58. Nostalgia

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Lucc

15 de agosto, 9:47 AM

Luego de ir a dónde Javier y calmarlo, me fui a mi casa en busca de algo de paz Sinceramente. Hoy es lo que menos tendré imagino, tengo que salir desde ahora para investigar precios y presupuestos para empezar a emprender en algún ámbito, pero sinceramente estoy pensando en la ropa o la comida, ya que aquí en Venezuela las cosas que más se usan son esas.

Me visto lo mejor que puedo, en busca de algo bonito, y salgo avisándole a mi mamá para que no se preocupe. Camino calles por calles buscando la cafetería que vende los batidos que me encantan. Al encontrarla, el ambiente es bastante bonito y me recibe un chico bastante guapo Sinceramente.

-¿En qué puedo ayudarte?- Me pregunta el chico, al yo llegar al bar.

-Ehm, quiero un batido de fresa con Banana y moras silvestre, también quiero un Croissant' de Queso, por favor- Pido yo y el asiente -¿Hay mesas aquí?- Pregunto por curiosidad.

-En el segundo piso, yo le llevo su orden en cuanto esté lista- Responde el chico amable, y yo le sonrió agradeciéndole. Subo al segundo piso, dónde hay una vista de la plaza del frente a través del ventanal gigante que abarca una de las paredes. Me siento a concentrarme en mi teléfono, no hay señales de vida de Fran ni de Argelis, de Daniel solo se que está trabajando y Javier parece estar un poco mejor, ya que me envió el mensaje de buenos días.

Luego de unos minutos, llega el mismo chico entregándome mi orden, yo le sonrió y le agradezco con un tono seductor pero divertido. Hay que aprovechar las oportunidades que te da la vida, concentro mi vista en el ventanal mientras tomo un sorbo de mi batido.

-Creo que si no le estuvieras coqueteando al chico, no habría sabido que eres tú- Habla una voz demasiado conocida para mí, haciéndome voltear de inmediato, está aquí, el está aquí.

-¿Samuel?- Pregunto, anonadado.

-¿Existe otro Samuel tan importante en tu vida y no me enteré?- Pregunta divertido y yo me levanto a darle un abrazo. Dios, han pasado años desde la última vez que lo ví.

Está más alto, y tiene algo más de cuerpo, sin mencionar que su pelo está un poco más brilloso, pero mis brazos si que recuerdan sus abrazos como si nunca se hubieran ido.

-Dios, ¿Hace cuánto llegaste?- Pregunto, intentándolo a sentarse.

-Seis meses luego de que te mudaste- Responde mirándome avergonzado y yo abro mi boca con sorpresa.

-¿Y hasta ahora te apareces en mi vida?- Pregunto de nuevo, un poco molesto.

-No es eso, solo que... Cuando dejaste las cartas, diciendo que querías cortar lazos con quién sea de maturin, y hacer como que Luis y Stephanie nunca existieron, como que nunca fuiste gay, pensé que no querrías verme y por eso no me hice el esfuerzo de buscarte- Responde el, mirando hacia el ventanal, haciendo que yo me sienta culpable.

-Sami, ¿Sabes lo doloroso que fue para mí tomar esa decisión?, No quería hacerlo, no quería, pero sinceramente, estaba cansado de decepcionar a las personas, y decepcioné a mis padres a sus espaldas- Aclaro yo, y el me mira con curiosidad.

-¿Tus padres...?- Pregunta el a medias.

-No, dios, aún no, o al menos es lo que yo creo- Respondo yo, haciendo una pausa en la que el silencio predomina -¿Si pensabas que no quería hablar con nadie que supiera mi historia, porque te acercaste?- Pregunto sin tono acusador.

-Porque una vida sin un amigo como tú es aburrida, y así tenga que hacer como que soy una nueva persona en tu vida, quiero que estés en mi vida- Explica el, mirándome directamente.

Diario de un homosexualDonde viven las historias. Descúbrelo ahora