- Lento, pero seguro - dijo entre risas Rodhes, mientras ayudaba a su mejor amigo a bajar las escaleras - Lento, pero seguro.
- ¡Podrías callarte, James! - se quejo el castaño - ¡Soy ciego, pero aún te puedo golpear!
Rodhes ríe y Tony suspira.
- Desde aquí puedo solo - dijo Tony una vez estuvieron en la planta baja - Dile a Pepper que la adoro y nuevamente felicidades por el embarazo.
- Lo haré amigo - ambos se unieron en un afectuoso abrazo - ¿Seguro no quieres que te lleve a tu apartamento?
Tony niega con una sonrisa, mientras despliega su bastón.
- Estaré bien, he vivido bajo las sombras 9 años Rodhes - James solo suspira y asiente.
- Lo se amigo - se vuelven a abrazar.
- Regresa con la zanahoria, pasaré a visitarlos de nuevo otro día - dijo Tony.
- Te esperaremos - dijo Rodhes, viendo a su amigo dar leves golpes al suelo con su bastón, mientras que al mismo tiempo caminaba alejándose de el.
- Adiós - Tony alzó su mano en gesto de despedida.
Rodhes lo vio irse hasta subir a un taxi y desaparecer de su vista.
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
El castaño se sujetó del tubo de la escalera mientras subía lentamente los escalones a su departamento.
A lo lejos escuchaba el cantar de las aves, sonrió, imaginando como estás extendían sus alas y volaban.
Cuando llegó a su departamento, saco de su bolsillo las llaves.
- Hola, ojos alegres - Tony rió ante el apodo por el que su dulce vecina lo llamaba.
- Hola Peggy - dijo Tony con una sonrisa.
Peggy, era una agradable anciana, de cabellos plateados, que una vez fueron castaños.
Vive justo a lado de Tony, solo ella y su pequeño gato blanco, tiene una hija, pero está casi nunca la visita.
- ¿Cómo te fue? - pregunto la anciana caminando hacia Tony y ayudándolo a abrir la puerta.
- Pues bien - Tony ríe - Pepper está embarazada, lo que significa que pronto habrá una personita viniendo aquí y también amara tus galletas.
Peggy rió.
- ¿Y tú hija? - pregunto Tony.
- No vino - dijo un tanto triste la anciana - Hice galletas ¿Quieres?
- Me encantaría - respondió Tony con una sonrisa.
El castaño era la única persona que compartía la mayor parte de su tiempo con la dulce mujer.
- Entonces ya regreso - Tony asiente, mientras escucha los pasos de la mujer alejándose.
Se adentra a su departamento y a toques busca el aparador para poder quitarse sus zapatos y colocarse una simples sandalias.
Una vez así camina hacia la sala moviéndose libremente, al conocer perfectamente cada rincón del lugar.
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
- ¡Demonios! - Tony salía rápidamente de la ducha mientras buscaba su ropa, se le había hecho muy tarde.
Se había quedado dormido y debía estar en su trabajo en menos de 19 minutos.
Era operador, en una pequeña compañía, donde aconsejaban a las personas que llamaban al estar pasando por un mal momento.
Como pudo, tomo todas sus cosas y salió de su departamento, ya arreglado.
A toques llegó hasta la escalera y la bajo con rapidez.
Desplegó su bastón y empezó a caminar con rapidez, al mismo tiempo que escuchaba los diversos sonidos del exterior.
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
- ¡Otra vez llegando tarde, Stark! - grito su jefe cuando el castaño se sentó en su silla - ¿Crees que por ser ciego, tienes algun trato especial, para seguir llegando tarde?
Tony negó.
- ¡No, señor! - dijo el castaño apretando su bastón.
- Te lo advierto Stark, si esto ocurre una vez más ¡Estarás despedido! ¿Oíste? ¿O también eres sordo?
Tony trago saliva y asintió.
- Lo oí, señor - respondió Tony.
El gordo y calvo jefe, se dio la vuelta y se alejó.
Tony suspiro cuando ya no pudo escuchar los pasos de su jefe.
- ¿Te volviste a quedar dormido? - pregunto su único amigo y compañero de trabajo.
- Si - dijo Tony avergonzado - Acabo de terminar varios jarrones de cerámica.
- Tony... - el pelinegro negó.
- Lo se, Loki - Tony ríe - Pero sabes que cuando pongo las manos en la arcilla, el tiempo se me va volando.
- Lo se amigo, lo sé - dijo Loki riendo.
En eso el teléfono en el escritorio de Tony suena.
- ¡A trabajar! - dijo Tony con una sonrisa, tomando el teléfono y llevándolo a su oreja.
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
- Regrese pronto - Tony sonrió y salió de la cafetería.De camino a su departamento, había olfateado el exquisito aroma a café recién hecho.
Por lo que siguió el olor hasta una cafetería, ordenó un café y una caja de donas para llevar.
La chica del mostrador fue muy amable con el, incluso le regalo un pequeño pastel de fresas.
Tony contento por lo sucedido simplemente empezó a andar hacia su hogar.
Para Tony, llegar a su destino, debía pasar por un callejón, cosa, que aveces odiaba mucho.
El castaño sabía que ya estaba apunto de llegar al callejón, puesto que el sonido de la televisión del guardia que cuida el garaje público, estaba a alto volumen.
Respiró profundamente antes de continuar con su camino, durante su trayecto lo único que se escuchaba era el sonido de su bastón golpear contra el suelo.
Hasta que quejidos, gritos y más, se empezaron a escuchar.
- Veremos como te va esta noche - dijo un hombre, quien tenía su pie sobre la cabeza de un muy lastimado rubio.
Mientras 3 de sus amigos reían.
- ¡Hey, Rumlow! Mira a ese tipo - Tony se estremeció.
Escucho algunos pasos acercarse y luego simplemente a alguien empujándolo.
- Es un ciego - dijo uno riendo.
- ¡Donas! - festejo un segundo.
- Tomenlas y vámonos - dijo un tercero, el líder, Rumlow.
- Gracias - canturreo un cuarto.
Rumlow pateo el bastón de Tony el cual cayó a centímetros del lastimado rubio.
Luego Rumlow junto a su grupo, se fueron de ahí, entre risas.
Tony soltó todo el aire que había estado reteniendo.
Había sentido miedo, mucho miedo.
Era común que cosas como esa le pasarán, pero siempre era con mucha gente a su alrededor.
Ahora se encontraba en un callejón, donde pudieron habelo matado, y nadie se daría cuenta hasta que alguien pasará por ahí o sus amigos no lo encontrarán.
Stark buscó su bastón, con las manos temblorosas.
Escucho un quejido y se paralizó.
Su cuerpo entero se estremeció de miedo.
Continuó buscando su bastón con más rapidez, si no lo encontraba, tendría que levantarse y correr mientras se guiaba de las paredes.
El ruido de alguien arrastrándose hacia el lo hizo cerrar los ojos y apretar con fuerza los labios.

ESTÁS LEYENDO
Un Gran Amor En La Oscuridad
أدب الهواة-Aún tienes esperanza? - pregunto el rubio. El castaño le sonríe, busca la mano del rubio y la guía hasta la mesa de noche, en donde grabada está, una gran frase. Este pasa delicadamente sus dedos por las letras talladas en braille. - ¿Qué signif...