Cuando Kara quedó atrapada en ese sueño eterno, todo en Lena se desmoronó por completo. Su cordura se desvaneció y fue consumida por una mezcla de desesperación y furia.
Los intensos sentimientos que la invadieron se manifestaron en llantos desgarradores y actos de violencia. Los humanos que se cruzaban en su camino, sus presas, no morían de manera tranquila, sino que eran destrozados sin piedad. Sus cuerpos eran esparcidos por el suelo de Inglaterra, y el miedo se apoderó de la humanidad durante muchos años.
Sin embargo, la llegada del invierno marcó el fin de esa pesadilla luego de diez años de gran terror.
Lutessa, enviada por la orden, se adentró en el bosque que rodeaba la propiedad de su hermana. Caminó sobre la alfombra de nieve, enfrentando los peligros que la naturaleza le presentaba. Al entrar, fue recibida por Samantha, la fiel servidora de Lena, quien no ocultó su sorpresa y le indicó dónde podía encontrar a su pequeña hermana. Fue entonces cuando Lutessa presenció el acto más atroz, donde se mezclaban el amor y la crueldad. Kara yacía en su lecho, rodeada de flores traídas de los lugares más remotos. En la habitación contigua, una habitación repleta de libros que Lena le había leído noche tras noche, junto a la pared de libros se escuchaba una melodía, una canción demasiado suave. Y al final, al otro lado de la habitación, Lena se encontraba en una bañera, extrayendo su propia sangre para mantener con vida a la joven atrapada en un sueño sin retorno aparente.
Lena arriesgaba su propia vida al darle ese líquido vital a su amada. En ese momento, Lutessa hizo acto de presencia, y Lena no dudó en atacarla. A pesar de su locura, recordaba todo y temía que Lutessa intentara hacerle daño nuevamente. Sin embargo, Lutessa no estaba allí para eso, sino para ofrecerle su ayuda antes de que los actos desesperados de Lena pusieran fin a su propia inmortalidad.
Fue así como todo cambió aquel día. Aunque el invierno seguía siendo el clima en el que Lena habitaba durante muchos siglos, ya nada era igual. A pesar de haber aceptado utilizar la tecnología de la orden para mantener con vida a su amada, Kara seguía atrapada en ese mundo de ensueño, lo cual solo le causaba más sufrimiento. Lena no lograba entender por qué aquel intento desesperado de unir sus vidas había tenido un resultado tan cruel y trágico. Buscaba respuestas, pero no encontraba más que dolor.
Lutessa sentía compasión por ambas, sabiendo que este nuevo golpe era otro obstáculo para Lena. Una vez más, se encontraba en el límite de vivir su eternidad sumida en una profunda soledad.
Lutessa: Debes ser fuerte, Lena.
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Dulce inocencia
FanfictionLena, miembro de la distinguida aristocracia vampírica de Inglaterra, regresó a su majestuosa morada y accedió a prestar su ayuda a Zor-el, uno de los íntimos amigos de su difunto padre. Sin embargo, en un giro inesperado del destino, encontró en su...