Capítulo 14: Te Amo

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Aunque que les va a valer verga y lo van a leer igual aún así me toca hacer esto

⚠️⚠️⚠️ADVERTENCIA⚠️⚠️⚠️: Este capítulo contiene escenas de sexo y lenguaje explícito, por tanto no es recomendable para menores de 18 años y se requiere la discreción del lector.

Ahora sí, disfruten guarros.😏

Los besos habían subido en intensidad, en pasión, en cariño, en todo. La lengua de Giyuu se internó en su boca, explorando aquí y allá hasta toparse con la textura de la lengua de Shinobu y desatándose entre ambos un jugueteo ansioso. La besaba tan intensamente que le ponía la mente en blanco, mientras sentía que la saliva se agolpaba en su boca y escurría por la comisura de sus labios. El cuerpo le cosquilleaba por las manos curiosas de Giyuu que la palpaban por casi todos lados, pero sin llegar todavía a los lugares dónde deseaba ser tocada por él. El oxígeno comenzó a hacerles falta, así que se separaron con respiraciones agitadas, sus ojos azules oscurecidos por el deseo recién descubierto en el pelinegro le provocaron un estremecimiento por toda su columna vertebral. Ahora él estaba encima de ella, sus brazos extendidos sosteniendo su peso al igual que sus rodillas que chocaban con sus caderas, encerrándola con su gran cuerpo de esa manera que tanto le gustaba.

Shinobu se sentía deshinibida, así que llevó sus manos a los amplios hombros y propició una caricia lánguida allí, bajando luego por sus antebrazos, hasta llegar finalmente a la muñeca y apretar un poco, tomando su mano derecha y admirando cómo la tensión se acumulaba en el brazo izquierdo,luego plantó un suave beso en su palma, así cómo él hacía con ella mientras lo miraba a los ojos, provocándolo con algo que podría parecer simple.

— Me dijiste que besarías mis cicatrices hasta que lo único que recuerde y sienta sea tu boca en mí. ¿Cuándo piensas hacer eso? — escuchó con satisfacción la respiración pesada que brotó de su nariz.

— Cuándo sea que quieras.

— ¿Y si quiero ahora?

— Entonces será. — le respondió para con la mano que Shinobu había besado, comenzar un toque leve por su mejilla y proseguir hacia abajo, no sin antes dejar un pequeño beso en la herida de su rostro. Siguió hacia su cuello, ese lugar que antes había olfateado y que ahora no se resistía a volverlo a hacer, así que llevó su nariz allí, justo dónde sentía su pulso acelerado y aspiró el aroma propio de ella combinado con su loción de baño, haciéndolo sentir agradablemente satisfecho. Paseó su lengua por el lugar, disfrutando del leve temblor que recorrió a Shinobu y el suspiro casi inaudible que brotó de sus labios. Su mano siguió bajando, hasta toparse con la tela de la camisa que recubría sus proporcionados pechos. Apretó un poco la masa blanda pero firme, claramente curioso acerca de la textura apretó otra vez con delicadeza, apreciando el sonrojo en el rostro de Shinobu, y cómo el temblor de su cuerpo se hacía más frecuente.

Por su parte, Shinobu podía jurar que allí dónde Giyuu tocaba y besaba le ardía, de una forma placentera y que le acaloraba todo el cuerpo. Sin embargo, no pudo resistir el quejido agudo que salió de su boca cuándo Giyuu levantó la camisa exponiendo sus pechos a lo que sea que él quisiera hacer, sus pezones resintiendo el frío de aquella noche de otoño. Por lo que no se esperó, y al mismo tiempo le enterneció la pregunta que él le hizo.

— Parece que te gusta cuándo te tocó aquí. ¿Qué debo hacer para que te sientas bien? — Shinobu soltó una risita, pensando para sus adentros que esa inexperencia que le mostraba hacía que lo quisiera aún más.Tomó su mano y la llevó a su pecho derecho, conteniendo el suspiro que quiso soltar debido al toque de sus manos callosas sobre su piel.

— Puedes masajearlos, retorcer los pezones con tus dedos, lamerlos, o chuparlos. Lo que quieras, pero no apliques demasiada fuerza o me dolerá. — Giyuu asintió, y comenzó a masajear en círculos, para luego pellizcar suavemente el pezón con sus dedos y retorcerlo solo un poco, apreciando los cambios en el rostro de Shinobu y notando que lo estaba haciendo bien al ver cómo sus mejillas se tenían de rosa, su diafragama subiendo y bajando notablemente. Así que fue un poco más allá y lo introdujo en su boca, jugueteando con él con su lengua y chupando con un poco más de fuerza.

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