Capitulo doce.

1.1K 162 11
                                    


Anastasia, inmortalizada en los recuerdos de quienes la conocieron, era una joven de espíritu rebelde y valiente. No temía desafiar las convenciones establecidas y siempre seguía su propio camino, sin importar las dificultades que pudieran surgir en su camino. Su personalidad posesiva y celosa en sus relaciones cercanas revelaba su profundo amor y preocupación por las personas que consideraba importantes en su vida. Aunque a veces le costaba dar espacio y confiar plenamente en los demás, su intención siempre era proteger y cuidar a aquellos a quienes amaba.

Detrás de su naturaleza posesiva, Anastasia también poseía un encanto gracioso y divertido. Su gran sentido del humor iluminaba cualquier ambiente, siempre lista para contar chistes y hacer reír a los demás con su ingenio y ocurrencias. Su capacidad para alegrar los corazones de aquellos a su alrededor era una cualidad que la hacía memorable.

Anastasia valoraba su libertad por encima de todo y buscaba vivir la vida al máximo. No le gustaba sentirse limitada o controlada, siempre anhelando nuevas experiencias y la oportunidad de expresarse de manera auténtica. Su espíritu libre la llevaba a buscar aventuras y a disfrutar de la emoción de lo desconocido, dejando una huella de valentía en su camino.

Aunque Anastasia podía mostrar momentos de mal humor, en los que se sentía frustrada o irritada, su espíritu alegre y optimista siempre prevalecía. Su capacidad para superar rápidamente esos momentos de irritabilidad y volver a su estado alegre era un reflejo de su resiliencia y su deseo de encontrar la felicidad en cada situación.

Por otro lado, Kara era una joven tranquila y serena. Con una naturaleza apacible, encontraba la paz interior incluso en situaciones estresantes. Su educación refinada y su sed de conocimiento la convertían en una compañía fascinante. Siempre mostraba un trato amable y educado hacia los demás, reflejando su valoración de las buenas maneras.

Kara disfrutaba de la lectura y la exploración intelectual, siempre ansiosa por adquirir nuevos conocimientos. Su elegancia y refinamiento se manifestaban en su forma de ser y de vestir, mostrando un gusto exquisito. Aunque era una persona tranquila, no era sumisa en su totalidad. Tenía una fortaleza interior y una determinación que la impulsaban a luchar por lo que consideraba justo.

Alegre y feliz, Kara poseía una sonrisa contagiosa que iluminaba cualquier habitación en la que se encontraba. Encontraba la felicidad en los momentos simples y significativos de la vida. Su corazón generoso la impulsaba a ayudar a los demás, mostrando empatía y compasión hacia quienes la rodeaban.

Aunque había una diferencia significativa entre Anastasia y Kara, ya que Anastasia no visualizaba su vida sin su independencia y libertad, mientras que Kara encontraba su mayor felicidad en hacer feliz a Lena, complaciendo sus deseos y expectativas. Aun así, ambas jóvenes dejaron una huella imborrable en aquellos que tuvieron la suerte de conocerlas.

Lena había recuperado su felicidad al tener a Kara nuevamente a su lado. Sin embargo, lo que menos esperaba era que Kara le revelara que tenía todos los recuerdos de su vida pasada, tanto los de Anastasia como los suyos propios. Mientras su cuerpo había permanecido dormido, su alma se había adaptado a fusionar los fragmentos que habían sido arrebatados el día que Anastasia murió. Ahora, Kara tenía su alma completa y estaba ansiosa por explorar este nuevo mundo.

Lena le contó con detalle cómo todo había cambiado en su ausencia. Le habló sobre cómo el amor entre ellas era ahora bien visto y aceptado, y cómo la tecnología había avanzado de manera sorprendente. También compartió cómo las tradiciones ya no se imponían sobre el amor y cómo había asumido un nuevo rol con poder y responsabilidades.

Sin embargo, Kara deseaba ver todo esto por sí misma. Así que, un día después del desayuno, le pidió a Lena que la llevara a explorar el mundo exterior. Lena, con ciertas dudas pero con amor y aceptación, accedió a su petición. Seleccionó prendas para Kara que cubrieran su cuerpo y que fueran de un color blanco, simbolizando la pureza. Pero para sorpresa de Lena, Kara rechazó la idea, argumentando que debía tener color y expresión.

Este rechazo provocó una ola de confusión en Lena. Nunca antes Kara se había negado a sus elecciones. Incluso cuando se trataba de zapatos y joyas, Kara seguía mostrando desacuerdo. Lena se encontraba desconcertada y se preguntaba qué había cambiado en Kara para que ahora rechazara su estilo y sus elecciones.

Mientras marchaban hacia la oficina, Kara tomó la iniciativa y tomó la mano de su esposa, un acto que sorprendió y tomó por sorpresa a Lena. Al ingresar a la oficina, Jess, la asistente de Lena, se acercó para entregarle unos documentos. Lena pudo observar cómo los celos se reflejaban en los ojos de Kara. Después de que la asistente se retirara, Kara preguntó.

Kara: ¿Por qué te tocó?

Lena: Porque tenía que entregarme los papeles, no pueden flotar en el aire.

Kara: ¿Sabe quién soy?

Lena: No, no lo sabe.

Kara: ¿Y el mundo lo sabe?

Lena: No, aún no lo sabe.

Kara: Quiero que el mundo sepa que soy tu esposa, Lena. Que tú eres mía. - Se acerca a Lena y la acorrala suavemente contra el escritorio. - Mi esposa. - Kara besa sus labios con pasión para después observarla intensamente. - Solo mía. - Sus manos descienden hacia los botones de la blusa de Lena.

Lena: No podemos hacerlo aquí, Kara.

Kara: Te he extrañado durante una eternidad, te amo Lena y necesito sentir que eres mía, que perteneces a mí.

Lena: Kara... - Lena besa los labios de Kara, sorprendida por su intensidad y pasión. - Me sorprendes.

Kara: ¿Por qué?

Lena: Mi esposa solía actuar así solo cuando lo deseaba.

Kara: Ahora tu esposa actuará de manera diferente. - Kara desliza la tela de su vestido, dejándose desnuda. - Y tú lo aceptarás. - Kara besa los labios de Lena con fervor.

Dulce inocenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora