Capitulo quince.

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Muchos años después...

La noche estaba envuelta en un aire de intriga y anticipación mientras los invitados llegaban a la majestuosa mansión en Inglaterra, donde se celebraría la fiesta de máscaras. El escenario inglés le daba un toque de elegancia y sofisticación al evento.

El lugar estaba decorado con exquisito gusto, con cortinajes de terciopelo y candelabros de cristal que iluminaban el salón principal. Los jardines ingleses, meticulosamente cuidados, añadían un encanto adicional a la atmósfera de la fiesta.

La música suave y enigmática llenaba el ambiente, creando una atmósfera mágica. Los invitados, elegantemente vestidos con trajes de época, se paseaban por el salón, luciendo sus hermosas máscaras que ocultaban sus identidades.

La diversidad de máscaras era impresionante. Había máscaras venecianas con plumas y detalles dorados, máscaras de animales exóticos y máscaras con diseños abstractos y coloridos. Cada una de ellas reflejaba la personalidad y el estilo único de su portador.

Mientras los invitados disfrutaban de exquisitos bocados y bebidas, se formaban pequeños grupos de conversación. Las risas y los susurros llenaban el salón, mientras todos intentaban adivinar quién se encontraba detrás de cada máscara intrigante.

De repente, la música cambió a un ritmo más animado y la pista de baile se llenó de parejas danzando con gracia y elegancia. El baile era una mezcla de movimientos clásicos y contemporáneos, creando un espectáculo hipnotizante para los ojos de los presentes.

A medida que avanzaba la noche, la atmósfera se volvía más intensa y enigmática. Los invitados se sumergían en el juego de la seducción y el misterio, mientras intentaban descubrir las identidades ocultas detrás de las máscaras.

La fiesta de máscaras continuó hasta altas horas de la madrugada, dejando en los invitados una sensación de magia y encanto. Fue una noche inolvidable llena de enigmas, romance y diversión, donde las máscaras permitieron a todos sumergirse en un mundo de fantasía y misterio.

Lena Luthor, una mujer de incomparable elegancia y sofisticación, decidió organizar una fiesta de máscaras en honor a su amada esposa, Kara Zor-el. La majestuosa mansión en Inglaterra se transformó en el escenario de una escena única, sacada de los libros de cuentos más románticos.

Lena hizo su entrada triunfal en la fiesta con un atuendo que deslumbraba a todos los presentes. Su vestido, confeccionado con los más exquisitos tejidos y adornado con detalles de encaje y pedrería, parecía haber sido diseñado especialmente para ella. La máscara que cubría su rostro añadía un toque de misterio y encanto a su apariencia, atrayendo todas las miradas.

Cuando llegó el momento del baile, Lena tomó la mano de Kara con delicadeza y la condujo hacia el centro de la pista. El ambiente se llenó de una expectación silenciosa mientras los invitados observaban con admiración a la pareja que parecía haber sido sacada de un cuento de hadas.

La música comenzó a sonar, una melodía cautivadora que parecía susurrar al oído de los enamorados. Lena y Kara se movieron con una gracia y una armonía que dejaban sin aliento a todos los presentes. Cada paso, cada movimiento, era una expresión de su amor inquebrantable y de la conexión profunda que compartían.

Sus cuerpos se deslizaban por la pista de baile como si estuvieran flotando en el aire, creando una imagen que parecía sacada de un sueño. Los demás invitados, hipnotizados por la escena, apenas podían apartar la mirada de la pareja que irradiaba una belleza y una pasión sin igual.

El resto del mundo parecía desvanecerse mientras Lena y Kara se entregaban por completo al baile. Sus ojos se encontraban en un lenguaje silencioso, transmitiendo un amor y una complicidad que trascendían las palabras. En ese momento, solo existían ellas dos, envueltas en la magia de la música y la intensidad de su amor.

Dulce inocenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora