Capitulo ocho.

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Kara, la joven dama, se encontraba en un campo lleno de flores, árboles majestuosos, fuentes y un lago sereno. Era una escena sacada directamente de los cuentos de hadas, donde cada detalle estaba hecho al gusto y sueño de Kara.

El campo estaba cubierto de una alfombra de flores en tonos suaves y vibrantes. Rosas, lirios y margaritas se entrelazaban entre sí, creando un espectáculo de colores y fragancias embriagadoras. Cada pétalo parecía brillar con una luz mágica, como si estuvieran imbuidos de los deseos y sueños de Kara.

Los árboles que rodeaban el campo eran altos y frondosos, con ramas entrelazadas que formaban un dosel natural. Sus hojas susurraban melodías suaves mientras el viento las acariciaba, creando una sinfonía tranquila y mágica. Los rayos del sol se filtraban a través de las hojas, creando destellos de luz que bailaban en el suelo.

En el centro del campo, una fuente de mármol blanco emanaba agua cristalina que caía en cascada. El sonido del agua al caer era como una melodía celestial, llenando el aire con una sensación de paz y armonía. Los destellos del sol se reflejaban en el agua, creando un juego de luces y sombras que parecían bailar al ritmo de los sueños de Kara.

Al otro lado del campo, se encontraba un lago sereno y tranquilo. Sus aguas eran cristalinas y reflejaban el cielo azul como un espejo. En la orilla del lago, había un pequeño muelle de madera, donde Kara podía sentarse y contemplar la belleza del paisaje. Los nenúfares flotaban delicadamente en la superficie del agua, como pequeñas joyas flotantes.

Cada detalle de este escenario de cuento de hadas había sido creado al gusto y sueño de Kara, la joven dama. Cada flor, cada árbol, cada fuente y cada rincón del lago habían sido cuidadosamente seleccionados y diseñados para cumplir sus deseos más profundos.

Kara se encontraba allí, en medio de este paisaje mágico, con los ojos brillantes de emoción y asombro. Era como si hubiera sido transportada a un mundo de ensueño, donde los sueños se hacían realidad y la magia estaba en el aire.

En ese momento, Kara sonrió, sabiendo que este lugar era un reflejo perfecto de su corazón y sus sueños. Era un regalo especial, creado para ella, donde podía sumergirse en la belleza de la naturaleza y encontrar la paz y la felicidad que siempre había anhelado.

 Era un regalo especial, creado para ella, donde podía sumergirse en la belleza de la naturaleza y encontrar la paz y la felicidad que siempre había anhelado

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Kara, se encontraba vestida de novia en la moda de la época, era una visión de elegancia y refinamiento. Su vestido de novia estaba inspirado en los estilos de la época, con detalles y elementos característicos de la moda victoriana.

El vestido de Kara era de un blanco puro, confeccionado en seda satinada y encaje delicado. La parte superior del vestido presentaba un corpiño ajustado, resaltando su figura esbelta y femenina. Las mangas eran largas y ceñidas, con encajes intrincados que añadían un toque de sofisticación.

El escote del vestido era alto y modesto, siguiendo las normas de la época victoriana, y estaba adornado con encajes y detalles bordados a mano. El corpiño se extendía hasta la cintura, donde se encontraba una falda amplia y voluminosa.

La falda del vestido era de varias capas, con volantes y pliegues que creaban un efecto de riqueza y opulencia. El encaje se entrelazaba entre los pliegues, añadiendo un toque de delicadeza y belleza al conjunto. El largo del vestido llegaba hasta el suelo, cubriendo los pies de Kara con una elegancia regia.

Para complementar su atuendo, Kara llevaba un corsé ajustado, que realzaba su figura y le daba una postura impecable. El corsé estaba decorado con detalles de encaje y cintas de satén, resaltando su cintura y acentuando su silueta.

Su velo, largo y elaborado, estaba hecho de tul y encaje, adornado con pequeñas perlas y detalles bordados a mano. El velo caía desde su peinado, cubriendo su rostro con un aire de misterio y añadiendo un toque de romanticismo a su apariencia.

Kara llevaba en sus manos un ramo de flores frescas y fragantes, cuidadosamente seleccionadas para simbolizar amor y pureza. El ramo estaba envuelto en cintas de satén y encaje, complementando el estilo y la estética del vestido.

Con cada paso que daba, Kara irradiaba la elegancia y la gracia. Su vestido de novia capturaba la esencia de la moda, con detalles exquisitos y una atención meticulosa a cada aspecto.

Lena, también se encontraba vestida de novia, deslumbraba con un atuendo que reflejaba su personalidad única y su estilo distintivo. Su vestido de novia estaba diseñado con gran atención a los detalles, resaltando su belleza y carisma.

El vestido de Lena era una obra maestra de la alta costura victoriana. Confeccionado en seda suave y delicada, el vestido abrazaba su figura con elegancia y gracia. La parte superior del vestido presentaba un escote ligeramente más atrevido, realzando la feminidad y la confianza de Lena.

El corpiño del vestido estaba adornado con encajes intrincados y delicados bordados a mano. Los detalles de encaje se extendían por las mangas largas y ceñidas, añadiendo un toque de sofisticación y romanticismo. El corpiño se ajustaba perfectamente a su figura, realzando sus curvas de manera sutil y elegante.

La falda del vestido era amplia y fluida, con capas de tela que caían en cascada hasta el suelo. Cada capa estaba adornada con encajes y detalles florales, creando un efecto de movimiento y ligereza. El diseño de la falda resaltaba la gracia y la feminidad de Lena, mientras caminaba con confianza y seguridad.

El vestido de Lena también incluía detalles personalizados que reflejaban su gusto y personalidad. Cintas de satén en tonos suaves y delicados se entrelazaban en la cintura, añadiendo un toque de color y originalidad al conjunto. Pequeñas perlas y cristales brillantes se dispersaban por todo el vestido, capturando la luz y añadiendo un brillo sutil.

Para complementar su atuendo, Lena llevaba un velo de encaje suave y transparente, que caía graciosamente desde su peinado elaborado. El velo estaba decorado con pequeñas flores y detalles bordados a mano, añadiendo un toque de romanticismo y feminidad.

En sus manos, Lena sostenía un ramo de flores exóticas y vibrantes, cuidadosamente seleccionadas para reflejar su personalidad audaz y aventurera. El ramo estaba envuelto en cintas de seda en tonos intensos, complementando el estilo y la estética del vestido.

Cuando ambas damas se encontraron, una risa de complicidad llenó el aire, notando una cierta familiaridad en sus atuendos. Sin embargo, decidieron continuar con la ceremonia en total privacidad. Lena, con voz suave pero llena de emoción, leyó sus promesas y sueños, mientras Kara, con su humor característico, añadió un toque de alegría y risas al ambiente. Al finalizar, sellaron su compromiso con un beso tierno, un momento cargado de amor y felicidad.

Luego, caminaron hacia un lugar más apropiado, donde una mesa llena de exquisitas comidas, libros y música esperaban por ellas. Disfrutaron cada instante, entre risas, bailes y juegos, sumergiéndose en la alegría del momento. Fue entonces cuando Lena decidió llevar la pasión a otro nivel, capturando nuevamente los labios de su ahora esposa en un beso lleno de emociones intensas.

En un descuido del momento, Kara se cortó con un cuchillo cercano, dejando una herida visible pero no grave. El aroma de la sangre fue captado por Lena, quien tomó el dedo de Kara y lo llevó a sus labios, limpiándolo con delicadeza. Fue en ese instante que la sorpresa se apoderó de Kara, al descubrir los colmillos de su amada esposa.

La dama se quedó perpleja, observando los colmillos de Lena con asombro y curiosidad. Sentimientos encontrados se agolparon en su pecho, pero la confianza y el amor que compartían prevalecieron. Kara se dejó llevar por la pasión y la entrega, entregándose a su esposa sin reservas.

Sobre las telas extendidas en el césped, Kara y Lena se fundieron en un abrazo íntimo y apasionado. El rubor tiñó las mejillas de la ojiazul mientras las prendas fueron retiradas, revelando la belleza desnuda de ambas. Sus labios se unieron nuevamente en un beso ardiente. Se entregaron la una a la otra con una pasión desbordante, explorando juntas un nuevo sus deseos, más profundos.

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Habitación matrimonial.

Kara: ¿Qué sois, mi señora?

Lena: Soy un ser inmortal, alguien destinado a subsistir a expensas de la sangre ajena.

Kara: ¿Hacéis daño a otros?

Lena: Les arrebato la vida, únicamente. - Sonrió. -

Kara: ¿Me arrebataréis la vida a mí?

Lena: Jamás, mi amada.

Kara: Moriré y vos viviréis eternamente, me parece una injusticia.

Lena: La vida es injusta, pero a veces se presentan oportunidades para usarla en nuestro favor.

Kara: ¿A qué os referís, mi señora?

Lena: Puedes ser como yo, puedo transformarte y así estaremos juntas por siempre.

Kara: Hacedlo entonces.

Dulce inocenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora