ÁNGEL VERA
Mes de octubre, hicimos un viaje a la hacienda de Malinaltepec, estuvimos dos semanas ahí, los días eran hermosos, estábamos en la hacienda con mi madre. Joshua estaba a mi lado y mi madre también, no me hacía falta nada. .
No salimos mucho de la hacienda, la hacienda era todo para nosotros los árboles, la naturaleza, las frutas, el río, era hermoso para nosotros. No necesitábamos más.
No tuve comunicación con las personas de la hacienda solo estaba disponible para Joshua. Las noches de sexo, esas noches de sexo inolvidable.
Una tarde se me ocurrió llevarlo a Marquelia salimos de la hacienda y conduje hacia Marquelia, una playa bonita, en la cual estuvimos un día y una noche.
Sentados en la arena, disfrutando de ese calor insoportable, y del agua salada.
La noche antes de regresar a Malinaltepec, entramos a un bar, comenzamos a tomar como si no hubiera fin, salimos de aquel bar, muy borrachos, pasamos por una casa color anaranjada y ahí recargue a Joshua en la pared y lo comencé a besar como si no hubiera mañana, hicimos un faje en la calle.
Subimos al auto y ahí nos quedamos dormidos.
Al día siguiente mi cabeza parecía que iba a explotar habíamos tomado demasiado.
Baje del auto y compré dos botellas de suero. Tomé un poco de suero y comencé a conducir de regreso a la hacienda.
Llegamos y llegamos buscando cama, no despertamos hasta el siguiente día, que era cuando ya nos íbamos de nuevo a Veracruz.
Juntamos nuestra ropa y la metimos a la maleta. Eran aproximadamente las 2:00 de la tarde cuando salimos de Malinaltepec. Tomamos una ruta que nos sacaba a Puebla. Llegamos a Puebla y eran las 7:00 de la tarde. Pasamos por un sitio de figuras de cristal, así que bajamos a ver qué cosas habían. Las cosas estaban realmente muy bonitas, Joshua pidió un caballo y lo compré, íbamos de regreso a casa, y solo recordaba todo lo que había pasado en Marquelia y en la Hacienda de Malinaltepec.
Dos simples locos, jugando a ser novios, o dos novios jugando a ser locos.Estamos en el mes de noviembre, a 5 días del cumpleaños de Joshua, estoy feliz por él, ya está a nada de cumplir 26 años. Joshua, un chico tierno, incrédulo e inocente.
Este día era un día lluvioso, muy hermoso, el día perfecto para salir a pasear al parque, o salir a cualquier otro lugar, o ver películas, estar acostados todo el día, mientras tomamos café o chocolate caliente.
Joshua seguía durmiendo, mi niño, tan tierno, tan hermoso y radiante, este era el fin de semana perfecto, para hacer de todo y nada.
Me levanté de la cama y baje a la cocina, puse una olla en la estufa y vacíe 1 litro de agua, el agua comenzó a hervir y le puse tres barras de chocolate, comencé a disolver las barras y cuando estaba disuelto comencé a verter la leche. Joshua me tomó por la espalda a lo cual brinqué e hizo que regara un poco de leche.
-Joshua, ya tire la leche.- le dije mientras lo veía a los ojos.
-¿Cómo crees?, Mejor dámela a mí.- me dijo sonriendo.
-Joshua, se serio por favor.- le dije sonriendo.
-No puedo ser serio con un chico igual de pervertido que yo.- me dijo.
-¿Quieres leche?- le pregunté sonriendo.
-Sí por favor.- me dijo mientras se ponía de rodillas.
-No, espera, ¿Que vas a hacer?, Trae un vaso.- le dije sonriendo.
-Nathan, yo creí que...- pausó su respuesta -Te amo por como me llevas la contraria.- me dijo.
-Yo, yo te amo a tí por tu perversidad.- le dije sonriendo.
Le puse canela al chocolate y esperé a que comenzará a hervir.
-¿Que es ese rico olor?- preguntó mi mamá que llegaba a la cocina.
-Estoy haciendo chocolate mamá.- le dije.
-Que rico, ¿Hay pan?- me dijo.
-Sí, ahí en la alacena hay pan.- le dije sonriendo.
Mi madre se sentó en la barra y Joshua busco el pan en la alacena, yo tome tres tazas y serví el chocolate, el aroma salía y olía riquísimo. Le di una taza a mi madre, una a Joshua y otra para mí, tomé un poco y estaba como olía.
-¿Harás algo para desayunar?- preguntó mi madre.
-De hecho.- dijo Joshua.
-¿Quieren Hotcakes?- pregunté sonriendo.
-Sí, ¿Por qué no?- dijo mi madre.
Saque el harina para hacer Hotcakes y comencé a revolver los ingredientes, hacer Hotcakes era mi especialidad, me salían esponjosos y nada quemados.
Puse el sartén con un poco de mantequilla y vertí un poco de la mezcla, saque la miel de la alacena y la puse en la barra, comenzaron a salir bonitos los hotcakes, y no ví a qué hora ya tenía una montañita de hotcakes bonitos.
Saque tocino del refrigerador y freí unos cuántos. Saque platos de la alacena y puse Hotcakes con miel y tocino, puse los platos en la barra y cada quien tomo su plato, puse tenedores y comenzamos a desayunar.
-Sí así haces Hotcakes, ¿Cómo harías un hijo?- me dijo Joshua al oído.
-Averígualo.- le dije sonriendo.
Mi madre solo se nos quedaba viendo, claramente sabía que me había dicho algo loco al oído.
-¿Quieres comer algo rico?- le pregunté.
-Sí.- respondió mi madre.
-Va, la pasta será Spaghetti, escoge el guisado.- le dije.
-Spaghetti verde.- dijo Joshua.
-De hecho.- dijo mi madre.
-Esta bien, Spaghetti verde.- respondí.
-El guisado será.- se quedó pensando -Rajas poblanas con pollo y queso.- dijo mi madre.
-¿Algo más?- dije sarcásticamente.
-Sí claro, agua natural de papaya y haz suficiente, porque vendrán los padres de Joshua.- dijo mi madre sonriendo.
-Pero, era Sarcasmo.- le dije.
-Lo sé, pero lo que te acabo de decir no lo es, así que, desayuna y te pones a hacer la comida.- dijo mi madre mientras sonreía y tomaba chocolate.
Joshua comenzó a reírse y mi madre lo vio de reojo y me sonrió.
-Joshua hará el quehacer de toda la casa, y yo, yo estaré en mi habitación viendo una que otra serie.- dijo sonriendo.
Yo me comencé a reír mientras veía a Joshua. Sin duda alguna mi madre era buena asignando las tareas del hogar.
Seguimos desayunando, me serví más chocolate, Joshua y mi madre también me pidieron más, serví el chocolate y cuando terminamos me dispuse a lavar los trastes, mi madre salió de la cocina y se fue directo a su habitación. Joshua y yo estábamos ahí en la cocina.
-¿Que quieres hacer?- le pregunté.
-¿Y si hacemos un hijo?- me dijo sonriendo.
-¿Aquí?- le pregunté sonriendo.
-No, no aquí, allá arriba en la habitación, acostados en la cama, pero, en la noche.- me dijo sonriendo.
-Estoy dispuesto.- le dije sonriendo.
-O una gelatina, lo que cuaje primero, pero que sea con tu leche.- me dijo sonriendo.
-Joshua, ¿Por qué usas el término leche para decir semen?- le pregunté.
-Porque es lo que parece, leche, y yo, yo quiero leche.- me dijo sonriendo.
-Joshua, me gustan tus palabras urbanas todas locas.- le dije.
-¿No habías escuchado ese termino?- me preguntó.
-Sí, si lo había escuchado, pero, pues, olvídalo, le diremos leche.- le dije sonriendo.
-Ese es mi chiquito cruel.- me dijo sonriendo.
-Comenzaré a hacer la comida, tú, tu comienza a barrer la sala y sigues con todos los cuartos.- le dije sonriendo.
-Claro que sí cariño.- me dijo sonriendo.
Agarro la escoba y salió de la cocina, comencé a lavar los platos, las tazas y el sartén, me asomé para ver qué estaba haciendo Joshua, y sí, estaba barriendo la sala. Me sentí feliz al ver que Joshua sería buen esposo, ayudaría en los quehaceres del hogar sin poner pero alguno.
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EL DÍA QUE TE VÍ
RastgeleDos chicos se conocen en un parque, y una conexión invade el cuerpo de Nathan, el cual trata de entablar una conversación con aquel chico, aquel chico tan natural, del cuál Nathan se había enamorado sin siquiera saber su nombre, aquellos ojos color...