acento que le indicara si era uno de los miembros del comité italiano—. El señor Taylor regresará en un momento —continuó al notar que ella no respondía—. ¿Puedo ayudarla en algo? —agregó tranquilo.
Era la oficina de Bill, pero él se expresaba como si estuviese en casa y ella fuera la visitante.
— ¿El sabe... que está usted aquí?
—Sí, él ya sabe que estoy aquí —respondió. Sus ojos empezaron a recorrerla de nuevo.
—No estaba enterada de su cita. El señor Taylor estará muy ocupado esta tarde. El señor Bieber vendrá y…
—Yo soy Bieber. Justin Bieber.
Lo dijo sin inflexión, sin apartar los ojos de la figura femenina. La revelación la impactó, pero disimuló su turbación y las rápidas palpitaciones de su corazón.
— ¡No, usted no lo es! Yo conozco al señor Bieber. El es un caballero mayor, él es...
—Mi padre. Ya está retirado de los negocios y no vendrá. Ahora yo dirijo Bieber Italia —al fin sus ojos abandonaron el escrutinio y la miró de frente.
— ¡Oh! Lo siento... quiero decir... era muy agradable.
—Aún lo es. No ha muerto, sólo se retiró. Y sí, él tiene don de gentes—agregó serio. Ahora examinaba sus facciones, una por una—. Esperemos señorita Gordon, que todos me encuentren tan agradable como a él.
— ¿Gusta… gusta un café mientras espera? — Seguía luchando por normalizar su comportamiento, por esconder su inquietud.
Ella seguía alterada y estaba segura de que él lo sabía, pues no apartaba los ojos de su rostro, como si su estupidez lo fascinara.
______ era consciente de que debía hacer algo firme y definitivo, pero él tenía las riendas de la situación, aunque estuviera en una oficina ajena; su actitud remarcaba que él era Bieber y ella una simple secretaria de una de sus tantas empresas.
— ¿Una taza de café? Si usted va a prepararlo, me encantará beberlo—aceptó esbozando una sonrisa.
—No me demoraré —______ salió de la oficina, cerró la puerta y suspiró aliviada por haberse alejado de él. Nadie la había mirado alguna vez como Justin lo hizo. La había desvestido con los ojos y ella respiraba con dificultad y las manos le temblaban.

Un MomentoJB&TU (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora