Capítulo 7 - No Es Importante Invadir El Espacio Personal Para Dar Un Beso

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No tiene ni la más mínima idea de lo que está haciendo. Solo sabe que no puede ni quiere detenerse. Todo lo
que le había llevado a este punto era completamente impulsivo y desenfrenado, una especie de instinto animal que muere por reclamarla.

No comprende muy bien las emociones y sentimientos que mueven su cuerpo fuera del raciocinio. No ha pensado muy bien en que lo que está haciendo, solo lo hace y se deja llevar, hundiéndose en las sensaciones, cómo un bote a la deriva en mar abierto, no sabe que rumbo tomar, pero aún así sigue remando a ver a dónde llega.

El agarre de sus pigmeas y delicadas manos en el cuello de su camisa es más fuerte de lo que esperaba,se para en las puntas de sus pies,sus pechos llenos se impactan contra sus pectorales, todo su pequeño y sensual cuerpo se presiona contra él, así como sus suaves labios hacen contacto con los propios.

La sensación de sus bocas chocando es electrizante, es nueva y adictiva. Instintivamente le corresponde, vuelve a acorralarla contra la pared mientras una mano se aferra a su estrecha cintura y la otra se posa en su nuca, acercándola más de ser posible. El movimiento de sus bocas marca un compás que va  creciendo. Se separan, sus respiraciones agitadas y mejillas sonrojadas, miradas embravecidas, fogosas.

Reanudan el acto con una intensidad ansiosa. Giyuu quiere devorarla, saborear esos dulces labios hasta que estén rojos de tanto besarlos. Un gruñido bajo le sale de garganta de forma inconsciente cuando su lengua hace contacto con la propia. Se enreadan, exploran, luchan, lamen y prueban cada rincón. Sus cuerpos suben la temperatura hasta un nivel abrasador, y Giyuu la toma por las piernas y hace que las enrede en su cintura, mientras la apoya en la pared. Van repitiendo el mismo patrón, se besan con furia, se separan para respirar, se miran a los ojos y se besan de nuevo. Ya ha perdido la cuenta de cuantas veces han hecho eso, pero no importa ya.

Lo único que importa es que le gusta mucho besarla.

— ¿Giyuu? ¿Shinobu? ¿Dónde está…? ¡Oh! Vaya. — Kanata aparece en la entrada del callejón, primero mostrando un rostro sorprendido y luego se tapa la boca para esconder una sonrisa divertida que quiere asomarse. Shinobu la mira y luego lo mira a él. Y casi con violencia se separa y pone sus pies en el suelo para salir corriendo, dejando a Giyuu ahí. Kanata hace una expresión de decepción y luego lo mira con rabia.

— ¿Qué le hiciste idiota?

— Yo no hice nada. Eso creo. — ahora que se ha separado de ella y que su presencia no le afecta es que puede pensar con claridad. Y no se arrepiente de nada. En realidad quiere repetir todo lo que acaba de pasar.

Él no es un partidario acerrimo de tener contacto físico con las personas. Sin embargo, el deseo de tocarla se ha vuelto algo incontrolabe. Quiere besarla de nuevo hasta que ya no pueda más. Y ese sentimiento ha hecho de su corazón un golpeteo acelerado, que bombea sangre a todo su cuerpo a un ritmo veloz y lo hace sentir acalorado. Y excitado. Finalmente reacciona y sale del callejón para buscar a Shinobu. Pero ella ya se había ido.

Luego de eso Shinobu pasó tres días sin ir a la sede, y cuándo finalmente apareció se veía que no había podido dormir bien en ese lapso de tiempo. Giyuu se acercó inmediatamente a ella, quien parecía estar en una especie de limbo mientras miraba algún punto indefinido en el suelo.

— Shinobu. — cuándo mencionó su nombre Shinobu le miró inmediatamente, y el pánico se asentó en sus ojos lilas. Una sonrisa tensa se formó en sus labios.

— Bu – Buenos días Tomioka-san.  — Tomioka estaba shockeado por la actitud de Shinobu. Parecía que ella le temía.

— Shinobu, ¿estás bien? — extendió la mano para agarrar su brazo, pero Shinobu se apartó con brusquedad.

Kimetsu no MafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora