El pacto de cinco años se había prolongado, inicialmente por el anhelo de Kara, luego por su curiosidad y finalmente por el bienestar de la familia. Ahora, Kara ya no contaba con cinco, ni diez, sino con quince años.
Se había transformado en una joven de una belleza aún más deslumbrante que al principio, irradiaba luz y transmitía alegría a todo aquel que tuviera el privilegio de formar parte de su vida, y eso incluía a Lena.
La dama, lejos de sentirse contrariada por los cambios de planes, aceptaba con gracia el paso del tiempo, un lujo que a ella le había sido negado hace muchos años. Desde su perspectiva, era imprescindible que Kara viviera una vida normal antes de ser suya para siempre. No podía transformarla siendo tan joven, o se convertiría en presa de otros como ella, por lo que la paciencia parecía ser la mejor opción.
Las preguntas de Kara, al ver a su tutora siempre igual de joven, eran inevitables.
Sin embargo, los talentos de Lena eran excepcionales y siempre sabía cómo evitar mentirle. Su deseo era no alarmarla.
Cada palabra, cada gesto, cada mirada, estaba impregnado de un amor incondicional y una paciencia infinita. En el corazón de Lena, cada día que pasaba era un día más cerca de la eternidad con Kara. Y en el corazón de Kara, cada día que pasaba era un día más de admiración y amor por Lena. En el tablero de ajedrez de la vida, ambas estaban jugando una partida larga y cuidadosa, esperando el momento perfecto para hacer su próximo movimiento.
En medio de la época de la nobleza en Inglaterra, Kara se encontraba atrapada en un amor prohibido. A pesar de las estrictas normas sociales y las expectativas impuestas por la sociedad, su corazón latía desenfrenadamente por Lena, su tutora y confidente.
Desde el momento en que sus miradas se cruzaron por primera vez, Kara supo que había encontrado algo especial en Lena. Su belleza, su inteligencia y su encanto la cautivaron de inmediato. Pero era el brillo en los ojos de Lena y la forma en que la trataba con amabilidad y comprensión lo que hizo que Kara se enamorara profundamente.
Sin embargo, el temor la consumía. Sabía que revelar sus sentimientos hacia Lena podría tener graves consecuencias. El amor entre dos mujeres era un tabú en aquella época, y Kara temía el rechazo y el escándalo que podrían desencadenarse si su amor salía a la luz. Por eso, mantuvo su amor en secreto, escondiéndolo en lo más profundo de su corazón.
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Dulce inocencia
FanfictionLena, miembro de la distinguida aristocracia vampírica de Inglaterra, regresó a su majestuosa morada y accedió a prestar su ayuda a Zor-el, uno de los íntimos amigos de su difunto padre. Sin embargo, en un giro inesperado del destino, encontró en su...