Esa mañana cuando Tony se levantó, se sintió más calmado y tranquilo.
El olor a menta que podía sentir a su lado lo emocionó.
- ¿Seguirás mirándome como si fuera de porcelana o dejaras que me levanté? - pregunto Tony con una sonrisa.
- ¿Co_cómo? - Steve rió nervioso.
- Siento tu mirada Steve, no te veo pero puedo sentirla - el rubio suspira.
- Perdón por dejarte solo - Tony niega.
- Se por qué lo hiciste, y está bien - el castaño asiente - Me tomo por sorpresa, lo que me dijiste, se que querías darme espacio y tiempo. Y agradezco eso.
- Peggy está en la cocina, nos prepara el desayuno - Tony sonríe.
- Luego de desayunar me podrías acompañar a mi trabajo - Steve niega.
- No, no volverás a pisar ese lugar jamás - Tony ríe.
- Debo entregar mi carta de renuncia, genio - Steve suspira - Además de recoger mis cosas, despedirme de mi amigo y que me entreguen mi sueldo.
Steve bufa y asiente.
- Vale, te acompañaré - Tony ríe - Pero no prometo comportarme.
Tony lleva sus manos hacia el rostro de Steve.
- Entendido, Señor Asesino - Steve rueda los ojos y suelta un bufido, haciendo reír a Tony.
- ¡Vamos, tortolos! El desayuno ya está servido - rubio y castaño se avergüenzan.
Steve es el primero en levantarse, luego le sigue Tony, quien, con ayuda del rubio, caminan hacia el comedor.
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- ¿Ojos azules? ¿Qué hacés? - pregunta Peggy al ver al rubio salir del departamento de Tony con herramientas y algunas maderas.
Steve deja todo en el suelo y mira a la anciana sin saber que decir.
- ¿Solo unos arreglos? - la dulce mujer ríe - Hay algunas cosas, que impiden a Tony moverse con libertad, por lo que las estoy cambiando.
Peggy asintió y solo vió a Steve entrar y salir del departamento del castaño, llevando y trayendo herramientas.
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- Aquí vamos - dijo Steve con una sonrisa - Debes quitarte los zapatosTony solo reía.
Apenas entraron al departamento, Tony se quitó los zapatos como Steve había ordenado.
El rubio guío a Tony por todo el departamento.
- Quitaste el doorsill del piso - dijo Tony con una enorme sonrisa.
Steve siguió guiandolo.
- Incluso redondeaste las esquinas de las mesas - Steve suspira nervioso.
- Aún falta algo - Steve guío a Tony hacia la habitación, en donde lo sentó en la cama frente a la ventana.
Tony frunció el ceño.
- ¿Quitaste las tablas de la ventana? - Steve traga saliva y asiente.
- Si - Tony eleva su mano un poco y cierra los ojos, sintiendo el resplandor en su rostro - ¿Lo puedes sentir?
Tony asiente con una sonrisa.
El castaño se mantiene así unos segundos, jugando con su mano en el aire.
Cuando esta choca suavemente con el cabello del rubio, Tony abre los ojos y sonríe.
Coloca ambas manos sobre el rostro de Steve y luego va perfilando cada facción.
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Un Gran Amor En La Oscuridad
Romansa-Aún tienes esperanza? - pregunto el rubio. El castaño le sonríe, busca la mano del rubio y la guía hasta la mesa de noche, en donde grabada está, una gran frase. Este pasa delicadamente sus dedos por las letras talladas en braille. - ¿Qué signif...