Había un olor que se me hizo conocido, olía fresco. Era un dolor delicado, dulce casi como rosas.
Ese aroma me recordaba a mi dama. Traté de despertar, pero mli cuerpo humano no respondía, estaba cansado, esa sería la palabra, el roce de la ropa incluso me torturaba, mi piel estaba sensible. Sentí presión en los labios, ese aroma llegó de nuevo con más fuerza a mi nariz. Quise abrir los ojos pero mis párpados estaban muy pesados, mi cuerpo parecía no ser el mío, pues cada orden que le daba no respondía, era frustrante. Mi cuerpo estaba en esa habitación pero mi mente estaba lejos, muy lejos en otro lugar.
Pelea por ella Nahek, pelea por ella, me repetía a mi mismo, aunque cada latido dolía tanto, quemaba. El aire entrando por mi nariz era todo un suplicio.
Después de pelear conmigo mismo pude abrir los ojos solo para darme cuenta que Adara se había ido, apenas vi su cabello y cómo desaparecía.
Tenía miedo de perderla y sabía que era una posibilidad, porque nadie podía quedarse con alguien que solo lastima y que no sabe cómo amar. Y no sabía cómo amar a Adara.
Tenía que comenzar conmigo por entenderme, pero no quería mirar en mi pasado. De pronto la idea de ver feliz a Adara con Leo no era una idea tan mala. Leo sabía amar, daría muchas cosas por ella. Y aunque es solo un humano él haría todo por ser lo mejor para ella. ¿Por qué no podía ser esa mejor versión de mí mismo?
La mujer del destino tenía razón en algo, el odio no era el enemigo del amor sino el miedo. Y mi miedo no me dejaba amar, no me dejaba ser libre, era prisionero de mi miedo. ¿Qué me impedía salir de aquí?
Esa luz y el aroma se fueron, volví a ese lugar oscuro del que no podía salir, la soledad. Al menos ahí había estado este tiempo en soledad, pero ni estar solo y aislado por completo, ni siquiera lejos de las almas que solía ayudar, hacían más fácil volver con Adara.
Era un cobarde y esa cobardía, tal vez con mi orgullo eran fatales para nuestro amor. Sin darme cuenta me había dejado derrotar, no quería volver y saber que mi dama pensaba que era un cobarde, que realmente todos tuvieron razón al decir que ella no era para mí, menos después de ver la diosa en la que se había convertido, tal vez no era una diosa por derecho, sino por ser mi dama, un derecho adquirido posteriormente, pero definitivamente ella se había ganado por mucho ser la reinante del Mictlán.
Me senté en aquel lugar oscuro, y dejé que mi mente se fuera al pasado, sentí la sangre en mi manos. Miraba el rostro de dolor y de odio por haberme llevado a sus seres queridos.
Vi a varias personas también anhelando mi llegada, aunque no podía entender la razón de anhelarme, mi egoísmo los tenía en un lugar especial, pues no me temían, me llamaban, me veían como un descanso y una paz que su corazón, su mente deseaban, una paz para un alma atormentada en la tierra.
Había muchas imágenes de una vida que se me hacía ajena, batallas, sangre.
Dolor, la escena era de varios dioses, frente a una estela de estrellas, al morir estos pasaban a ser parte de ese polvo estelar, eran polvo de estrellas, así que a pesar de ser un campo de sangre, una sangre roja y caliente como la humana, una vez que morían parecían convertirse en una estela de polvo brilloso que se elevaba al cielo, al universo.
Aunque ahora lo veía desde otra perspectiva, desde lo que ahora era, me podía dar cuenta que realmente no sentía nada, me había convertido en un feroz guerrero y tal vez no podía lidiar con la culpa.
Veía a través de sus ojos y me daba cuenta que dé alguna forma había endurecido su corazón para no pensar en las vidas que tomaba.
La escena que recordé fue de un dios, no podía recordar del reino que provenía, pero si su rostro estaba lleno de ira, de dolor. Sus ojos eran oscuros pues algo parecía vivir dentro de él, algo ajeno a esos dioses, a nuestro mundo, una especie de oscuridad.
![](https://img.wattpad.com/cover/49268283-288-k509366.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Así Muere Un Ángel
FantasyLIBRO 2 Cuando la oscuridad sea necesaria para salvar al mundo: Deberás rendirte a tus deseos y pensamientos más oscuros. Desearás ser la mujer que nunca debiste ser. La oscuridad se volverá tu aliada, tu consejera y también tu perdición. ¿Serías c...